La Policía de Tucumán adora cada jueves a Jesús Sacramentado



San Miguel de Tucumán (AICA): Desde fines de mayo, en la jefatura de la Policía provincial funciona un oratorio en el que los jueves, de 6 a 24, los efectivos de la fuerza de seguridad se turnan para adorar al Santísimo Sacramento. La apertura de este espacio de oración fue promovida por la Pastoral de Policía de la arquidiócesis de Tucumán, que también acompaña e invita a retiros y espacios de reflexión que ayuden a los efectivos y a sus familias a crecer en la vida espiritual y mirar desde otra óptica el servicio que realizan para la comunidad.

Desde fines de mayo, en la jefatura de la Policía provincial funciona un oratorio en el que los jueves, de 6 a 24, los efectivos de la fuerza de seguridad se turnan para adorar al Santísimo Sacramento. Lo hacen acompañando su exposición desde alguno de los bancos de la iglesia, afuera de la capilla, de uniforme o de civil.

La adoración se realiza a lo largo del día pero cada hora debe estar cubierta por lo menos por uno de ellos, el cual, hasta que llegue quien lo releve, no abandona la presencia del Santísimo. Y si alguien, por alguna razón, no puede asistir, cuenta con otro policía que lo cubrirá.


Analía Marcial es la encargada de preparar los detalles el día anterior. Pone el mantel y las velas en una especie de altar, a la altura del sagrario, donde estará expuesta la Eucaristía. Al llegar, los adoradores entran en un clima de silencio y recogimiento y así permanecen hablándole a Cristo.


"Hace cinco meses perdí a mi hijo. Converso con Jesús y eso me trae mucho alivio", cuenta Julia Bazán, agente que trabaja en el Registro Nacional de Armas (Renar). Según Mercedes Torres, otra de las policías adoradoras, la relación estrecha con Cristo la ayudó con su familia y también con su trabajo. Todos coinciden en que han cambiado en el trato con la gente y que les sirve para no olvidarse de que lo que hacen es brindar un servicio.


A poco tiempo de instalado el oratorio, aseguran que las gracias ya comenzaron a multiplicarse. Desde hace dos meses, como parte de la Pastoral de la Policía, tres oficiales retirados visitan todos los miércoles a los agentes presos. "Les hablamos, leemos el Evangelio, oramos y los escuchamos", cuenta Víctor Zamorano, exjefe de la Brigada de Investigaciones. “El cambio en la actitud de los presos fue notable", resalta.


La promoción de un espacio de adoración eucarística surgió ante las dificultades que muchas veces enfrentan los efectivos de seguridad, que en cada jornada exponen sus vidas y entran en contacto con conflictos severos. "Desde aquí buscamos la conversión de toda la Policía. Así como nos instruyen en el manejo de armas, en la Pastoral se les enseña a amar a Dios", agrega el presbítero Horacio Alfredo Gómez, el capellán que propició la instalación del oratorio.


Desde la Pastoral, los policías tienen la posibilidad de participar en retiros espirituales, acampadas de fe y cursos de noviazgo. Al momento, nueve parejas consagraron su amor en el sacramento del matrimonio.


Si bien aclaran que hace décadas que existe una Pastoral, nunca estuvo tan activa y comprometida como ahora. Ellos no descartan que esto se deba a la apertura del oratorio. Dicen que les gustaría que vinieran más compañeros y que también los visitaran sus familias.


Para Lorena Ramírez, una joven policía de 32 años, el oratorio fue la posibilidad de retomar su espiritualidad. "Siempre fui a un grupo de catequesis pero después, entre el trabajo y los hijos, me fui alejando. Estar aquí me da serenidad y ves la vida con otra perspectiva", afirma. La mayoría reconoce que esperan que llegue el jueves con ansias.


Casi siempre el testimonio del adorador se contagia a la familia. Claudia Torres de Racedo es la esposa del jefe de Policía y también es adoradora. "Ella es nuestro comodín", bromea uno de los policías. Al trabajar en la jefatura, ella es la que muchas veces cubre a alguno cuando por algo no pueden asistir. A veces la acompaña su marido y su hijo de 18 años. "Uno busca la perseverancia, que es una manera de crecer espiritualmente -afirma Torres de Racedo-. Es lo que te lleva a reflexionar y a buscar el camino correcto".+



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