El Papa animó a los jesuitas a anunciar la fe y promover la justicia

Ciudad del Vaticano (AICA): “Nuestro mundo está necesitado de transformaciones que protejan la vida amenazada y defiendan a los más débiles”, recordó el papa Francisco, esta mañana, a los participantes en la Reunión del Secretariado de Justicia Social y Ecología de la Compañía de Jesús (SJES), que tiene lugar en Roma, con ocasión del 50º aniversario de su fundación, en la sede de la Curia General, sobre el tema ¨Un camino de justicia y reconciliación: 50 años y más allá¨.
“Nuestro mundo está necesitado de transformaciones que protejan la vida amenazada y defiendan a los más débiles”, recordó el papa Francisco, esta mañana, a los participantes en la Reunión del Secretariado de Justicia Social y Ecología de la Compañía de Jesús (SJES), que tiene lugar en Roma, con ocasión del 50º aniversario de su fundación, en la sede de la Curia General, sobre el tema "Un camino de justicia y reconciliación: 50 años y más allá".

En un extenso discurso, en español, el pontífice alentó el trabajo de la Secretaría, continuando el camino iniciado por el padre Pedro Arrupe, que fundó la SJES en 1969.

Francisco recordó que la Compañía de Jesús, “desde el principio fue llamada al servicio de los pobres, una vocación que el padre Arrupe tuvo la intención de fortalecerla” y subrayó que en la base de su vocación se encontraba la experiencia de contacto con el dolor humano, en “voluntaria proximidad a los desechos del mundo, que la sociedad desprecia”, en palabras del padre Arrupe.

“Hoy –dijo el Papa- usamos la palabra “a los descartados”, y hablamos de cultura del descarte, esa gente dejada al camino”, pero destacó Francisco, esta vocación nace de la oración. “El padre Pedro siempre creyó que el servicio de la fe y la promoción de la justicia no podían separarse: estaban radicalmente unidas”, enfatizó.

“En los pobres, encontraron ustedes un lugar privilegiado de encuentro con Cristo. Ese es un precioso regalo en la vida del seguidor de Jesús: recibir el don de encontrarse con él entre las víctimas y los empobrecidos”, les dijo el Papa.

“No dejen –alentó el Papa a la SJES- de ofrecer esta familiaridad con los vulnerables. Nuestro mundo roto y dividido necesita construir puentes para que el encuentro humano nos permita a cada uno descubrir en los últimos el bello rostro del hermano, en quien nos reconocemos, y cuya presencia, aun sin palabras, reclama en su necesidad nuestro cuidado y nuestra solidaridad”.

Seguir a Jesús entre los crucificados

El pontífice se refirió seguidamente a “los crucificados de nuestro tiempo”. “En la actualidad abundan las situaciones de injusticia y de dolor humano que todos bien conocemos. Subsiste la trata de personas, abundan las expresiones de xenofobia y la búsqueda egoísta del interés nacional, la desigualdad entre países y en el interior de los mismos crece sin que se encuentre remedio. Con una progresión yo diría geométrica”, señaló el Papa.

De ahí que el pontífice señaló que “seguir a Jesús en estas circunstancias conlleva un conjunto de tareas”, desde el acompañamiento a las víctimas, la atención a las necesidades humanas y también –señaló el Papa- “desenmascarar los males, para descubrir las mejores respuestas, para generar la creatividad apostólica” tan necesaria para la Compañía.

“Pero nuestra respuesta no puede detenerse aquí. Necesitamos de una verdadera revolución cultural”, subrayó. “Un trabajo lento de transformación de las estructuras, por medio de la participación en el diálogo público, allí donde se toman las decisiones que afectan a la vida de los últimos”, agregó.

“Continúen con este empeño creativo, necesitado siempre de renovación en una sociedad de cambios acelerados. Ayuden a la Iglesia en el discernimiento que hoy también tenemos que hacer sobre nuestros apostolados. No dejen de colaborar en red entre ustedes y con otras organizaciones eclesiales y civiles para tener una palabra en defensa de los más desfavorecidos en este mundo cada vez más globalizado”, alentó el Papa a los jesuitas.

Francisco recordó que este año “se cumple el 30 aniversario del martirio de los jesuitas de la Universidad Centroamericana de El Salvador, que tanto dolor causó al padre Kolvenbach y que lo movió a pedir la ayuda de jesuitas en toda la Compañía. Muchos respondieron generosamente. La vida y la muerte de los mártires son un aliento a nuestro servicio a los últimos”.


Abrir caminos a la esperanza

Por otra parte el Papa señaló que muchas veces “buscamos cambios y muchas veces no sabemos cuáles deben ser, o no nos sentimos capaces de abordarlos, nos sobrepasan” y ante esto “corremos el riesgo de desesperar, si atendemos únicamente la lógica humana”, advirtió.

En este contexto el pontífice preguntó: “¿El apostolado social está para resolver problemas? Sí, pero sobre todo para promover procesos y alentar esperanzas. Procesos que ayuden a crecer a las personas y a las comunidades, que las lleven a ser conscientes de sus derechos, a desplegar sus capacidades y a crear su propio futuro”.

“Compartan su esperanza –exhortó Francisco a los jesuitas- allá donde se encuentren, para alentar, consolar, confortar y reanimar. Por favor, abran futuro, o para usar la expresión de un literato actual, frecuenten el futuro. Abran futuro, susciten posibilidades, generen alternativas, ayuden a pensar y actuar de un modo diverso. Cuiden su relación diaria con el Cristo resucitado y glorioso, y sean obreros de la caridad y sembradores de esperanza. Caminen cantando y llorando, que las luchas y preocupaciones por la vida de los últimos y por la creación amenazada no les quiten el gozo de la esperanza”, concluyó. +

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