Card. Parolin: La vocación de la medicina es cuidar siempre, aunque no siempre sea posible curar

Card. Parolin: La vocación de la medicina es cuidar siempre, aunque no siempre sea posible curar

Ciudad del Vaticano (AICA): Con motivo de la apertura de los trabajos de la conferencia internacional “Cuidados paliativos: en todas partes y para todos. En cada región, religión o creencia”, que se está celebrando en Roma entre hoy y mañana, organizada por la Academia Pontificia para la Vida, el cardenal Pietro Parolin, Secretario de Estado del Vaticano, dirigió una carta a monseñor Vincenzo Paglia, presidente del dicasterio.
Con motivo de la apertura de los trabajos de la conferencia internacional “Cuidados paliativos: en todas partes y para todos. En cada región, religión o creencia”, que se está celebrando en Roma entre hoy y mañana, organizada por la Academia Pontificia para la Vida, y en la que se presentará oficialmente el proyecto PAL-Life, concebido y realizado por la Pontificia Academia para la Vida para la difusión mundial de los cuidados paliativos, el cardenal Pietro Parolin, Secretario de Estado del Vaticano, dirigió una carta a monseñor Vincenzo Paglia, presidente de la Academia Pontificia para la Vida, en la que

Después de saludar a los organizadores y a los participantes en la Conferencia el cardenal Parolin comenzó diciendo que “se trata de temas que conciernen a los momentos finales de nuestra vida terrenal y que ponen al ser humano frente a un límite que parece insuperable para la libertad, suscitando a veces rebelión y angustia. Por eso, la sociedad actual intenta de muchas maneras evitarlo o removerlo”, señaló.

“Los cuidados paliativos, sin embargo, no secundan esta renuncia a la sabiduría de la finitud, y este es otro motivo de la importancia de estas temáticas. Esos cuidados indican, en efecto, un redescubrimiento de la vocación más profunda de la medicina, que consiste ante todo en cuidar: su tarea es cuidar siempre, aunque no siempre sea posible curar”.

“Los cuidados paliativos prueban, -escribió más adelante- dentro de la práctica clínica, la conciencia de que el límite requiere no solo ser combatido y alejado, sino también reconocido y aceptado. Y esto significa no abandonar a las personas enfermas, sino estar cerca de ellas y acompañarlas en la difícil prueba que se presenta al final de la vida”.

“Cuando todos los recursos del “hacer” parecen agotados, emerge entonces el aspecto más importante de las relaciones humanas, que es el de “ser”: estar presentes, estar cerca, ser acogedores. Esto también implica compartir la impotencia de los que llegan al punto extremo de la vida. Entonces, el límite puede cambiar de significado: no ya lugar de separación y soledad, sino ocasión de encuentro y comunión. La muerte misma se introduce en un horizonte simbólico dentro del cual puede resaltar no tanto como el término contra el cual la vida se rompe y sucumbe, sino más bien como el cumplimiento de una existencia recibida gratuitamente y amorosamente compartida”.

La lógica del cuidado recuerda, en efecto, esa dimensión de dependencia mutua del amor que se evidencia en particular en los momentos de enfermedad y sufrimiento, sobre todo al final de la vida, pero que en realidad atraviesa todas las relaciones humanas.

El cardenal Parolin destacó asimismo con “en las etapas finales de la vida, la red familiar, por frágil e inconexa que pueda ser en el mundo de hoy, constituye siempre un elemento fundamental. Seguramente podemos aprender mucho sobre esto de las culturas donde la cohesión familiar, incluso en tiempos de dificultad, se tiene en alta estima”.

Por otra parte también se refirió a “un tema muy actual” para los cuidados paliativos como es la terapia del dolor. “Ya Pío XII había legitimado con claridad, distinguiéndola de la eutanasia, la administración de analgésicos para aliviar dolores insoportables que no pueden ser tratados de otra forma, incluso si, en la fase de muerte inminente, fueran la causa de un acortamiento de la vida”.

“Hoy, después de muchos años de investigación, el acortamiento de la vida ya no es un efecto secundario frecuente, pero el mismo interrogante se replantea con nuevos fármacos que actúan sobre el estado de consciencia y hacen posibles diversas formas de sedación. El criterio ético no cambia, pero el uso de estos procedimientos siempre requiere un cuidadoso discernimiento y mucha prudencia”.

Por último el Secretario de Estado subrayó que “la complejidad y lo delicado de los temas presentes en los cuidados paliativos requieren una reflexión continua y una difusión de la práctica para facilitar el acceso: una tarea en la que los creyentes pueden encontrar compañeros de camino en muchas personas de buena voluntad. Y es significativo que en esta perspectiva participen en vuestro encuentro los representantes de diferentes religiones y culturas en un esfuerzo por profundizar y en un compromiso compartido, es importante que estos esfuerzos se lleven a cabo juntos”.+

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