Culminaron las fiestas de la Virgen del Valle

En la catedral basílica y santuario mariano de Catamarca, el obispo diocesano, monseñor Luis Urbanc, presidió en la mañana de hoy, domingo 15 de abril, la solemne celebración eucarística con la que culminaron las celebraciones de la Virgen del Valle, patrona de Catamarca, que fueron preparadas con un septenario en el marco del 400 aniversario del hallazgo de la bendita imagen de la Madre Morena.

La Eucaristía fue concelebrada por sacerdotes del clero catamarqueño tanto de la capital como de parroquias del interior de la diócesis y la participación de fieles devotos y peregrinos que colmaron el Santuario Mariano.

En su homilía, el obispo tocó diversos aspectos de las actividades pastorales y celebratorias que se llevaron o se están llevando a cabo con motivo de la festividad del Valle.

En primer lugar se refirió al traslado de la imagen mariana: "Queridos devotos y peregrinos -comenzó-: bienvenidos todos a esta acción de gracias por todos los beneficios recibidos en este septenario: La hermosa visita de la sagrada imagen a Valle Viejo, rememorando aquel acontecimiento por el cual, con su paso a esta banda occidental del río del Valle, Ella, junto con Jesús Sacramentado, fundaron esta ciudad de san Fernando, destinada a ser la capital de la naciente provincia de Catamarca".

Después mencionó la realización del Primer Encuentro de Sacerdotes del NOA, "en el que participamos unos 140 presbíteros y 11 obispos, para ahondar sobre la espiritualidad sacerdotal en relación con la piedad popular, de la que fuimos testigos y partícipes. A muchos les impactó la presencia de tantos sacerdotes, y a nosotros nos conmovió lo bien que nos llevamos en estos días, tanto con el diálogo mutuo, como con los temas expuestos y las visitas a los lugares estrechamente ligados a la devoción de la Virgen del Valle".

"El homenaje de los niños -dijo después- fue muy hermoso y decidor para nuestra sociedad. Muchos padres, abuelos, docentes, directivos de la secretaría de educación y estudiantes de cursos superiores los acompañaron, con lo cual dejaron impreso en la memoria de ellos, que este es fue hecho muy importante para sus vidas".

"Los peregrinos -señaló en seguida- venidos de distintos lugares a lo largo de estos días dieron, como siempre, esa nota con la que podemos profundizar en este tesoro tan relevante en nuestro NOA, como es la Piedad Popular, temática que estamos trabajando durante este año de preparación para celebrar los 400 años del hallazgo de la imagen de la Pura y Limpia Concepción del Valle, tan emparentada con los pueblos originarios y eficaz puente para el encuentro de culturas y razas".

Seguidamente el prelado reflexionó sobre las lecturas del domingo. "En particular, en este domingo, se nos invita a encontrar la presencia del Señor en su Palabra, en el tesoro de las Escrituras, íntimamente unida a la tradición apostólica que nos la explica para que la comprendamos correcta, provechosa e integralmente".

"Hay una idea -explicó- que recorre las tres lecturas de este domingo. Es la del perdón de los pecados. Es un perdón que va más allá de todos los límites y que nos abre a nuevas promesas de vida, a una nueva esperanza. Para los que han convertido su vida en un desastre, Dios abre nuevos caminos. No está todo perdido porque el Dios que resucitó a Jesús de entre los muertos es el Dios del perdón misericordioso, no el de la venganza".

"En el Evangelio -prosiguió- el mensaje del perdón se combina con otro que también nos llega muy adentro al corazón: el mensaje de la paz. Jesús resucitado se aparece a sus discípulos y lo primero que hace es desearles paz. No es un fantasma el que se aparece. Es el verdadero Jesús. Cuando lo reconocen, la alegría llena a los discípulos, se quedan atónitos, no saben qué decir. Lo habían visto muerto en la cruz y ahora lo ven vivo en medio de ellos, dispuesto a celebrar este encuentro compartiendo la comida. Jesús les explica que todo sucedió como lo habían anunciado los profetas. El Mesías debía padecer y resucitar y en su nombre se predicará la conversión y el perdón de los pecados a todos los pueblos".

"El mensaje del perdón está presente en el Evangelio que corona el mensaje con la paz. El perdón trae la paz a los corazones de las personas y a la sociedad. Quizá Jesús nos esté diciendo que no hay otra forma de alcanzar la paz, la verdadera paz, sino a través del perdón y la reconciliación. A la vez, nos indica que la venganza nunca ha sido camino para alcanzar la paz sino una mayor violencia, porque la venganza sólo es capaz de crear más violencia y muerte. Eso vale para las personas y para las naciones. Jesús rompe esa espiral de violencia. Cuando matamos al autor de la vida, Dios lo resucitó de entre los muertos y nos abrió el camino que lleva a la verdadera paz. Es el camino del perdón. El perdón que recibimos generosamente de Dios tiene que ser la razón y la medida del perdón que debemos dar a nuestros semejantes", concluyó monseñor Urbanc.

Celebración del sábado
La fiesta propiamente de la Virgen del Valle es el segundo sábado de Pascua, que este año fue el sábado 14 de abril. Durante la noche de ese sábado, las familias rindieron su homenaje a la Virgen Morena. En un clima de mucha alegría, una gran cantidad de familias y peregrinos colmó el Paseo de la Fe para participar de la Eucaristía, que fue presidida por monseñor Urbanc y concelebrada por el rector del santuario mariano, presbítero José Antonio Díaz; el delegado episcopal de la Pastoral Familiar, presbítero Eduardo López Márquez, entre otros sacerdotes.

En su homilía, monseñor Urbanc destacó que “para ser discípulos auténticos de Jesús necesitamos recibir en nuestro corazón a su Madre, la Virgen María, el miembro más excelso del Cuerpo que es la Iglesia", y exhortó a las familias a cuidar toda vida: “Ustedes son las responsables de cuidar estos cielos nuevos y tierra nueva, en cuyo centro está la vida, que es Dios mismo, en sus múltiples expresiones, pero, sobre todo, en cada vida humana desde su concepción hasta su partida natural. Más ahora, que el demonio está diseminando sus artilugios de muerte contra la vida humana en su estadio más frágil y decisivo, queriendo que se tome con naturalidad que los nidos preparados para aceptar la vida, se conviertan en fosas de muerte y bocas de negocios, con argumentos contradictorios, falsos, absurdos y maliciosos”.

Al término de la predicación, los esposos presentes renovaron sus promesas matrimoniales, y antes de finalizar la celebración el obispo bendijo a las embarazadas.

Celebración del viernes
En la noche del viernes 13 de abril, sexto día del Septenario, los jóvenes rindieron su homenaje, que comprendió una previa en el Paseo de la Fe con la participación de una murga, y la misa presidida por monseñor Urbanc y concelebrada por el asesor de la Pastoral Juvenil Diocesana, presbítero Facundo Brizuela.

Tomando como eje el Evangelio de la multiplicación de los panes, el prelado dijo que “no se puede reducir el mensaje cristiano a un discurso de solidaridad social o económica, aunque ésta sea una exigencia de la verdadera fe. Si se diera tal reduccionismo, es fácil caer en la tentación de ‘usar’, de manipular a Dios, para hacer de Él el talismán de nuestros deseos y nuestros planes, como aquella multitud que, viendo el signo poderoso de Jesús, quiso llevárselo y proclamarlo rey a la fuerza".

Dirigiéndose a los jóvenes los exhortó: “Aliméntense de la Eucaristía para que tengan la fuerza que necesitan de manera que den testimonio de Jesús en cualquier circunstancia, sea en situaciones muy dolorosas, como en las exigencias de cada día, que es donde más cuesta vencer la tentación de la mediocridad. Jamás pongan excusas ante Jesús, pongan los cinco panes y dos pescados que siempre tendrán y verán los milagros que hace el amor, la generosidad, la fe y la solidaridad”, concluyó.+

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