Mons. Ojea a los jóvenes: “Nuestra misión es comunicar que el Señor nos ama”
La jornada tuvo lugar en las instalaciones del colegio Santa Teresita ubicado en el barrio de Florida y contó con la participación de 250 jóvenes provenientes de distintos barrios de la jurisdicción eclesiástica.
El objetivo principal del encuentro fue poner en práctica la escucha de unos a otros, “para poder transmitir desde la Iglesia un mensaje actual de evangelización”. Los obispos de la diócesis, monseñor Oscar Ojea, y sus auxiliares, monseñor Martín Fassi y monseñor Guillermo Caride, animaron el encuentro y acompañaron a los jóvenes a lo largo de la jornada.
La misa de clausura fue presidida por monseñor Ojea, que en su homilía expresó: “La intención del encuentro es que la Iglesia escuche a los jóvenes, y toda la Iglesia, a través de quienes la representan”, y continuó diciendo: “Jesús los escuchó durante todo el día, le trajeron la experiencia que ustedes tienen del encuentro con Jesús, sus búsquedas, sus sueños, sus preocupaciones, sus dificultades, y luego también sus opciones, sus compromisos concretos con las tensiones que eso puede generar, todo eso fue escuchado por Jesús”.
Parafraseando las palabras del papa Francisco en su encíclica Christus Vivit, el prelado dijo a los jóvenes: “Él te ama, Él murió por vos y Él vive”. “Ustedes no son el futuro, ustedes son el ahora de Dios”. Luego se refirió a la soledad presente entre los jóvenes, “cuántos problemas con los viejos; cuánta la distancia, incomprensión, falta de escucha, aislamiento, lejanía de todo tipo”, reflexionó monseñor Ojea.
Sin embargo, recordó a los jóvenes que “nosotros tenemos ese privilegio por la fe, de saber que Él nos ama. Nuestra misión es poder comunicar que el Señor nos ama singularmente, a cada uno, cada historia, cada persona; cada vez que nace un niño comienza una historia única, irrepetible”.
Asimismo, el obispo de San Isidro anunció: “Tenemos la alegría de llevarle a nuestros hermanos la Buena Noticia, el Evangelio; no tengas miedo, tenemos que hacer un mundo nuevo, distinto, esto no camina más, tenemos que empezar despacito, a hablar entre nosotros, cómo podemos cambiar hábitos, estilos de vida, con paciencia, con serenidad, para crear la cultura del cuidado, de la ternura, de la delicadeza”.
Al finalizar su homilía monseñor Ojea agradeció “por lo que han traído”, y pidió a los presentes: “Ayúdennos a los más viejos, a los más grandes, a los de otra generación a que nunca envejezcamos por dentro, a que nunca nos tome la esclerosis del corazón, del alma, sino que podamos recibir de Jesús joven y de ustedes, esta actualización del Evangelio que estamos buscando”, concluyó.+
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