Semana Social: piden erradicar el trabajo infantil y trabajo forzado

En el marco de la Semana Social, que organizado por la Comisión Episcopal de Pastoral Social (Cepas) se realizó en el Hotel Intersur 13 de Julio en Mar del Plata, la hermana Martha Pelloni (Red Infancia Robada), Adolfo Pérez Esquivel, premio Nobel de la Paz; y Luis Cáceres de la Unión Obrera Ladrillera de la República Argentina, compartieron un panel sobre “Erradicación sostenida del trabajo infantil y trabajo forzoso”.

El panel fue moderado por Viviana Wille Bille de la Pastoral Social y cerró el panel monseñor Rubén Frassia, obispo de Avellaneda-Lanús y miembro de la Cepas.

La hermana Pelloni expresó “tengo la experiencia de estar con tantos niños que sufren de tantas maneras, y donde puedo comprobar que muchos de ellos no tienen conciencia de su identidad, pero si tienen conciencia de que es un excluido social. En esos niños la pobreza es estructural, pero la peor pobreza que tienen es la de la falta de promoción humana. Pero tenemos el contraste de la pobreza del corazón de los que hemos tenido promoción humana, de los que dirigimos el país, de los dirigentes. Es la insensibilidad”.

“La globalización es el reto social que hacemos hoy en la pastoral social. No es la solución la globalización, sino la planetarización, como dice el Papa”, subrayó Pelloni, y agregó: “Se han hecho muchos trabajos de análisis sobre la esclavitud infantil, porque los niños al ser explotados son esclavos. También diferenciamos del trabajo cultural, donde la familia educa a los hijos acompañando en el trabajo de los padres, la aceptamos, la aplaudimos; pero el primer trabajo del niño debe ser jugar y después estudiar”.

“Paralelamente tenemos el trabajo comercial, ¿pero qué es lo que pasa?”, se preguntó reflexionando sobre la ley 26.390 que apunta a erradicar el trabajo infantil. “Soy una luchadora por la justicia, porque los niños son prioridad”.

Finalmente la religiosa se preguntó: “¿qué tenemos que hacer con los políticos para que verdaderamente se comprometan?”, y continuó “¿no será que todo esto que venimos hablando en estos tres días no es violencia social? Nos confesamos de los pecados sociales? Yo a veces no duermo, de bronca, pero no guardo nada. La misericordia está más arriba de la justicia, nosotros tenemos que perdonar, pero con verdad y justicia. Y creo que la pastoral social, tenemos que dar una respuesta concreta, activa. Porque la omisión es el gran pecado social”.

Pérez Esquivel manifestó que “al lado tienen un hombre una mujer, con pensamiento distinto, filosofía distinta, condiciones sociales distintas, esa es la riqueza de los pueblos, la diversidad no la uniformidad. En esta diversidad de los pueblos es que todos y todas tenemos los mismos derechos. Somos diversos pensamos distintos, mi amigo Eduardo Galeano, cuando hablaba de la democracia, decía ‘esto se asemeja a democraduras’. La democracia no se regale, se construye”.

“¿Por qué no se respetan los derechos? Nosotros trabajamos con los chicos, no decimos los de calle. Si ellos están en la calle es porque son víctimas sociales, son expulsados de una sociedad injusta, nos hemos acostumbrado a verlos así. Los niños en esta sociedad que son expulsados, maltratados y están en peligro por una sociedad injusta, ¡ellos no son un peligro!”, enfatizó Pérez Esquivel.

“Quiero recordar el trabajo del padre Carlos Cajade -sacerdote reconocido fundamentalmente por su trabajo con los chicos de la calle de La Plata-; de Alberto Morlachetti –fundador de Pelota de Trapo- y acá está presente la gente de Che Pibe. Tratamos de trabajar en red porque este problema nos desborda es un problema enorme”, señaló el premio Nobel de la Paz.

“¿Por qué hay pobres? Me dolió mucho ver funcionarios del gobierno que no tienen un sentido autocritico de cómo están”, manifestó Esquivel y luego detalló “estuve hace poco en Brasil, y en las favelas la situación es peor. Pero saben, el pobre es solidario con el pobre, lo poco que tienen lo comparte, comparte el pan no sólo el que alimenta el cuerpo sino el espíritu y la libertad. Se sienten hombres y mujeres libres, pobres pero libres. Sin libertad no pueden amar, es el signo más fuerte del amor”.

Haciendo propias las palabras de Madre Teresa, “hay que poner el amor en acción”, Pérez Esquivel remarcó, “si no ponemos el amor en acción fracasamos. Y este mensaje hay que decírselo a los dirigentes políticos”.

Para finalizar hizo referencia a la emergencia alimentaria, el problema de la infraestructura social, las adicciones “que tanto daño hacen y se utilizan como política para dominar a los pueblos”, al maltrato de los pueblo originarios y a la necesidad de una soberanía alimentaria.

“La democracia no pasa por el FMI, no puede ser que los diputados y senadores no puedan ver los acuerdo con el FMI; esto genera más hambre y más marginalidad, no hay que perder la esperanza. Tenemos la organización social para resistir y construir una esperanza”, concluyó Pérez Esquivel.

Cáceres dijo que “la hermana Martha comentó sobre nuestra actividad, y en esta tenemos todos los flagelos que produce el capitalismo. Tenemos trabajadores en condición de explotación. Esa es nuestra realidad. El papa Francisco ha instalado las problemáticas que sufrimos a nivel internacional, cuando abrió las puertas del Vaticano a los movimientos populares”.

“Nosotros pusimos como prioridad la lucha contra el trabajo infantil, y tuvimos que adecuar nuestra política para estos tres sectores: inspecciones para las fábricas, con la justicia vamos contra los patrones ocultos; en los emprendimientos familiares es sacar los hornos ladrilleros de las casas y llevarlos a parques ladrilleros, para que los niños no se críen al lado de los hornos”, explicó Cáceres.

“Para poder cambiar esta realidad de injusticia, necesitamos construir una mesa de diálogo con el gobierno nacional para que nos den respuestas, y organizar el sindicato. Cada vez que recorremos un horno en la Argentina, reafirmamos un compromiso con la lucha contra el trabajo infantil,” y parafraseando a Evita finalizó, “los únicos privilegiados son los niños”.

Monseñor Frassia cerró el panel asegurando que “los niños y los pobres nos reclaman una verdadera atención. Una de las cosas fundamentales y principales es la familia, y debemos bregar para que el desarrollo sea con amor. 'El verdadero nombre de la paz es el desarrollo’ decía Pablo VI”.

“Hay que apostar a la educación en valores, y somos los adultos los que tenemos que llevarlo adelante: los niños son sujetos, no objetos. Tenemos que buscar la casa grande. La diversidad tiene que ser crecimiento, y si queremos hacerlo bien, tenemos que trabajar con claridad por el bien común: porque siempre un bien común supera un bien particular”, añadió.

“La pastoral social no puede dejar de lado la formación del espíritu, porque lo social no se separa de lo espiritual. Si nosotros no respetamos el nombre de Dios, no vamos a respetar a los demás. No tenemos que considerar al otro como enemigo, podrá a veces ser adversario, pero nunca un enemigo”. Y concluyó el obispo de Avellaneda-Lanús, “cuando uno pierde el equilibrio en Dios se desestabiliza y pierde el equilibrio con los demás”.

Más información en https://www.facebook.com/ComisionEpiscopaldePastoralSocial/ y en www.semanasocial.org.ar.+

Let's block ads! (Why?)

Etiquetas:

Publicar un comentario

[facebook][blogger][disqus]

Diocesis de Celaya

Forma de Contacto

Nombre

Correo electrónico *

Mensaje *

Con tecnología de Blogger.
Javascript DesactivadoPor favor, active Javascript para ver todos los Widgets