El fin del mundo también vive la Semana Santa




Río Gallegos (Santa Cruz) (AICA): Las dos ciudades más pobladas de la diócesis de Río Gallegos comenzaron la Semana Santa con celebraciones comunitarias del Domingo de Ramos. En la capital de Santa Cruz y en la ciudad de Río Grande, en Tierra del Fuego, las comunidades católicas peregrinaron por las calles del centro y vivieron juntas el inicio de la Semana Santa.

Las dos ciudades más pobladas de la diócesis de Río Gallegos -la más austral y extensa de la Argentina- comenzaron la Semana Santa con celebraciones comunitarias del Domingo de Ramos. En la capital de Santa Cruz y en la ciudad de Río Grande, en Tierra del Fuego, las comunidades católicas peregrinaron por las calles del centro y vivieron juntas el inicio de la Semana Santa.

En la ciudad de Río Grande, los fieles se congregaron a las 10 en la puerta del Hospital Regional, donde se realizó la bendición de los olivos. Luego se realizó la procesión hasta el gimnasio del colegio María Auxiliadora, donde se celebró la Misa de Ramos, concelebrada por los sacerdotes de la ciudad.


Una gran cantidad de fieles participó de la misa, en la que se rezó especialmente por las familias. El presbítero Juan Carlos Bouzou, párroco de Sagrada Familia de Río Grande, compartió en su homilía las palabras pronunciadas por el papa Francisco en la Misa de Ramos: "Durante esta Semana Santa, pongámonos nosotros en este camino de la humildad, con tanto amor a Él, a nuestro Señor y Salvador. El amor nos guiará y nos dará fuerza. Y, donde está él, estaremos también nosotros".


En la ciudad de Río Gallegos, un número muy importante de fieles se congregó a las 10 en la puerta de la catedral de Nuestra Señora de Lujan, donde el obispo diocesano, monseñor Miguel Ángel D'Annibale, junto a los sacerdotes de la ciudad, bendijo los ramos.


La procesión de ramos atravesó la avenida San Martín y pasó por el Hospital Regional, donde varios enfermos, familiares, médicos y personal sanitario esperaba para recibir la bendición de sus ramos. Luego del breve parate, la columna de fieles continuó hasta el Boxing Club, donde el obispo presidió la misa.


En su homilía, monseñor D’Anibale destacó que hoy también se sigue escuchando el “¡Crucifícalo!” de los sumos sacerdotes. Consideró que este grito también se hace presente en las injusticias, en los dolores, en las enfermedades y en las muertes; no obstante, consideró que la liturgia del Domingo de Ramos invita a decir, como el centurión romano, "verdaderamente este hombre es el Hijo de Dios".


El obispo concluyó su mensaje invitando a los fieles a caminar con Jesús vivo para seguir sembrando el Evangelio de la vida.+



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