Mons. Lozano: “¿Qué palabras podemos expresar ante el sufrimiento del inocente?”

Mons. Lozano: “¿Qué palabras podemos expresar ante el sufrimiento del inocente?”

San Juan (AICA): El arzobispo de San Juan de Cuyo, monseñor Jorge Eduardo Lozano, afirmó que es “poco, casi nada” lo que se puede decir ante el sufrimiento del hermano, pero consideró que ante la pregunta “qué palabras podemos expresar” ante estas situaciones, la respuesta es decir “claramente ‘aquí estoy’” .
El arzobispo de San Juan de Cuyo, monseñor Jorge Eduardo Lozano, aseguró que “la luz de la fe nos mueve a la oración que busca crecer en comunión con Dios y solicitar su consuelo”.

“En algunos momentos nuestra plegaria se hace apenas un suspiro, como una exhalación que pobremente puede balbucear a modo de oración un ‘Dios mío’ con lágrimas en los ojos”, expresó en su columna semanal.

El prelado señaló que ha palpado experiencias como ésta en los santuarios, a los que definió como “lugares sagrados en los cuales los hombres y mujeres de fe, a veces quebrados por la vida, experimentan el alivio de la mirada tierna de Dios en los ojos de Jesús Crucificado, la Virgen María, o alguno de los santos”.
“Como si allí resonara el testimonio de Juan el Bautista señalando a Jesús: ‘Ese es el Cordero de Dios que quita los pecados del mundo. Yo vi al Espíritu Santo descender del cielo y permanecer sobre Él’”, comparó.

El arzobispo sanjuanino destacó: “Juan señala el camino, da testimonio. Se involucra, no desarrolla una teoría y menos una hipótesis… ‘Yo lo he visto y doy testimonio de Él’”.

“¿Qué significa esto? Qué Jesús es la respuesta a los interrogantes más profundos de la humanidad. Acerca de la vida y la muerte, el dolor y el gozo. No siempre es una respuesta verbal y mucho menos instantánea. No es un concepto expresado en una frase; es una persona”, explicó.

“A veces viene por medio de amigos o anónimos que nos confortan o nos dan palabras de aliento y sus oraciones. En otras oportunidades es una sensación de paz interior en medio del desasosiego. Recuerdo una canción que dice: ‘Hay momentos que las palabras no alcanzan’”, completó.

Monseñor Lozano precisó que “cuando en la oración del credo rezamos que Jesucristo descendió a los infiernos, sabemos que se refiere también a que llega a tocar los infiernos de toda la humanidad, y por eso, los nuestros de mayor sufrimiento. Tus infiernos. Mis infiernos. Los de todos”.

“¿Qué se dice ante el dolor del hermano? Poco, casi nada”, reconoció, y agregó: “El otro te habilita a decir algo si sos capaz de descender con él a sus infiernos y hacer desde allí un camino juntos”.

“La respuesta es decir claramente ‘aquí estoy’. Sin esa disponibilidad de cercanía que nos arrime al misterio personal, cualquier palabra que digamos, incluso una cita bíblica repetida de memoria, puede sonar hueca, vacía, hasta irreverente”, afirmó.

Por último, monseñor Lozano subrayó: “El dolor del inocente (¿y quién no lo es después de la Pascua?) guarda un misterio que solamente se esclarece desde la oscuridad del Viernes Santo (el sufrimiento del inocente) y la luz de la Resurrección, el triunfo de la vida. Dolor del Hijo y del Padre, amor del Espíritu Santo derramado. La vida nueva”.+

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