La comunidad de Paraná celebró a Nuestra Señora del Rosario, patrona y fundadora

La comunidad de Paraná celebró a Nuestra Señora del Rosario, patrona y fundadora

Paraná (Entre Ríos) (AICA): La comunidad de Paraná celebró el lunes 7 de octubre las fiestas patronales en honor de Nuestra Señora del Rosario, patrona y fundadora de la capital entrerriana. Luego de la tradicional procesión por las calles, los fieles participaron de la Eucaristía presidida por el arzobispo, monseñor Juan Alberto Puiggari, quien llamó a recordar las raíces y volver al sentido misionero de anunciar a Jesucristo.
Con una procesión por las calles de la ciudad y una misa presidida por el arzobispo local, monseñor Juan Alberto Puiggari, la comunidad católica de Paraná celebró a su patrona y fundadora, Nuestra Señora del Rosario.

Pasadas las 17 comenzó la procesión por las calles aledañas a la catedral, encabezada por la imagen de la Virgen, que culminó en el templo donde monseñor Puiggari presidió la celebración eucarística, concelebrada por el arzobispo emérito de Paraná, cardenal Estanislao Esteban Karlic y el clero arquidiocesano.

Asistieron a la celebración la viceintendenta Josefina Etienot y el delegado cultural de la provincia, Roberto Romani, y un gran número de fieles. En esta oportunidad, la misa contó con la presencia de representantes de distintas colectividades, que se sumaron a los festejos con la exhibición de imágenes religiosas del mundo dentro de la catedral.

En su homilía, el arzobispo recordó que “desde el inicio de la evangelización en nuestra tierra entrerriana, María se hizo presente, aun más, su presencia en una humilde capilla, en 1730, nucleó al primer grupo de pobladores en la llamada ‘Baxada de Paraná’. Así comienza la historia religiosa, política y social de nuestra ciudad. Por eso la reconocemos como nuestra Madre, Patrona y Fundadora”.

“Por María llegó el Evangelio a estas tierras, nació mariana por eso es cristiana. Queremos ser fieles a nuestras raíces”, expresó. “Reconocer nuestro origen es asegurar nuestro futuro, profundizar sus raíces es garantizar el crecimiento de nuestro pueblo que ponga al hombre en el centro porque reconoce a Dios como a su Señor”.

“En esta fiesta de Nuestra Señora del Rosario queremos dar inicio al mes misionero extraordinario que promulgó el papa Francisco, para conmemorar el centenario de la promulgación de la carta Apostólica Maximum Illud, del papa Benedicto XV para renovar el compromiso misionero de la Iglesia”, señaló, haciendo referencia también al 20º aniversario del Congreso Misionero Latinoamericano (Comla VI) y del Congreso Americano Misionero (Cam I), que se celebró en Paraná y congregó a 3.100 congresistas de cuatro continentes, 346 niños de la IAM, 1.400 servidores que proclamaron entonces: “América con Cristo, sal de tu tierra”.

“La Iglesia es bien consciente de que la dimensión misionera propia de toda comunidad cristiana proviene ante todo de la fe en Cristo, cuya novedad y riqueza no se puede esconder ni conservar para sí. Esta proclamación que no se expresa solamente con palabras, sino también dando testimonio inequívoco de que Cristo colma realmente las aspiraciones más profundas del ser humano y llena de gozo su corazón”, recordó.

“Con la celebración de este mes, Francisco nos pide que volvamos al sentido misionero de nuestra adhesión a Jesucristo, que la hemos recibido por un don gratuito en el bautismo y que esta vida, no es un producto para vender, sino una riqueza para dar, para comunicar, para anunciar. Este es el sentido de la misión”, sostuvo.

“Pobres de nosotros, hermanos, si en un mundo como el nuestro, en donde se habla poco de Dios y se lo margina de la vida social de nuestro pueblo, no somos capaces con nuestra vida de anunciar la Buena Nueva de Jesucristo, sin temor, con santa audacia. Predicarlo con nuestra palabra, pero especialmente con nuestro testimonio, muchos de nuestros hermanos sólo leerán el Evangelio en nuestra vida. Que mi vida grite el Evangelio, para que conozcan a Jesús: la verdad, la vida y el camino”, animó.

“No basta renovar planes pastorales o nuevas estrategias para la misión, es necesario suscitar un renovado anhelo por la santidad, como nos propone Francisco. Para lo cual necesitamos acrecentar en la Iglesia una intensa corriente de oración, porque el misionero debe ser un contemplativo en la acción, porque si no lo es, no puede anunciar a Cristo de modo creíble. El misionero es un testigo de la experiencia del Dios Vivo que pueda decir con los Apóstoles ‘lo que contemplamos…lo anunciamos’”, aseguró.

“Entremos en la escuela de María. Que seamos hombres y mujeres hechos rosarios. Bendita monotonía del Ave María que purifica la monotonía de nuestros pecados”, expresó.

“En un mundo triste y angustiado, oprimido por tantos males y que tiende al pesimismo, el misionero debe ser un hombre que ha encontrado en Cristo la razón de su alegría, de su ser y existir: la verdadera esperanza”, consideró.

“En este día de Nuestra Madre, confiamos a ella la misión de la Iglesia. La Virgen unida a su Hijo desde la Encarnación, se puso en movimiento, participó totalmente de la misión de Jesús, misión que, a los pies de la cruz, se convirtió también en su propia misión, colaborar como Madre de la Iglesia que en el Espíritu y en la fe engendra nuevos hijos e hijas de Dios”, concluyó.+

» Texto completo de la homilía

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