Mons. Polti llama a “acompañar a vivir” en la fiesta en honor de la Virgen de la Merced

Mons. Polti llama a “acompañar a vivir” en la fiesta en honor de la Virgen de la Merced




Ojo de Agua (Santiago del Estero) (AICA): Ante los miles de fieles que llegaron hasta la localidad santiagueña de Ojo de Agua, para venerar a Nuestra Señora de la Merced, patrona generala del Ejército, el obispo de Santiago del Estero, monseñor Francisco Polti, recordó que “hay una manera de amar que debemos recuperar y que consiste en `acompañar a vivir`, especialmente a quien se encuentra hundido en la soledad, en el abandono, atrapado por la enfermedad o sencillamente vacío de toda alegría y esperanza de vida”. “A Ella recurrimos entonces, como lo hemos hecho tantas veces, suplicando que nos enseñe a tener la sabiduría del discípulo y la audacia del misionero de Jesucristo, que sabe que con Él hay luz, hay esperanza, hay amor y hay futuro”, subrayó.

Ante los miles de fieles que llegaron hasta la localidad santiagueña de Ojo de Agua, para venerar a Nuestra Señora de la Merced, patrona generala del Ejército, el obispo de Santiago del Estero, monseñor Francisco Polti, recordó que “hay una manera de amar que debemos recuperar y que consiste en `acompañar a vivir`, especialmente a quien se encuentra hundido en la soledad, en el abandono, atrapado por la enfermedad o sencillamente vacío de toda alegría y esperanza de vida”.

El prelado lamentó que pareciera ser que “estamos formando una sociedad hecha sólo para los fuertes, los exitosos, los agraciados, los sanos y los que son capaces de gozar y disfrutar de la vida”.


“Reunimos a los niños en las guarderías, guardamos a nuestros ancianos en asilos y residencias, abandonamos a los delincuentes en las cárceles, y ponemos a los drogadictos sólo bajo vigilancia”, advirtió.


“Así, todo nos parece que está en orden. Se supone que cada uno recibirá allí la atención que necesita, y los demás se podrán dedicar con más tranquilidad a trabajar y disfrutar de la vida sin ser molestados. Entonces procuramos rodearnos de personas simpáticas y sin problemas que no pongan en peligro nuestro bienestar, convertimos la amistad y el amor en un intercambio mutuo de favores, y logramos vivir satisfechos”, subrayó.


El prelado sostuvo que “así no es posible experimentar la alegría de contagiar y dar vida. Se explica igualmente, como muchos, aun habiendo logrado un nivel elevado de bienestar y tranquilidad, tengan la impresión de que viven sin vivir y que la vida se les escapa aburridamente de entre las manos”.


Recordó que “con los ojos puestos en sus hijos y en sus necesidades, María nos ayuda a mantener vivas las actitudes de atención, de servicio, de entrega y de gratuidad que deben distinguir a los discípulos de su Hijo”.


“En efecto, el que cree en Jesús, se siente llamado a vivir de otra manera. No se trata de hacer grandes cosas. Quizá sencillamente ofrecer nuestra amistad a ese vecino, a ese amigo hundido en la soledad y la desconfianza, estar cerca de ese joven que le falta compañía, calor humano; tener paciencia con ese anciano que busca ser escuchado por alguien, estar junto a esos padres que tienen a su hijo en la cárcel, alegrar el rostro de ese niño solitario marcado por el abandono”, precisó.


Monseñor Polti señaló que “este amor que nos hace tomar parte en las cargas y el peso que tiene que soportar el hermano es un amor salvador, pues libera de la soledad e introduce una esperanza y alegría nueva en quien sufre, y se siente acompañado en su dolor” y afirmó que “todos podemos ser misioneros, todos podemos anunciar a Dios a los hombres. Y la mejor manera de anunciar a Dios a los hombres es en el obrar. Sólo hay que tener a Dios, como María en el corazón”.


“A Ella recurrimos entonces, como lo hemos hecho tantas veces, suplicando que nos enseñe a tener la sabiduría del discípulo y la audacia del misionero de Jesucristo, que sabe que con Él hay luz, hay esperanza, hay amor y hay futuro”, concluyó.


Al término de la celebración eucarística, se realizó la tradicional procesión con la imagen de la Madre y Señora de La Merced y de San Pedro Nolasco, fundador de la orden mercedaria. Luego de recorrer las calles del pueblo, los fieles se acercaron a la parroquia de la Virgen de La Merced, para pedir y agradecer y entregaron imágenes.+


Texto completo de la homilía



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