El obispo de Formosa llama a instaurar la paz y la fraternidad



Formosa (AICA): El obispo de Formosa, Mons. José Vicente Conejero, señaló en su nota editorial con motivo del comienzo de un nuevo año y de la Jornada Mundial de la Paz, que 2014 se nos presenta con muchos desafíos pero también con esperanza, porque si cada uno de nosotros contribuimos a purificar nuestra conciencia, a renovar la política y la economía -nobles actividades humanas para el servicio y no para el poder y lucro-, y construimos una Iglesia pobre, la Familia de los hijos Dios en la que como hermanos vivimos en comunión y en alegría, habremos aportado, desde nuestra pobreza y pequeñez, a la PAZ entre los hombres y a la instauración de la fraternidad universal.

El obispo de Formosa, monseñor José Vicente Conejero Gallego, señaló en su nota editorial con motivo del comienzo de un nuevo año y de la Jornada Mundial de la Paz, que el año 2014 se nos presenta con muchos desafíos pero también con mucha esperanza, porque si cada uno de nosotros contribuimos a purificar nuestra conciencia, a renovar la política y la economía -nobles actividades humanas para el “servicio” y no para el poder y lucro-, y construimos una Iglesia pobre, la Familia de los hijos Dios, en la que como hermanos vivimos en la comunión y en la alegría, habremos aportado, desde nuestra pobreza y pequeñez, a la PAZ entre los hombres y a la instauración de la fraternidad universal.

“¿Qué hubiera sido de nosotros -dice el prelado en la nota publicada en el periódico diocesano Peregrinanos- si Jesús hubiera rehusado venir al mundo cuando fue enviado por su Padre; a éste nuestro mundo egoísta, violento y fratricida? Permaneceríamos, sin duda, envueltos en las tinieblas y en la oscuridad del pecado y de la tristeza”.


“Pero no, Dios es infinitamente bueno y misericordioso; y Jesús, como su Padre Dios, es compasivo, obediente hasta la muerte y con un amor sin límites. Por nosotros y por nuestra salvación bajó del cielo. Es que el bien y el amor triunfan sobre el mal. Esta es la razón por la cual, a pesar de todo lo que falta aún para instaurar la fraternidad entre los hombres, hay motivo de esperanza y de alegría en la humanidad. Verdaderamente Jesús es nuestro Salvador, Él es nuestra paz”, aseveró monseñor Conejero.


“Al iniciar el nuevo año celebrando la solemnidad de Santa María Madre de Dios y la Jornada Mundial de la Paz, el papa Francisco, en su mensaje ‘La fraternidad, fundamento y camino de la paz’, señala que en la paternidad de Dios está enraizada nuestra fraternidad, porque sin reconocer a un Padre común no es posible aceptar y reconocerse hermanos. Por ello, Jesús, Hijo de Dios e Hijo del hombre, nos revela el verdadero rostro de Dios: Ustedes -dice Jesús- tienen un solo Padre, el Padre celestial, y todos ustedes son hermanos”.


“Y para establecer entre los hombres la paz y la fraternidad universal -señala el obispo-, es necesario orar y trabajar. Hay que pedir este don a Dios y al mismo tiempo colaborar y cooperar con nuestro esfuerzo personal y comunitario. Comencemos por erradicar de nosotros el egoísmo, la ambición y la codicia, que generan tantos males; y la competitividad y ostentación de las riquezas. Desarrollemos una conciencia y trabajo solidarios en favor de todos, especialmente de los más pobres y desfavorecidos. Nuestra condición de hermanos, miembros de la Familia de los hijos de Dios, no nos permite ser indiferentes ante el dolor y el sufrimiento de los demás”.+



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