Mons. Poli ordenó seis nuevos presbíteros porteños

Mons. Poli ordenó seis nuevos presbíteros porteños




Buenos Aires (AICA): El arzobispo de Buenos Aires y primado de la Argentina, monseñor Mario Aurelio Poli, ordenó sacerdotes a seis diáconos de la arquidiócesis de Buenos Aires, el sábado 16 de noviembre, en el templo parroquial de San Benito Abad (Villanueva 903). Los nuevos sacerdotes son Facundo Fernández Buils, de 30 años; Guido Petrazzini, de 30; Damián José Reynoso, de 32; Silvio Eduardo Rivera, de 44; Pablo Mariano Martín Rodríguez Alarcón, de 38, y Matías Viñas, de 30 años. Concelebraron la misa con el arzobispo, los obispos auxiliares Joaquín Mariano Sucunza, Eduardo H. García, Enrique Eguía Seguí, Vicente Bokalic CM, Raúl Martín, obispo electo de Santa Rosa, Luis Alberto Fernández, obispo electo de Rafaela. También concelebraron los obispos Horacio Benites Astoul, auxiliar emérito de Buenos Aires; Adolfo Armando Uriona FDP, obispo de Añatuya y Luis Teodorico Stöckler, obispo emérito de Quilmes.

El arzobispo de Buenos Aires y primado de la Argentina, monseñor Mario Aurelio Poli, ordenó sacerdotes a seis diáconos de la arquidiócesis de Buenos Aires, el sábado 16 de noviembre, en el templo parroquial de San Benito Abad (Villanueva 903).

Los nuevos sacerdotes son Facundo Fernández Buils, de 30 años; Guido Petrazzini, de 30; Damián José Reynoso, de 32; Silvio Eduardo Rivera, de 44; Pablo Mariano Martín Rodríguez Alarcón, de 38, y Matías Viñas, de 30 años.


La ceremonia, cuya iniciación estaba prevista para las 11 y empezó poco después, se extendió hasta pasadas las 13.10, cuando concluyó entre aplausos y vivas a los nuevos presbíteros.


La gente que llenaba el templo siguió con atención la liturgia, arrodillándose casi todos cuando estando los ordenandos postrados en el suelo en señal de humildad, se entonaba lentamente el canto de letanías invocando la asistencia de los santos, para concluir luego con “¡Cristo escúchanos!”.


Antes de ser ordenados por el arzobispo, todos los obispos y sacerdotes participantes pasaron a imponer sus manos sobre los ordenandos, mientras el coro cantaba el himno Veni Creator Spiritus.


Concelebraron la misa con el arzobispo, los obispos auxiliares Joaquín Mariano Sucunza, Eduardo H. García, Enrique Eguía Seguí, Vicente Bokalic CM, Raúl Martín, obispo electo de Santa Rosa, Luis Alberto Fernández, obispo electo de Rafaela. También concelebraron los obispos Horacio Benites Astoul, auxiliar emérito de Buenos Aires; Adolfo Armando Uriona FDP, obispo de Añatuya y Luis Teodorico Stöckler, obispo emérito de Quilmes..


A las 12.35, el arzobispo impuso las manos sobre los ordenandos consagrándolos sacerdotes. La consagración del Cuerpo y la Sangre del Señor, por todos los obispos y sacerdotes concelebrantes, incluidos los recién ordenados, se produjo a las 12.45 y luego la distribución de la Eucaristía se extendió largamente.


En el momento correspondiente, llevaron las ofrendas al altar Mabel Busana, secretaria del Seminario Arquidiocesano de Villa Devoto, y Rubén Ulrich, del personal del mismo seminario.


Se leyó una bendición apostólica del papa Francisco, en un texto firmado por el nuncio apostólico, monseñor Emil Paul Tscherrig.


Hubo una mención especial, con un cálido aplauso, hacia el final para dos obispos auxiliares que pronto dejarán la arquidiócesis porteña para asumir los obispados de Rafaela (monseñor Luis Alberto Fernández) y Santa Rosa, La Pampa (monseñor Raúl Martín).


Antes de concluir la celebración, los nuevos sacerdotes se acercaron a una imagen de la Virgen para poner en sus manos su ministerio.


Luego, en la esquina de las calles Villanueva y Maure los fieles dieron rienda suelta a los saludos a los recién ordenados, hubo algarabía, cánticos, aplausos.


Para acompañar al presbítero Facundo Fernández Buils en su ordenación vino una delegación de quince personas de una parroquia de San Pablo, Brasil, acompañadas por el párroco, el presbítero Alecio Ferreira. Querían mostrarle su afecto, ya que siendo diácono Facundo paró en esa parroquia con jóvenes argentinos en los días previos a la Jornada Mundial de la Juventud, en Río.


Los seis nuevos sacerdotes habían sido ordenados diáconos por monseñor Joaquín Mariano Sucunza, el 16 de marzo de 2013, en el mismo templo parroquial de San Benito Abad, apenas tres días después de que el arzobispo de Buenos Aires, cardenal Jorge Mario Bergoglio, fuese elegido obispo de Roma y sucesor en la cátedra de San Pedro con el nombre de Francisco.


Pese al cúmulo de responsabilidades y preocupaciones de esos días, el papa Francisco no se olvidó de la ordenación diaconal de seis seminaristas de la que fue su arquidiócesis, y se hizo tiempo para escribir de su puño y letra una paternal carta que envió por fax a monseñor Sucunza, con pedido de que la leyera en la ceremonia de ordenación.


En la misiva se dirigía a los nuevos diáconos a quienes llamó “queridos hijos y hermanos”, y les pidió que “no sean diáconos de alquiler o funcionarios”, porque “la Iglesia no es una ONG”, y les deseó “que en el servicio les vaya la vida”.



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