Día de la Vida Consagrada y bodas de plata de tres monjas no videntes

Cláypole (Buenos Aires) (AICA): El obispo de Lomas de Zamora, monseñor Jorge Lugones SJ, presidió la misa por el “Día de la vida consagrada” en el santuario San Luis Orione, de la localidad bonaerense de Cláypole, donde valoró la labor de las religiosas y religiosos, y destacó la “entrega de tantos años” de tres monjas sacramentinas no videntes que celebran sus bodas de plata de consagración.
En la fiesta de la Natividad de la Virgen María, el obispo de Lomas de Zamora, monseñor Jorge Lugones SJ, presidió esta tarde una misa por el “Día de la vida consagrada”.

En el santuario San Luis Orione, en Cláypole, religiosas, religiosos y laicos de especial consagración se congregaron para compartir la Eucaristía dominical y rezar juntos por el don de la vida consagrada.

La misa también conmemoró los 25 años de vida consagrada de tres sacramentinas no videntes, las hermanas María Antonia, Margarita y Virginia, que viven en el Pequeño Cottolengo Don Orione.

En su homilía, monseñor Lugones agradeció “la vida consagrada en la diócesis”, destacando “el llamado del Señor, un don, una gracia, que nos invita a consagrarnos” y llamando a renovar la “alegría de la consagración”.

En relación con el Evangelio del día, el prelado subrayó: “Si alguno viene a mí y no pospone a su padre y a su madre, a su mujer y a sus hijos, a sus hermanos y a sus hermanas, e incluso a sí mismo, no puede ser discípulo mío. Quien no carga con su cruz y viene en pos de mí, no puede ser discípulo mío”.

En este sentido, el obispo lomense valoró la labor de las religiosas y religiosos, a la vez que invitó a rezar por los que “siguen al Señor en la cruz de la enfermedad, del sufrimiento”.

“Que la Virgen María nos ayude al discernimiento, así como ella estuvo atenta en las bodas de Caná y solo refirió ‘hagan todo lo que él les diga’, confiemos en el Señor y abramos el corazón para despojarnos de nosotros mismos por el bien de nuestro pueblo”, señaló.

Asimismo, reconoció a las tres sacramentinas por su “entrega de tantos años” y “por la adoración al Señor en la Eucaristía, carisma que nos ayuda a trascender y enriquece la Iglesia”.

Las hermanas María Antonia, Margarita y Virginia, en ocasión de las bodas de plata de su consagración, renovaron sus votos religiosos delante de toda la comunidad y al final, acompañadas por el obispo, se presentaron ante la imagen de la Virgen María para renovar el “ofrecimiento de sus vidas”.

Las Hermanas Sacramentinas no Videntes son una comunidad de religiosas ciegas consagradas a la adoración perpetua del Santísimo Sacramento, y además son una rama de las Pequeñas Hermanas Misioneras de la Caridad, congregación fundada por San Luis Orione.

Informes: www.eclesia.info.+

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