Mons. Corral recibe su ordenación episcopal el sábado en Añatuya

Mons. Corral recibe su ordenación episcopal el sábado en Añatuya

Monseñor José Luis Corral SVD, nombrado por el papa Francisco obispo coadjutor de Añatuya, recibirá su ordenación episcopal el sábado 31 de agosto a las 11 en el Centro de Convenciones de esta ciudad santiagueña.

El consagrante principal será monseñor José Melitón Chávez, obispo de Añatuya, y los coconsagrantes serán el cardenal Luis Héctor Villalba, arzobispo emérito de Tucumán, y monseñor Carlos José Ñáñez, arzobispo de Córdoba.

Monseñor Corral, quien cogobernará pastoralmente la diócesis de Añatuya con monseñor Chávez, eligió como lema episcopal el pasaje evangélico de San Mateo: “Vayan y anuncien el Evangelio”.

El 19 de julio pasado, el Papa designó obispo coadjutor de Añatuya al hasta entonces superior provincial de la Provincia Argentina Sur de la Sociedad del Verbo Divino.

El religioso de 50 años sucederá eventualmente en la sede episcopal de Añatuya a monseñor Chávez.

Monseñor Corral invitó a la comunidad diocesana a compartir su ordenación episcopal, a la que consideró “una verdadera fiesta de nuestra Iglesia, que trasciende mi persona, y que es para todos; un regalo del Espíritu Santo para afianzar la comunión con el papa Francisco, con los pastores y con todo el santo pueblo fiel de Dios”.

“Que la Virgen María de la Huachana, que en estos días congrega a tantos peregrinos, interceda por nuestra diócesis para que crezcamos con los dones y gracias de su Hijo Jesucristo”, subrayó.

Explicación del escudo episcopal
Para su escudo episcopal, monseñor Corral eligió un diseño infrecuente, pero muy expresivo para transmitir el mensaje que desea plasmar.

Ante todo, el campo terciado quiere representar «el misterio fundamental de la fe y de la vida cristiana» (Catecismo de la Iglesia Católica, 261), que es también central para la congregación religiosa misionera del Verbo Divino, a la que pertenece el P. José Luis, es decir, el misterio de la Santísima Trinidad, «pues hemos sido enviados a proclamar la gloria y el amor de Dios Uno y Trino» (Constituciones SVD, 405). A su vez, el cabrío invertido, por un lado, simboliza el “descenso” de Dios que se abaja hasta el hombre para salvarlo («por nosotros los hombres y por nuestra salvación bajó del cielo») y por tanto expresa también la misión conjunta del Hijo y del Espíritu Santo» (Catecismo de la Iglesia Católica, 689).

Además, la forma cóncava que asumen los dos campos inferiores expresa también la acogida que lo terreno da a lo celestial, lo que se manifiesta de manera particular en María, que recibe en su seno al Verbo de Dios y acompaña a la Iglesia. «Al pie de la cruz, en la hora suprema de la nueva creación, Cristo nos lleva a María. Él nos lleva a ella, porque no quiere que caminemos sin una madre, y el pueblo lee en esa imagen materna todos los misterios del Evangelio…» (Evangelii gaudium 285).

Finalmente, el cabrío suele evocar también la figura de una escuadra, símbolo de San José Obrero, Patrono de Añatuya.

El campo superior, de oro, representa a Dios Padre, que «habita en una luz inaccesible» (1 Tim 6, 16); el central, de azur (azul) , representa a Dios Hijo, «Mediador entre Dios y los hombres» (1 Tim 2, 5), cuyos brazos «extendidos entre el cielo y la tierra» trazaron «el signo indeleble» de la Nueva Alianza (cfr. Plegaria Eucarística sobre la Reconciliación); el campo inferior, de sinople (verde), representa al Espíritu Santo que desciende sobre el mundo y «renueva la faz de la tierra» (Sal 103, 30), por cuyo poder el Verbo de Dios vino al mundo.

Superpuesta (“brochante”) en los tres campos del escudo, aparece la Cruz de Matará, fiel testimonio de la evangelización de esta tierra americana, y clara muestra de la creatividad y el esfuerzo de los misioneros que anunciaron el Evangelio en nuestro continente. La Cruz de Matará, a su vez, está llena de símbolos, que representan la Creación, la Pasión salvadora de Cristo, la Eucaristía, la mediación maternal de María, etc.

Ubicada de ese modo sobre los tres campos, la Cruz de Matará representa la obra mediadora de Cristo, mediante la cual «el cielo se une con la tierra y lo divino con lo humano» (Solemne Anuncio Pascual). Reforzando el sentido de los tres campos del escudo, se expresa así un movimiento de “descenso” y “ascenso”: la ternura del Padre que en la cruz de su Hijo se acerca al hombre y al mundo -ya que «la cruz es la inclinación más profunda de la Divinidad hacia el hombre» (San Juan Pablo II, Encíclica Dives in misericordia, 8)-, y a la vez «la elevación del hombre mediante la cruz de Cristo» (San Juan Pablo II, Homilía en Palermo, 12 de junio de 1982).

Finalmente, el libro abierto en el campo inferior simboliza a la Palabra que vino al mundo y que por obra del Espíritu Santo «se hizo carne y habitó entre nosotros» (Jn 1, 14); al mismo tiempo, recuerda que por el ministerio del obispo, abierto y disponible a la acción de ese mismo Espíritu, el Evangelio debe seguir encarnándose aquí y ahora en la porción de la Iglesia a la que fue destinado. Ese es también el sentido del lema escogido, que contiene el mandato misionero de Jesús: «Vayan y anuncien el Evangelio» (Mc 16,15).

Un artesano de Taruy talló su báculo
Antonio Campos es el artesano desde los 12 años y fue el encargado de realizar el báculo que acompañará al obispo durante toda su misión pastoral.

“Me llevó poco más de una semana su construcción”, dijo, y detalló que el báculo fue realizado con madera de itín de la zona debido a que es una madera muy dura y resistente a todo tipo de situaciones.

“El báculo tiene un diseño rustico y fue elaborado en tres tramos con una altura total de 1,90”, precisó.+

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