Santa Fe (AICA): “Este sábado en una parroquia de Santa Fe, participé de una misa y posterior festejo muy particular: dos frailes españoles que entraron al seminario juntos, se ordenaron juntos, a ambos los enviaron a América, los dos pasaron por Santa Fe, los dos festejaban 50 años de ordenados. Uno ya no estaba en Santa Fe, pero quiso viajar para encontrarse con “su compañero” porque en estos años no se habían casi visto. “Muchas veces son noticia los consagrados por desvíos de sus vidas. Les envío una pequeña reseña de dos frailes, pensando que podemos hacernos eco de la Gracia de Dios, con el ejemplo de dos personas fieles a su vocación y ministerio, siempre alejados de su familia, hoy felices festejando 50 años sacerdotales”. De esta sencilla manera Ana Falco, de Santa Fe, escribió a AICA para expresar su alegría por un hecho que la impresionó gratamente.
“Creo que muchas veces son noticia los consagrados por desvíos de sus vidas. Pero aquí les envío una pequeña reseña de estos dos frailes, pensando que podemos hacernos eco de la Gracia de Dios, con el ejemplo de dos personas con el Orden Sagrado y fieles a su vocación y su ministerio, siempre alejados de su familia, hoy felices festejando 50 años sacerdotales”.
De esta sencilla manera Ana Falco, miembro de la Junta de Liturgia de la arquidiócesis de Santa Fe, escribió a AICA para expresar su cristiana alegría por un hecho que la impresionó gratamente.
El hecho fue que el sábado 21 de septiembre, en la parroquia San José, de los padres Agustinos Recoletos, en la ciudad de Santa Fe, se celebraron las bodas de oro sacerdotales de fray José María Galdeano y de fray Ramón Calzada.
Los dos religiosos, oriundos de España, sirvieron y formaron parte de la comunidad agustina recoleta de Santa Fe. Fray José María duante más de 25 años, y fray Ramón algunos menos como párroco.
Ambos ingresaron al postulantado (seminario menor) en el norte de España, a la corta edad de 12 años, como era la costumbre de entonces. En septiembre de 1963, los dos se ordenaban como sacerdotes y con la sola expectativa de amar y servir a Dios recibieron sus destinos: América del Sur los recibiría. José María fue destinado a la Argentina y Ramón al Brasil.
Ambos fueron, durante toda su vida, fieles a Dios y amantes de la Iglesia, a la que sirvieron con verdadero amor. La comunidad agustina recoleta, feliz, dio gracias a Dios por la fidelidad al ministerio de José María y Ramón.+
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