El Papa reafirmó hoy el compromiso del Vaticano de luchar contra la ilegalidad de las finanzas

El Papa reafirmó hoy el compromiso del Vaticano de luchar contra la ilegalidad de las finanzas

Esta mañana tuvo lugar la apertura del 91 año judicial del Tribunal de la Ciudad del Vaticano. En su discurso el papa Francisco señaló los cambios que está experimentando en el último decenio la legislación vaticana, en particular en el sector penal, con el objetivo no sólo de alcanzar una modernización, sino sobre todo por la necesidad de respetar los compromisos internacionales que la Santa Sede asumió también en nombre del Estado Vaticano.

Francisco recordó a los miembros del Tribunal que para promover la justicia es necesario tener una actitud particular no sólo intelectualmente, sino también moral y deontológicamente. Las palabras de Jesús, dijo el Papa, pueden ayudarnos en esto: "Con la medida con que juzguen, serán juzgados".

“El Evangelio nos recuerda que nuestros intentos de justicia terrenal siempre tienen como horizonte último el encuentro con la justicia última, la de Dios. Estas palabras no deben asustarnos, sino animarnos a cumplir nuestro deber con seriedad y humildad”.

Muchos de los presentes, están involucrados en instituciones responsables de la administración de la Justicia y la protección de la ley y el orden. A ellos les exhortó a continuar en su esfuerzo diario de establecer la justicia. Comprometiéndose cada uno a ser conscientes de sus importantes responsabilidades. Abrir espacios y nuevos caminos para la aplicación de la justicia para la promoción de la dignidad humana, de la libertad, en definitiva, de la paz.

Francisco recordó que quienes están llamados a juzgar, lo deben hacer con criterios humanos, porque la justicia, no fluye tanto de la perfección formal del sistema y las reglas, sino de la calidad y la rectitud de las personas, in primis de los jueces.

El Evangelio, señaló, nos enseña una mirada más profunda a la mentalidad mundana, y nos muestra que la justicia propuesta por Jesús no es un simple conjunto de reglas aplicadas técnicamente, sino una disposición del corazón que guía a los que tienen responsabilidad.

Pero antes de juzgar al otro, el Papa dijo que es necesario establecer la justicia dentro de nosotros, luchando con fuerza para marginar la cizaña que nos habita. Pero la vigilancia sobre nosotros mismos, con la consiguiente lucha interior, nos ayuda a no dejar que el mal se apodere del bien. En este sentido, invitó a todos a sentirse involucrados no sólo en un compromiso externo que concierne a los demás, sino también en un trabajo personal dentro de cada uno de nosotros: nuestra conversión personal. ¡Esta es la única justicia que genera justicia!

Las virtudes cardinales de la mano de la justicia
Pero para el pontífice, la justicia por sí sola no es suficiente, debe ir acompañada también de las otras virtudes, especialmente las virtudes cardinales, las que actúan como bisagras: prudencia, fortaleza y templanza.

“La prudencia, nos da la capacidad de distinguir lo verdadero de lo falso y nos permite atribuir a cada uno lo suyo.

La templanza como elemento de moderación y equilibrio en la evaluación de hechos y situaciones nos hace libres para decidir según nuestra conciencia.

La fortaleza nos permite superar las dificultades que encontramos, resistiendo las presiones y las pasiones. Especialmente les puede servir de ayuda a ustedes en la soledad que a menudo experimentan al tomar decisiones complejas y delicadas”.

La tarea de juzgar, dijo, requiere no sólo preparación y equilibrio, sino también pasión por la justicia y conciencia de las grandes y obedientes responsabilidades del juicio.


Los cambios de la legislación vaticana

Un segundo punto sobre la justicia son las leyes que regulan las relaciones interpersonales y, por tanto, su legalidad, pero también los valores éticos que constituyen el trasfondo. En su discurso, el Papa recordó los cambios que está experimentando en el último decenio la legislación vaticana, en particular en el sector penal. Con el objetivo no sólo de alcanzar una modernización, pero sobre todo por la necesidad de respetar los compromisos internacionales que la Santa Sede ha asumido también en nombre del Estado Vaticano. Compromisos que conciernen sobre todo a la protección de la persona humana, amenazada en su propia dignidad, y a la protección de los grupos sociales, a menudo víctimas de nuevas y odiosas formas de ilegalidad.

Para concretar este compromiso, la Santa Sede inició un proceso de adaptación de su legislación a las normas del derecho internacional y, en el plano operacional, se comprometió especialmente a luchar contra la ilegalidad en la esfera de las finanzas a nivel internacional. Con ese fin, ha fomentado las relaciones de cooperación y el intercambio de políticas e iniciativas de aplicación de la ley, creando espacios internos de vigilancia e intervención capaces de llevar a cabo controles estrictos y eficaces.

A raíz de estas acciones, se han descubierto “situaciones financieras sospechosas”, que más allá de la posible ilegalidad, no se ajustan a la naturaleza y los objetivos de la Iglesia, y generaron desorientación y ansiedad en la comunidad de los fieles. Estos hechos fueron señalados a la atención del poder judicial y aún no se han aclarado en los perfiles de relevancia penal.

Aunque si no es aún el momento para ampliar esta información, como dijo Francisco, en todo caso, dada la plena confianza en la labor de los órganos judiciales y de investigación, y sin perjuicio del principio de la presunción de inocencia de las personas investigadas, un hecho positivo, afirmó, es que precisamente en este caso, los primeros informes fueron realizados por autoridades internas del Vaticano, activas, aunque con competencias diferentes, en los sectores económico y financiero. Esto demuestra la eficacia y la eficiencia de las medidas de represión, como lo exigen las normas internacionales.

La Santa Sede está firmemente decidida a continuar por el camino emprendido, no sólo en lo que respecta a las reformas legislativas, que contribuyeron a una consolidación sustancial del sistema, sino también mediante el inicio de nuevas formas de cooperación judicial tanto a nivel de los órganos de investigación como de los organismos de investigación, en las formas previstas por las normas y la práctica internacionales. En este campo, el Cuerpo de Gendarmería también se ha distinguido por su actividad de investigación en apoyo de la Oficina del Promotor de la Justicia.

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