Mons. Fernández: Cristo-Eucaristía, presencia, deseo e impulso

Mons. Fernández: Cristo-Eucaristía, presencia, deseo e impulso

El prelado platense en la procesión del Corpus ver más
La Plata (Buenos Aires) (AICA): El arzobispo de La Plata, monseñor Víctor Manuel Fernández, invitó a hablar de la relación personal con Cristo presente en la Eucaristía “como presencia, como deseo y como impulso”. “Si adoramos a Cristo en la Eucaristía, salgamos con ese poder y con ese fuego a ser sus instrumentos de vida. Todo puede cambiar, todo puede ser diferente, y para eso lo tenemos a Él”, aseguró.
El arzobispo de La Plata, monseñor Víctor Manuel Fernández, invitó a hablar de la relación personal con Cristo presente en la Eucaristía “como presencia, como deseo y como impulso”, al presidir la misa y procesión por la solemnidad del Corpus Christi en la catedral platense.

El prelado explicó que la primera de ellas, “presencia”, convoca a mirar detenidamente a que Cristo “se haya quedado en la Eucaristía es parte de su lógica sobrenatural, es parte de la sed que tiene de nosotros. Desde que nos creó, el Dios amante quiso estar más y más con nosotros y entre nosotros”.

“Hoy salió con nosotros, por las calles. ¡Qué hermoso!, en la calle irrumpió el Santo, y la calle se volvió alabanza”, aseguró.

Asimismo, puntualizó que “esa presencia de él entre nosotros nos hace peregrinos y mientras somos peregrinos en esta tierra, es él que nos persigue aun cuando andamos por caminos tortuosos y errados, es él que busca por todas partes a la oveja perdida”.

Al referirse al deseo, el arzobispo platense expresó que también “le da sentido a este día, porque si de verdad Él se quedó en la Eucaristía, ¿qué otra actitud cabe más que desearlo más y más, y tener ganas de que la unión se haga más y más intensa hasta llegar a comerlo y fundirnos en un solo amor?”.

En ese sentido, monseñor Fernández advirtió sobre la importancia de no dejar “que se enfríe ese deseo” y tampoco “permitir que se vaya apagando la sed” y “que el mundo se arroje de nuevo a la superficialidad vacía”.

El arzobispo indicó que la última palabra, “impulso”, significa “estar ante el Señor Eucaristía que no nos deja quietos, nos impulsa, nos mueve, nos lanza. Pero también es impulso de transformación del mundo, de misión, de entrega apostólica y social” y sostuvo: “Es un impulso para que nos metamos más adentro del mundo para renovarlo con la fuerza de ese alimento que todo lo transforma”.

“No nos quedemos cortos entonces, no abortemos la vida y el amor que se nos regalan. Si adoramos a Cristo en la Eucaristía, salgamos con ese poder y con ese fuego a ser sus instrumentos de vida. Todo puede cambiar, todo puede ser diferente, y para eso lo tenemos a Él”, concluyó.+

» Texto completo de la homilía

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