Mons. Arancedo: “El saber dar las gracias es un signo de nobleza espiritual”

Santa Fe (AICA): El arzobispo de Santa Fe de la Vera Cruz, monseñor José María Arancedo, destacó que “el saber dar las gracias es un acto de reconocimiento y un signo de nobleza espiritual que nos eleva”, porque “solo agradece el que se siente deudor de alguien, el que sabe que necesita del otro”. “¡Qué importante en el ámbito de una familia es saber dar las gracias!”, exclamó.
El arzobispo de Santa Fe de la Vera Cruz, monseñor José María Arancedo, destacó que “el saber dar las gracias es un acto de reconocimiento y un signo de nobleza espiritual que nos eleva”, al reflexionar sobre el encuentro de Jesús con diez leprosos, a quienes Él había curado y solo uno de ellos volvió a darle las gracias.

“Solo agradece el que se siente deudor de alguien, el que sabe que necesita del otro”, sostuvo y graficó: “El orgulloso no agradece, ¿a quién voy agradecer, se dice, si lo que tengo es mérito propio?”

“La ingratitud tiene mucho de injusticia, es olvido de las personas como del bien recibido, es no querer reconocer nuestros límites y no aceptar nuestra dependencia de otros, en última instancia de Dios”, advirtió.

El prelado afirmó que “esta referencia a Dios es importante, porque hace de la gratitud una virtud que tiene que ver con la verdad de lo que somos. No somos dioses, somos criaturas con nuestra grandeza y dignidad, pero también con la conciencia de nuestra contingencia y fragilidad”.

“Agradecer es lo propio de quien se sabe criatura, agradecemos tanto el don de la vida como todo lo que nos es dado. La gratitud es un acto que nos habla de la verdad asumida de nuestra condición humana, y nos permite valorar todo aquello que los otros hacen por mí, que no es poco y lo necesitamos. El saber agradecer nos habla de esa sabia indigencia de nuestra condición humana que necesita de la presencia de mi hermano, y que nos hace vivir con alegría esta verdad”, subrayó.

Monseñor Arancedo reconoció que “a veces nos cuesta agradecer porque nos parece que tiene algo de debilidad el aceptar y reconocer algo que el otro ha hecho por mí. Es minimizar su presencia y el gesto de mi hermano, ello nos termina encerrando y aislando. El agradecer es el mejor camino para salir de nosotros mismos, construir relaciones sanas y superar distancias que nos alejan”.

“¡Qué importante en el ámbito de una familia es saber dar las gracias! Con ello, tan simple, vamos elevando nuestras vidas y sanando nuestras relaciones. A Jesús le dolió, precisamente, la falta de gratitud de quienes habían sido purificados, de quienes habían recibido algo”, concluyó.+

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