Cinco aclaraciones catequísticas para reflexionar en la Cuaresma

La tentación –que está presente en todos los ámbitos de nuestra vida- busca apartarnos de Dios y, por el contrario, las pruebas quieren fortalecer nuestra fe. Satanás es muy hábil y busca de forma muy sutil apartarnos del bien, de la verdad y del Evangelio. Por eso, el obispo de Mar del Plata, monseñor Gabriel Mestre, animó a “que todas las prácticas cuaresmales estén orientadas a reconocer la tentación y a triunfar en Cristo”, y propuso cinco aclaraciones catequísticas y tres puntos “para reflexionar con el Señor” en esta Cuaresma.

Las aclaraciones catequísticas del prelado son:

1. Diferenciar la tentación de la prueba.

Tentación y prueba no son lo mismo. “La tentación –explicó monseñor Mestre- es una seducción directa o indirecta del diablo o Satanás, que busca apartarnos del camino de Dios”. Por su parte, “la prueba, es alguna dificultad o cruz que el Señor permite en nuestra vida, pero no para apartarnos de su camino (lo que sí hace la tentación), sino para fortalecernos en nuestro itinerario de fe”, señaló.
“Dios no tienta a nadie sino que permite la prueba para que crezcamos espiritualmente. Se puede dar la dificultad de que un mismo acontecimiento difícil de nuestra vida tenga su aspecto de tentación y su dinámica de prueba”, indicó.

2. Diferenciar la tentación del pecado.

“La tentación está en la dinámica del sentir y el pecado en el consentir”, subrayó monseñor Mestre. “El pecado es sucumbir a la tentación, es caer en ella”, añadió e insistió que “la tentación, si no es superada, nos lleva al pecado, pero en sí misma no es pecado”.

3. Cristo es tentado a lo largo de toda su vida terrena y no solamente en este episodio que hoy contemplamos.

“A veces se piensa equivocadamente que las tentaciones de Jesús se reducen a estos cuarenta días en el desierto”, dijo el obispo y recordó que “el Señor fue tentado muchas veces a lo largo de su vida”. “La tentación es parte de la vida del Señor”, afirmó y aseguró que “lo mismo nos ocurre a nosotros: en todas las etapas, incluso en la madurez humana y espiritual, la tentación está presente. Hasta en el último suspiro de nuestra vida en esta tierra, la tentación estará presente de una u otra forma”, puntualizó.

4. La tentación se puede dar en todos los ámbitos de la vida.

Asimismo, el prelado precisó que la tentación no se da solo con la sexualidad, es decir pecados que atentan contra el sexto y noveno mandamiento. “Se puede ser tentado en todos los ámbitos de la vida: la vida relacional, la economía, la familia, la sexualidad, en la misma religiosidad. Caer en la tentación, sucumbir a la tentación se traduce en pecados concretos que tienen que ver con la mentira, la crítica despiadada, el deseo de venganza, la mediocridad, la hipocresía religiosa, la impureza, el resentimiento, la venganza, la superficialidad, el odio, la indiferencia, el ‘chusmerío’, etcétera”, advirtió.

5. Las tentaciones sutiles suelen ser las más difíciles de rechazar.

“Muchas veces –continuó el obispo marplatense- las personas se concentran solo en las tentaciones más grotescas y groseras de la vida”, tales como mentir de forma descarada, desórdenes sexuales muy evidentes, robar de manera desvergonzada, entre otras. “Obviamente que no está mal concentrarse en estos aspectos. Sin embargo, algunas veces, teniendo la gracia de estar bien en estos temas, se pierde la positiva tensión y no se revisan otros ámbitos de la vida donde el diablo puede tentar de forma más sutil”, observó.

Tras realizar estas aclaraciones, monseñor Mestre aconsejó tres puntos para meditar:

La tentación en mi vida.
El obispo animó a preguntarse “¿cuáles son o pueden ser mis tentaciones hoy?”, y “¿en qué ámbito de mi vida puedo estar siendo tentado en este momento?”, e invitó a “diagnosticar con serenidad y responsabilidad las mociones del Espíritu en la realidad de nuestra vida”. “Recordemos que Satanás es muy hábil y busca de forma muy sutil apartarnos del bien, de la verdad y del Evangelio”, previno.

Contemplar a Cristo que vence la tentación.
“No nos concentremos solo en que el Señor es tentado”, pidió y agregó: “Animémonos a contemplar el triunfo de Jesús sobre la tentación”.

Por Cristo, con Cristo y en Cristo vencer la tentación.
“Sólo por Él, con Él y en Él seremos capaces de vencer las pequeñas o grandes tentaciones de nuestra vida”, afirmó. “Que todas las prácticas cuaresmales estén orientadas a reconocer la tentación y a triunfar en Cristo. Cada misa, confesión sacramental, viacrucis, abstinencia, ayuno y toda otra práctica religiosa de este tiempo debe unirnos profundamente a Cristo”, sostuvo y concluyó: “Que el ejemplo de Cristo y, sobre todo la gracia del Señor, sean impulso para vencer las tentaciones de nuestro camino”.+

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