Mons. Mestre: “Pedir misericordia para ser sanados”
La lepra en nuestra vida
En la época de Jesús, quien tenía lepra “cargaba con el peso de la dolencia física, el apartamiento afectivo de sus familiares y amigos por temor al contagio y, además, pesaba sobre el leproso el estigma de la impureza religiosa que le impedía poder rendir culto a Dios”. En este sentido, el prelado se refirió a la “lepra espiritual”, es decir “todo aquello que devora, daña, consume nuestros tejidos más profundos, los del alma y el corazón”, e invitó a la comunidad a preguntarse: “¿Cuáles son nuestras lepras espirituales hoy?”.
Pedir misericordia para ser sanados en el camino
En el Evangelio, “los diez leprosos piden compasión, misericordia a Jesús que es el único que puede sanarlos y devolverles la pureza total”. El Señor no realiza un signo espectacular, sino que les pide que se presenten a los sacerdotes para ser incorporados a la comunidad. “Muchas veces la sanación de las heridas y enfermedades más profundas de nuestra vida no se dan en un instante. Dios elige que seamos regenerados en el camino de nuestra vida. Esto implica confianza en Dios, paciencia y fidelidad en el tiempo. Debemos pedir con humildad sanación de nuestras lepras por su misericordia”.
La acción de gracias
“Un samaritano, un judío impuro y contaminado es el único que vuelve a dar gracias a Dios”, recordó monseñor Mestre, resaltando la enseñanza del relato: “Nos revela el poder sanador de Jesús, pero con el plus de enseñarnos que debemos ser agradecidos”. En primer lugar, a Dios, “por los múltiples regalos y beneficios que día a día nos otorga desde el momento que fuimos concebidos”; y a los hermanos “que a lo largo de la vida y en la actualidad han sido para nosotros instrumentos del Señor para que los dones de Dios lleguen a nuestra vida también por medio de ellos”, concluyó.+
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