Mons. Lozano: “Que ningún niño quede sin saber qué se siente cuando te leen cuentos con ternura”

Mons. Lozano: “Que ningún niño quede sin saber qué se siente cuando te leen cuentos con ternura”

Gualeguaychú (Entre Ríos) (AICA): El obispo de Gualeguaychú, monseñor Jorge Lozano, exhortó a “cuidar a los más vulnerables” y pidió que “ningún niño quede sin saber qué se siente cuando te leen cuentos con ternura”, al contar la historia de un joven de que completa su escuela secundaria en una unidad penal y le dijo que no conocía quién era Pinocho ni el relato de Caperucita Roja. “Walter nació con todo por desarrollar, como tantos otros niños hace 25 años, pero en los momentos en los cuales otros brotes eran cuidadosa y tiernamente podados para favorecer su crecimiento, a él lo mutilaron”, advirtió en su columna semanal titulada “Historias truncadas”.
El obispo de Gualeguaychú, monseñor Jorge Lozano, contó la historia de un joven de 25 años que completa su escuela secundaria en una unidad penal y le reconoció que no conocía quien era Pinocho ni el relato de Caperucita Roja.

“Con 25 años está aprendiendo a leer. Sorprendido por sus experiencias nuevas, me dice ‘qué lindo que te relaten un cuento, una fábula’. Los únicos de los que escuchó en su vida los menciona como el ‘cuento del tío’ o los ‘cuentos chinos’”, diferenció y describió: “Desde chico conoció el abuso sexual, el hambre, el frío. ¿Vacunas?, algunas. ¿Dentista?, nunca fue. En casa recibió castigo en lugar de estimulación”.

“La vida de algunos se parece a una historia de terror en la cual las hadas están encadenadas, la fantasía fue enviada a destierro y a los payasos les lavaron la cara. No llegaron a conocer lo que entendemos por infancia”, reflexionó.

El prelado destacó que “Walter nació con todo por desarrollar, como tantos otros niños hace 25 años”, pero advirtió que “en los momentos en los cuales otros brotes eran cuidadosa y tiernamente podados para favorecer su crecimiento, a él lo mutilaron”.

Tras afirmar que “lamentablemente lo que se logra en los primeros años en nutrición y amor, después ya no se recupera”, consideró que “las heridas pueden ser sanadas aunque queden cicatrices” y sostuvo: “En el trato con algunos se nota la agresión e injusticia que han padecido”.

Monseñor Lozano pidió atreverse a preguntarse “¿quién es el sujeto que maltrata? ¿Quién es el responsable de esta flagrante injusticia?” y recordó: “Algunas veces escuché respuestas que adormecen o anestesian la razón. ‘La vida es injusta con ellos’, o ‘les tocó así’, como si hubiera una ruleta macabra que distribuye bienes y males. No faltan también quienes le tiran el fardo de la injusticia a Dios”.

”Todas estas respuestas en el fondo conducen a sacarse el problema de encima y encajárselo a otros, sea Dios, el destino, el azar... y asumiendo una actitud fatalista que claudica ante cualquier intento de buscar una salida”, cuestionó.

El obispo gualeguaychense dijo preferir “un camino más realista”, al señalar que “Dios creó los bienes para todos y algunos acaparan de más, dejando afuera a gran parte de la humanidad. La avaricia es irracional. Ve al hermano en necesidad y le cierra el corazón. Se instala lo que Francisco llama globalización de la indiferencia”.

Monseñor Lozano citó las enseñanzas en su exhortación apostólica Amoris laetitia, en la que el papa Francisco afirma que “la familia no puede renunciar a ser lugar de sostén, de acompañamiento, de guía, aunque deba reinventar sus métodos y encontrar nuevos recursos. Necesita plantearse a qué quiere exponer a sus hijos” y concluyó: “Sepamos cuidar a los más vulnerables. Que ningún niño quede sin saber qué se siente cuando te leen cuentos con ternura”.+
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