Mons. Castagna: “María es modelo de armónica relación con Dios”

Mons. Castagna: “María es modelo de armónica relación con Dios”

Corrientes (AICA): El arzobispo emérito de Corrientes, monseñor Domingo Salvador Castagna, ofreció una reflexión sobre el evangelio de San Juan correspondiente al 2º domingo ¨durante el año¨, en el que afirmó que “el comportamiento de María en el episodio de las Bodas de Caná en el episodio de las Bodas Caná procede de la armónica relación entre la voluntad de Dios y la suya”.
El arzobispo emérito de Corrientes, monseñor Domingo Salvador Castagna, ofreció una reflexión sobre el evangelio dominical de San Juan correspondiente al 2º domingo "durante el año".

“Es el primer milagro de Jesús, anticipado a la hora no llegada. Es María la responsable. Es quien lleva su fe en el hijo divino hasta desoír su razonable objeción y verlo cambiar. No parece sorprenderse. La indicación escueta y certera, dirigida a los sirvientes, expresa una serenidad admirable, producto de su paz interior: ‘Hagan lo que él les diga’".

Según manifiesta monseñor Castagna en su sugerencia para la homilía dominical, el comportamiento de María parece más admirable que imitable. “El origen de ese comportamiento es humanamente razonable; procede de la armónica relación entre la voluntad de Dios y la suya”. La persona, dócil a lo que Dios quiere de ella, está en paz con sus semejantes y con el universo. “El desacuerdo con la voluntad de Dios genera todas las violencias y la guerra. Por cierto, la criminalidad que observamos en nuestras humanas sociedades, tienen allí su inocultable causa. Mientras no se revierta esa situación no habrá paz y orden”, agregó.

“María es modelo de armónica relación con Dios. La seguridad que manifiesta, en la reacción inmediata de Jesús, se encuentra en la línea de su habitual comportamiento con Dios. Nunca niega su consentimiento a lo que Dios le pide y, en consecuencia, su devota súplica - apenas una suave indicación - será atendida sin dilación”.

Monseñor Castagna expresó que el milagro de las bodas de Caná se muestra más como enseñanza que como espectáculo: “Concuerda más con el estilo misionero de Jesús. El mundo necesita más descubrir la imagen auténtica de Dios que asombrarse ante el prodigio. En el examen cuidadoso de los diversos relatos evangélicos -agregó- sorprende la actitud evasiva del Señor ante la propensión generalizada de la gente, que pretende privilegiar el signo espectacular, más que la verdad. En algunas ocasiones prohíbe divulgar el hecho y manda - al beneficiado - a cumplir la ley de Moisés ‘como testimonio’. El signo milagroso obtiene su importancia al asegurar que Dios, de esa manera, se da a conocer a los hombres”.

“La causa de la fe es Cristo, el Verbo Eterno encarnado. La Palabra, testimoniada por la santidad de aquellos discípulos, atrae la atención del mundo e inicia una relación con el Salvador, que conduce al perdón de los pecados y a la vida nueva”.

El prelado concluyó diciendo que Jesús atribuye a la frivolidad, ansiosa de novedades, la búsqueda compulsiva de signos prodigiosos: “‘Esta generación malvada y adúltera reclama un signo, pero no se le dará otro que el del profeta Jonás’. Como lo aclara de inmediato, el único signo, que hace a Cristo el autor de la fe es la resurrección. Por ello la predicación apostólica se concentra en el anuncio de la resurrección. San Pablo asegura que Cristo resucitado garantiza el perdón de los pecados y la futura resurrección. La conversión del agua en vino no es un hecho aislado, es anticipo y garantía de ese principal milagro: la resurrección”. +

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