Laudato si’, una encíclica con sello latinoamericano

Mons. Julio César Bonino junto a periodistas ver más
Tacuarembó (Uruguay) (AICA): El obispo de Tacuarembó, monseñor Julio César Bonino, dijo que la encíclica Laudato si’, del papa Francisco, tiene un sello latinoamericano, porque en ella “hay una continuidad con el magisterio de la Iglesia en Latinoamérica, muy especialmente Aparecida, con sus antecedentes de Medellín y Puebla donde la Iglesia hace una clara opción por los pobres, contra la pobreza y a favor de la liberación”.
El obispo de Tacuarembó, monseñor Julio César Bonino, dijo que la encíclica Laudato si’, del papa Francisco, tiene un sello latinoamericano, porque en ella “hay una continuidad con el magisterio de la Iglesia en Latinoamérica, muy especialmente Aparecida, con sus antecedentes de Medellín y Puebla donde la Iglesia hace una clara opción por los pobres, contra la pobreza y a favor de la liberación”.

Lo dijo a un grupo de periodistas de medios de alcance nacional y de medios eclesiales que respondieron a la cita con el Obispo para interiorizarse sobre la reciente encíclica del papa Francisco sobre el cuidado de la casa común.

Haciendo despliegue de su habitual sencillez en el trato y de sus salidas oportunas y ocurrentes, a medida que los periodistas llegaban, el Obispo logró entablar con cada uno una relación afable y de confianza.

Monseñor Bonino comenzó explicando la motivación de su interés por el tema medioambiental. En este sentido compartió que esa sensibilidad respecto a la naturaleza lo acompaña desde sus primeros años de vida, cuando disfrutaba intensamente del paisaje de su ciudad natal, Santa Lucía, en el departamento de Canelones. Luego, al ser nombrado obispo por el papa Juan Pablo II se trasladó a Tacuarembó donde descubrió la desbordante belleza de su geografía, la riqueza de las raíces guaraníticas (no reconocida debidamente) y de las tradiciones de su gente.

Hace algunos años, ante la inquietud de pequeños y grandes hacendados de Tacuarembó al detectar que sin su permiso exploraban su suelo con vistas a algún tipo de explotación, se formó la comisión “Tacuarembó por la vida y el agua” que el Obispo integra, y cuyo objetivo es desplegar acciones tendientes a la protección del medioambiente en general, del agua y de la tierra.

Monseñor Bonino dijo que la encíclica hace un planteo ecológico que va de la mano del planteo social que, como lo expone el Papa “debe integrar la justicia en las discusiones sobre el ambiente, para escuchar tanto el clamor de la tierra como el clamor de los pobres”. Resaltó, asimismo, la advertencia del Papa en el sentido de que “podemos ser testigos mudos de gravísimas inequidades cuando se pretende obtener importantes beneficios haciendo pagar al resto de la humanidad, presente y futura, los altísimos costos de la degradación ambiental”.

El obispo planteó que en esta encíclica “hay una continuidad con el magisterio de la Iglesia en Latinoamérica, especialmente Aparecida, con sus antecedentes de Medellín y Puebla donde la Iglesia hace una clara opción por los pobres, contra la pobreza y a favor de la liberación”. Destacó que en el texto se ve reflejada “una evocación a lo pensado y escrito en nuestro contexto continental: los temas de la ‘casa común’, de la ‘madre tierra’, del ‘grito de la tierra y del grito de los pobres’, del ‘cuidado’, de la interdependencia de todos los seres’, de ‘pobres y vulnerables’, del ‘cambio de paradigma’, del ser humano como tierra, que siente, piensa y ama.

Asimismo, resaltó que el método de analizar la realidad para iluminarla propuesto por el Papa es el de la Iglesia en Latinoamérica: ver-juzgar-actuar-celebrar.

“Algo a destacar, novedoso, es que asume denuncias, declaraciones de conferencias episcopales del mundo entero, (por ejemplo de los Estados Unidos, de Alemania, del Brasil, de la Argentina). Contribuciones también de pensadores como Teilhard de Chardin, Romano Guardini, Dante Alighieri, el protestante Paul Ricoeur y el musulmán Ali Al Khawwas”, manifestó el el obispo de Tacuarembó.

Aludiendo a la oportunidad de la encíclica, monseñor Bonino recordó que “Francia va a presidir la XXI Conferencia de las Partes de la Convención Marco de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático de 2015, también llamada “París 2015” del 30 de noviembre al 11 de diciembre. Se trata de una fecha crucial, ya que debe desembocar en un nuevo acuerdo internacional sobre el clima aplicable a todos los países, con el objetivo de mantener el calentamiento global por debajo de los 2ºC. Francia desempeñará por lo tanto un papel de primer orden en el plano internacional, para acercar las posiciones y facilitar la búsqueda de un consenso en las Naciones Unidas y también en la Unión Europea, que ocupa un lugar importante en las negociaciones sobre el clima”.

Asimismo, señaló que Laurent Fabius, ministro de Asuntos Exteriores y Desarrollo Internacional, futuro presidente de la COP 21, advirtió que “en París el mundo tiene una cita con el futuro del planeta, Francia albergará la próxima conferencia sobre el clima cuyo objetivo es sencillo: lograr un acuerdo mundial para que nuestro planeta siga siendo habitable. Sabemos que si no actuamos ahora nos enfrentamos a un cambio de clima catastrófico, que tendrá consecuencia en todos los ámbitos”. “Así, pues, tenemos una responsabilidad histórica ya que somos la primera generación que toma conciencia del problema pero somos la última generación que puede actuar. Como dice el Secretario General de las Naciones Unidas Ban Ki-moon ‘No hay plan B’ porque no hay planeta B”, dijo.

Monseñor Bonino aseguró que “la ecología, el cuidado de la casa común, no es un tema más en las preocupaciones de Jorge Mario Bergoglio. Prueba de esto es la elección de su nombre de Papa: Francisco, por San Francisco de Asís”. Citó al respecto al propio Papa: “Creo que Francisco es el ejemplo por excelencia del cuidado de lo que es débil y de una ecología integral, vivida con alegría y autenticidad. Es el santo patrono de todos los que estudian y trabajan en torno a la ecología, amado también por muchos que no son cristianos. Él manifestó una atención particular hacia la creación de Dios y hacia los más pobres y abandonados. En él se advierte hasta qué punto son inseparables la preocupación por la naturaleza, la justicia con los pobres, el compromiso con la sociedad y la paz interior.”

Reafirmando la relevancia que el Papa concede al tema ecológico, monseñor Bonino se retrotrajo al 9 de febrero en que recordó que “es obligación de los bautizados custodiar la Creación”. Aclaró que “se refirió a los que ven en el ecologismo un caballo de Troya del marxismo: ‘Cuando escuchamos que hay gente que se reúne para pensar cómo custodiar la creación podemos decir: ¡pero no, esos son verdes! ¡No, no son verdes! ¡Son cristianos!’ Es nuestra responsabilidad. Al cristiano que no custodia la Creación, no le importa el trabajo de Dios, este trabajo nacido del amor de Dios hacia nosotros”.

Al finalizar su presentación, monseñor Bonino presentó las cinco formas concretas que propone el Papa para el cambio de vida al que llama a los cristianos y a toda la humanidad: ser agradecido y practicar la gratuidad; educar en los diversos ámbitos; destierro del consumismo compulsivo; olvido del egoísmo y conversión interior.+

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