Francisco dedicó al Bautismo su primera audiencia del año



Ciudad del Vaticano (AICA): El papa Francisco retomó hoy, luego de las fiestas navideñas, las audiencias generales de los miércoles. El Pontífice, comenzó como ya es habitual saludando con detenimiento y atención, a pesar de las bajas temperaturas, a los fieles reunidos en la plaza de San Pedro. Al finalizar el ciclo de catequesis sobre el Credo que desarrolló durante el Año de la fe, en este 2014 el Santo Padre inició un ciclo sobre los sacramentos. Esta mañana, el obispo de Roma habló sobre el bautismo. Y como en otras ocasiones interrogó a los presentes sobre la fecha de su bautismo y les dio la ´tarea´ de averiguarlo para saber ¨cuál es el día tan hermoso del bautismo¨.

El papa Francisco retomó hoy, luego de las fiestas navideñas, las audiencias generales de los miércoles. El Pontífice, comenzó como ya es habitual saludando con detenimiento y atención, a pesar de las bajas temperaturas, a los fieles reunidos en la plaza de San Pedro.

Al finalizar el ciclo de catequesis sobre el Credo que desarrolló durante el Año de la fe, en este 2014 el Santo Padre inició un ciclo sobre los sacramentos. Esta mañana, el obispo de Roma habló sobre el bautismo. Y como en otras ocasiones interrogó a los presentes sobre la fecha de su bautismo y les dio la 'tarea' de averiguarlo para saber "cuál es el día tan hermoso del bautismo".


Texto de la catequesis del Papa

Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!


Hoy comenzamos una serie de catequesis sobre los Sacramentos, y la primera es respecto al Bautismo. Por una feliz coincidencia, el próximo domingo precisamente la fiesta del Bautismo del Señor.


1. El Bautismo es el sacramento sobre el que se sustenta nuestra propia fe y que nos injerta como miembros vivos en Cristo y en su Iglesia. Junto a la Eucaristía y la Confirmación forma la llamada "Iniciación Cristiana", la cual constituye como un único gran acontecimiento sacramental que nos configura al Señor y nos convierte en un signo vivo de su presencia y de su amor.


Pero puede nacer en nosotros una pregunta: ¿es realmente necesario el Bautismo para vivir como cristianos y seguir a Jesús? ¿No se trata en el fondo de un simple rito, un acto formal de la Iglesia para dar el nombre al niño o a la niña? Es una pregunta que puede surgir, ¿no? En este sentido, es esclarecedor lo que escribe el apóstol Pablo: "¿O no sabéis que todos los que hemos sido bautizados en Cristo Jesús, fuimos bautizados en su muerte? A través del bautismo, pues, fuimos sepultados con él en la muerte, para que al igual que Cristo resucitó de los muertos por medio de la gloria del Padre, así también nosotros podamos caminar en una vida nueva". ¡Así que no es una formalidad! Es un acto que afecta profundamente nuestra existencia. No es lo mismo, un niño bautizado o un niño no bautizado. ¡No es lo mismo! No es lo mismo una persona bautizada o una persona no bautizada. Nosotros con el bautismo somos sumergidos en la fuente inagotable de la vida que es la muerte de Jesús, el más grande acto de amor de toda la historia; y gracias a este amor podemos vivir una nueva vida, ya no a merced del mal, el pecado y la muerte, sino en comunión con Dios y con los hermanos.


2. Muchos de nosotros no tienen el más mínimo recuerdo de la celebración de este Sacramento, y es obvio, si fuimos bautizados poco después del nacimiento. Pero yo hice esta pregunta dos o tres veces, aquí en la plaza: quién de ustedes conoce la fecha de su Bautismo, levante la mano. ¿Quién la sabe? Pocos. Pero es importante, es importante conocer cuál fue el día en el que yo fui sumergido, puesto justamente en aquella corriente de salvación de Jesús. Y me permito darles un consejo. Pero, más que un consejo, una tarea para hoy. Hoy, en casa, busquen, pregunten la fecha del Bautismo y así sabrán cuál fue el día tan bello del Bautismo. ¿Lo harán? No noto entusiasmo, ¿Lo harán? ¡sí! Porque es conocer una fecha feliz, aquella de nuestro Bautismo.


El riesgo de no saberlo es perder la conciencia de lo que el Señor hizo en nosotros, del don que recibimos. Entonces llegamos a considerarlo sólo como un acontecimiento que ocurrió en el pasado - y ni siquiera por nuestra propia voluntad, sino por la de nuestros padres – por lo que ya no tiene ninguna incidencia sobre el presente. Debemos despertar la memoria de nuestro Bautismo: despertar la memoria del Bautismo. Estamos llamados a vivir nuestro Bautismo todos los días, como una realidad actual en nuestra existencia. Si conseguimos seguir a Jesús y a permanecer en la Iglesia, a pesar de nuestras limitaciones, nuestras fragilidades y nuestros pecados es precisamente por el Sacramento en el que nos convertimos en nuevas criaturas y fuimos revestidos de Cristo.


Es en virtud del Bautismo, en efecto, que, liberados del pecado original, estamos injertados en la relación de Jesús con Dios Padre; que somos portadores de una esperanza nueva, porque el Bautismo nos da esta esperanza nueva. La esperanza de ir por el camino de la salvación, toda la vida. Y a esta esperanza nada y nadie la puede apagar, porque la esperanza no defrauda. Acuérdense. Esto es verdad. La esperanza del Señor no defrauda nunca.


Gracias al Bautismo somos capaces de perdonar y de amar también a quien nos ofende y nos hace mal; logramos reconocer en los últimos y en los pobres el rostro del Señor que nos visita y se hace cercano. Y esto, el Bautismo, nos ayuda a reconocer en el rostro de las personas necesitadas, en los que sufren, también de nuestro prójimo, el rostro de Jesús. Es gracias a esta fuerza del Bautismo.


3. Un último elemento importante: Les hago una pregunta. ¿Una persona puede bautizarse a sí misma? ¡No oigo! ¿Están seguros? No se puede bautizar. ¡Nadie puede bautizarse a sí mismo! ¡Ninguno! Podemos pedirlo, desearlo, pero siempre necesitamos a alguien que nos confiera este Sacramento en el nombre del Señor. El Bautismo es un don que se otorga en un contexto de interés e intercambio fraterno. Siempre, en la historia, uno bautiza al otro y el otro al otro. Es una cadena. Una cadena de gracia. Pero yo no me puedo bautizar a mí mismo. Se lo tengo que pedir a otro. Es un acto de fraternidad. Un acto de filiación a la Iglesia. En su celebración podemos reconocer los rasgos más genuinos de la Iglesia, que como una madre sigue generando nuevos hijos en Cristo, en la fecundidad del Espíritu Santo.


Entonces pidamos de corazón al Señor para que podamos experimentar cada vez más, en la vida cotidiana, la gracia que recibimos en el Bautismo. Que encontrándonos, nuestros hermanos puedan encontrar a verdaderos hijos de Dios, a verdaderos hermanos y hermanas de Jesucristo, a verdaderos miembros de la Iglesia.


¡Y no se olviden de la tarea de hoy! ¿Cuál era? Buscar, preguntar la fecha de mi Bautismo. Como sé la fecha de mi nacimiento, también tengo que conocer la fecha de mi Bautismo, porque es un día de fiesta. Gracias.+



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