Una multitud en San Nicolás por los 31 años del acontecimiento mariano




San Nicolás (Buenos Aires) (AICA): Una multitud participó hoy en San Nicolás de la fiesta por los 31 años del acontecimiento mariana en esta ciudad bonaerense, donde el obispo local, monseñor Héctor Cardelli presidió la misa. La expresión de fe, que comenzó a la hora cero con fuegos de artificio y el canto del Feliz Cumpleaños a la Virgen, llevó por lema ¨María, signo de nuestra esperanza¨ y tuvo su momento culminante esta tarde con la procesión. A las 15.02, la imagen de la Virgen con el Niño Jesús salió del templo en medio de una lluvia de pétalos de rosas, mientras los asistentes acompañaban su paso al grito de ¨viva María¨ y agitaban pañuelos y banderines celestes, blancos y rosados.

Una multitud participó hoy en San Nicolás de la fiesta por los 31 años del acontecimiento mariana en esta ciudad bonaerense, donde el obispo local, monseñor Héctor Cardelli presidió la misa.

La manifestación de fe, que comenzó a la hora cero con fuegos de artificio y el canto del Feliz Cumpleaños a la Virgen, llevó por lema "María, signo de nuestra esperanza" y tuvo su momento culminante esta tarde con la procesión con las imágenes religiones.


A las 15.02, la imagen de la Virgen con el Niño Jesús salió del templo en medio de una lluvia de pétalos de rosas, mientras los asistentes acompañaban su paso al grito de "viva María" y agitaban pañuelos y banderines celestes, blancos y rosados.


La imagen mariana, junto con otra de San Nicolás de Bari, patrono local, recorrió las calles de la ciudad y luego ingresó por un pasillo abierto entre la gente, que permaneció en su lugar pese al viento intenso, hasta el campito contiguo al santuario.


Allí, monseñor Cardelli presidió la misa concelebrada, cuya predicación estuvo centrada en la importancia y resonancia de los mensajes de la Virgen.


El acontecimiento mariano


En setiembre de 1983, la población nicoleña se conmocionó con la noticia de que en diversas casas de familias se iluminaban los rosarios, despertando el sentimiento religioso de unos y el escepticismo de otros.

Mientras esto se repetía, cada vez con más frecuencia, congregando al rezo del Santo Rosario a multitud de vecinos, una mujer sencilla, buena esposa y madre ejemplar, comienza a decir que ve a la Santísima Virgen, registrándose el 25 de setiembre de 1983, como la fecha en que por primera vez experimenta esa "visión".


El mayor mérito de esta mujer consiste, quizás, en la discreta conducta observada, ya que nunca intentó cobrar notoriedad pese al extraordinario privilegio de haber sido destinataria de tal gracia.


Comienza así el fluido e ininterrumpido diálogo, en el que la Virgen María, avala sus mensajes con citas bíblicas, cuya concordancia resultaría imposible explicar sin la intervención divina, por no contar la receptora con la más elemental instrucción bíblica, exegética y teológica necesaria, para armonizar los textos de los mensajes con los de la Palabra de Dios, en forma tan exacta.


Los mensajes, uno o varios por día, son una verdadera catequesis, lo que constituye la originalidad de esta manifestación mariana, cuya principal temática, al estilo de Lourdes o Fátima, o cualquiera de las otras revelaciones de la Virgen son:


La alianza entre Dios y su pueblo, la necesidad de la conversión de los pecadores.


La recomendación insistente de orar por la paz del mundo.


La conveniencia de difundir y practicar la devoción del Santo Rosario.


La importancia de hacer penitencia y predicar la Palabra de Dios, tema este último, que adquiere en labios de la Virgen un carácter de suma urgencia, las frecuentes exhortaciones a la paz, al amor al prójimo.


La necesidad de comulgar frecuentemente y orar pidiendo al Espíritu Santo.+



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