300 años de la primera misa en el sur entrerriano

Una caravana de autos partió desde Ceibas hasta el km 9 de la Ruta 14. Allí, monseñor Jorge Lozano, obispo de Gualeguaychú, presidió la celebración eucarística en conmemoración de los 300 años de la primera misa en el sur entrerriano.

Los fieles rezaron por los antepasados entrerrianos y entronizaron una cruz conmemorativa bendecida por el papa Francisco.

La primera misa celebrada en el sur de Entre Ríos fue durante la festividad de la Natividad del Señor, el 25 de diciembre de 1715, como narra el informe del padre Policarpo Dufó, presentado al padre rector de las misiones de los jesuitas, sobre la expedición comandada por el Maestre de Campo, Francisco García de Piedrabuena, contra los charrúas en 1715. Este documento certifica la primera misa celebrada al sur del Ñancay, en lo que luego Fray Mocho llamó: “el país de los matreros”.

Referencia histórica

El testimonio más antiguo de la vida religiosa en el sur entrerriano lo encontramos cuando en 1624 el gobernador Francisco de Céspedes redujo a grupos de chanáes entrerrianos y los trasladó a la Isla del Vizcaíno, creando una reducción franciscana, que es el antecedente más remoto de Santo Domingo Soriano.

A principios de 1626 el jesuita Pedro Romero remontó solo el río Uruguay desde Buenos Aires hasta el río Ibicuy, desde donde regresó amenazado por los indígenas. En la Cuaresma de 1626, Céspedes envió a Hernando de Zayas hacia Misiones, quien recorrió el río Uruguay en una canoa. Regresó a Buenos Aires con el padre Roque González de Santa Cruz y el cacique Nezá.

Luego, hay antecedentes de las visitas misioneras en la primitiva población de la actual Gualeguaychú, siendo el primer bautismo en 1766, por el franciscano Francisco de San Bernardino.

Los dominicos Antonio Pastor y Viera (1767 – 1777) y Mariano Amaro (1777 – 1781) que venían de Santo Domingo de Soriano, además del padre García de Zuñiga, propietario de tierras y con una capilla, seguramente celebraron misa y demás sacramentos como lo atestiguan los libros parroquiales de la catedral San José de Gualeguaychú.

En 1767 los jesuitas son expulsados del territorio. En 1780 el obispo Malvar y Pinto visitó la zona fundando las parroquias de Gualeguay, Gualeguaychú y Concepción del Uruguay. Tres años más tarde, Rocamora fundó estas villas oficialmente.

Pero si nos detenemos en el extremo sur de Entre Ríos, debemos recordar que a comienzos del siglo
XVIII lo habitaban comunidades Chaná, Yaro, Guaraní y Charrúa.

Uno de los testimonios gráficos más antiguos de la existencia de estas comunidades indígenas en la zona se encuentra en el informe del padre Policarpo Dufó, presentado al Padre Rector de las misiones de los Jesuitas, sobre la expedición comandada por el Maestre de Campo, Francisco García de Piedrabuena, contra los charrúas en 1715. Este documento certifica la primera misa celebrada al sur del Ñancay, en lo que luego Fray Mocho llamará “El país de los matreros”.

“El ejército de Piedrabuena inició su campaña en noviembre de 1715, desde el Arroyo Guabirabí – Yutí (Yapeyú). Las tropas expedicionarias, unos mil quinientos hombres bien armados y pertrechados, entraron al territorio entrerriano, por las proximidades de las nacientes del Río Gualeguay, y dejando a la derecha a este río, alcanzaron bien pronto las costas del Arroyo Gená y después las del Río Yaguarí Guazú (Gualeguaychú). Dirigiéndose hacia el sur, Piedrabuena alcanzó el 25 de diciembre una partida de indios fuertes, de más de doscientos combatientes y se trabó en pelea con ellos sin mayores resultados. La campaña terminó sin haber alcanzado sus objetivos el 23 de enero de 1716 en que Piedrabuena dispuso retornar a las Misiones”, narra el padre Dufó.

El informe completo del padre Dufó continúa relatando: “Al otro día pasamos el río con pelotas, por no poderse vadear; esa tarde llovió aunque no mucho, y no caminamos; al día siguiente llegamos al paraje donde estuvo el pueblo de los Chanás y ahora suele estar habitados por los Machados, que es la parcialidad más numerosa de los Charrúas, y no hallamos a nadie.

El día veinte y tres nos llovió y no pudimos caminar. El veinte y cuatro descabezamos otro río que llaman Aycan y dormimos de la otra banda. El día veinte y cinco después de haber celebrado la misa de la Natividad del Señor Dios recién nacido, proseguimos caminando, y al poco trecho nos salieron al encuentro los enemigos en número de doscientos quince, según los que allí se mostraron en forma de guerra, conforme a su usanza. Prevínose también nuestra gente. El Maestre de campo envió un representante a parlamentar con los caciques. El día 26 los charrúas atacaron echando delante una manada de toros bravíos. Las escaramuzas duraron hasta el 30, hasta que el segundo jefe, Martín Simón se negó a obedecer órdenes de Piedrabuena. Este resuelve parlamentar y emprende la retirada que siguió con hostigamiento matando a varios soldados”.

Las expediciones y actividades de otros religiosos hacen suponer que habrán celebrado misa en el sur entrerriano antes de 1715, pero no se han documentado o al menos no se han encontrado aún dichos documentos. En cambio, el documento del padre Dufó es contundente: el 25 de diciembre de 1715 se celebró la primera misa en el sur entrerriano, luego de haber cruzado en Aycan (hoy arroyo Ñancay).

Luego vendrán diversos sacerdotes y misioneros, iniciado el siglo XX debemos recordar al padre Blasón, que siendo el cura de Gualeguaychú por cuarenta y cinco años se trasladaba al sur de su parroquia, a Ñancay, a la Capilla de Celulosa, Arroyo Martínez y otros parajes y estancias. En la segunda mitad del siglo pasado recordado con mucho amor encontramos al padre Jeannot quien inaugura la Capilla San Pedro, de Ceibas, en 1961, la Capilla del Rosario de Ñancay en 1988, la de Fátima, en Cuatro Hermanas y tantas otras capillas y ermitas en nuestra zona sur.

Hoy “el país de los matreros” cuenta con la parroquia Nuestra Señora de Luján, en Ibicuy; Nuestra Señora de las Islas, en Villa Paranacito y San Pedro, en Ceibas. Hay más caminos y puentes, otros medios modernos de comunicación y transporte. Un lugar en donde la fe y la vida se unieron hace trescientos años.

Más información: http://www.obispadogchu.org.ar/obispado/noticia292.htm.+

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