Lumen Fidei, explicada por el obispo de Mar del Plata



Mar del Plata (Buenos Aires) (AICA): El obispo de Mar del Plata, monseñor Antonio Marino, presentó para la comunidad diocesana la primera encíclica del papa Francisco, Lumen Fidei. Ante un nutrido auditorio, reunido en el aula ¨Cardenal Pironio¨ del CEDIER, expuso junto al presbítero Luis Albóniga los aspectos más importantes del documento.

El obispo de Mar del Plata, monseñor Antonio Marino, junto al presbítero Luis Albóniga, párroco de San Pío de Pietrelcina, presentó para la comunidad diocesana la primera encíclica del papa Francisco, Lumen Fidei. Ante un nutrido auditorio, reunido en el aula "Cardenal Pironio" del CEDIER, expusieron los aspectos más importantes del documento.

Monseñor Marino concentró su exposición en la introducción y en los dos primeros capítulos. “El Papa llama a recuperar el carácter luminoso, racional, propio de la fe”, expresó en el inicio. "La fe es luz. Tiene que ver con la verdad y con el amor; también con la visión". Y más adelante señaló: “Que la fe tenga que ver con el amor no quita a la fe su valor de objetividad. Creemos porque amamos".


"El que cree tiene una certeza muy especial, que no es como la certeza de la ciencia empírica o del saber por demostración, sino que se funda en la confianza que inspira la persona a la cual se cree", señaló monseñor Marino, y continuó diciendo: “Incluso en la convivencia, sin una fe natural, que todo el mundo tiene, sería ficticia toda relación interpersonal e imposible la vida en sociedad”.


"En un sentido fe y visión se excluyen, en otro se implican -explicó-. La fe permite ver porque los que recibimos el don de la fe interpretamos la vida de una manera diferente, vemos más en profundidad. Vemos con los ojos de Cristo. Con su fe, el creyente interpreta la realidad de todos los días pero con una luz nueva, regalada por Dios”. Hacia el final aludió al crecimiento en la fe, cuando ésta carece de apoyos sensibles: la fe tiene que ir madurando, y es en la oscuridad donde se acrisola”, haciendo referencia a los obstáculos o adversidades de la vida.


A lo largo de su exposición, monseñor Marino fue mostrando la extensa cultura del Papa y su profunda capacidad para entrar en diálogo con los condicionamientos mentales del mundo contemporáneo.


Por su parte el presbítero Luis Albóniga, habló de los capítulos tres y cuatro de Lumen Fidei. "Esta encíclica ‘a cuatro manos’ es un llamado a descubrir la comunión en la Iglesia y la continuidad. Hay que superar antagonismos y saber valorar todo lo que el Espíritu Santo va suscitando. La relación de la fe con el amor es uno de los acentos más bellos de la encíclica. Hemos creído en el amor que Dios nos tiene", enfatizó.


"Por la fe la persona puede salir de sí misma de un individualismo. Este salir de nosotros nos lleva a fundar nuestras relaciones de manera sólida y consistente. Esta luz de la fe, donde el nosotros eclesial, edifica la gran familia humana. La Iglesia es el ambiente vital de la fe", destacó el sacerdote.


"La fe es un elemento esencial del bien común, es un don para todos los hombres, para que puedan fundar sus relaciones en el amor de Dios. La encíclica es un llamado a la responsabilidad histórica de los creyentes, para que la manifestación pública de la fe contribuya a la edificación de una sociedad fraterna", referenció el sacerdote.


Por último, el padre Albóniga se refirió a la fe que conforta en el sufrimiento: "La fe nos abre a una persona que nos acompaña, y abre en la historia de nuestro sufrimiento, un resquicio de luz. Sólo la luz que viene de Dios puede ofrecer esperanza frente a cada mal que aflige al hombre".+



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