Catamarca mostró su amor a la Morena Virgen del Valle

Las fiestas en honor de Nuestra Señora del Valle concluyeron este domingo 8 de diciembre, día de la Inmaculada Concepción de la Virgen María, con una multitudinaria procesión, que este año cambió su recorrido, partiendo desde la misma catedral. Con este marco, el obispo de Catamarca, monseñor Luis Urbanč, dio apertura al Año de la Niñez y Adolescencia como opción pastoral para 2014.

La columna procesional se fue formando a lo largo de varias cuadras de la calle Sarmiento al sur del santuario mariano, integrada por delegaciones de peregrinos que portaban sus estandartes, banderas e imágenes de los santos patronos de sus comunidades, organizados por decanatos y por grupos provenientes de otras jurisdicciones eclesiásticas; además de instituciones y organizaciones que tributaron su homenaje a la Madre Morena.


A las 18 salió la imagen cuatro veces centenaria desde el interior del templo catedralicio, precedida por los seminaristas, los sacerdotes del clero local y de comunidades religiosas y el obispo, quienes se ubicaron en la tarima levantada delante del atrio. Allí, junto a la multitud ubicada detrás de los vallados, recibieron jubilosos a la sagrada imagen, que salió al encuentro de sus hijos portada por personal de Infantería de la Policía de la Provincia y escoltada por gauchos de diferentes agrupaciones.


La Madre del Valle fue recibida con los sones de la Banda de Música de la Policía de la Provincia, en medio de vivas y aplausos de la multitud de devotos y peregrinos apostados en el Paseo de la Fe, y colocada en un altar. Luego se registró el desplazamiento de las delegaciones, que fueron pasando delante de la Santísima Virgen. En un gesto de cercanía, monseñor Urbanč descendió del escenario para saludar y bendecir a quienes hacían su paso por el lugar.


A continuación, los fieles se encolumnaron junto al obispo diocesano y comenzaron a caminar con la venerada imagen, que era llevada en andas por laicos y escoltada por Bomberos. Detrás de la Virgen caminaron la gobernadora de Catamarca, Lucía Corpacci; el vicegobernador, Dalmacio Mera; el intendente capitalino, Raúl Jalil, y funcionarios, legisladores y otras autoridades nacionales, provinciales y municipales.


Más devotos y peregrinos se siguieron sumando a esta manifestación pública de fe, mientras los guías iniciaban el rezo del santo rosario, con la lectura de pasajes evangélicos al comienzo de cada misterio. Durante el recorrido se pidió por las personas que están enfermas, solas, tristes, afligidas, privadas de la libertad, como también se rogó por quienes se han alejado de Dios y por los fieles difuntos. Se elevaron plegarias por las familias, por la paz en Catamarca y el país, y especialmente por las víctimas del flagelo de la droga y sus familias. Además, se pidió por la Iglesia para que dé testimonio del amor de Dios.


Al llegar a La Alameda, donde la imagen fue coronada hace 122 años, hubo aclamaciones especiales para la Reina y Señora de este Valle. La procesión completó su recorrido en medio del júbilo de los cantos, las oraciones, los vivas y las reflexiones. Ya de regreso frente al atrio de la catedral, la Virgen fue saludada con una lluvia de pétalos y papelitos y con los sones de la Banda de Música, tras lo cual fue colocada en el trono festivo.


Año de la Niñez y la Adolescencia


Todos reunidos frente a la Madre del Valle escucharon la lectura del decreto que declara el Año de la Niñez y la Adolescencia, desde el 8 de diciembre y hasta la misma fecha de 2014, de modo que los niños y los adolescentes serán la opción preferencial de la pastoral de la Iglesia diocesana, como lo fueron los jóvenes de 2013, a quienes se les agradeció el testimonio de fe que dieron en este tiempo. La lectura estuvo a cargo del vicario general de la diócesis, presbítero Julio Quiroga del Pino.

Mientras se entonaban cantos a la Virgen, se entregó la carta pastoral del obispo con motivo del Año de la Niñez y Adolescencia a las autoridades civiles presentes, a los sacerdotes y a los referentes de las distintas pastorales diocesanas. En la ocasión, fueron presentados niños en las distintas etapas de su vida, desde el vientre materno hasta la adolescencia, acompañados por sus padres, quienes recibieron un ejemplar del documento episcopal.







Palabras del obispo


Monseñor Urbanc compartió, al final de la jornada, un mensaje con motivo de la clausura de las fiestas marianas. En su última alocución, el prelado manifestó las prioridades pastorales y dejó entrever las principales necesidades de la sociedad local.

Peregrinos. “Al finalizar estas fiestas en tu honor, queremos renovarte nuestra gratitud por los peregrinos. Por su ejemplo de fidelidad a tu amor: por ser testimonio, aliento y esperanza para todos. Bendícelos con abundancia. Y a nosotros ilumínanos, para que, contemplando con amor a estos hermanos que transitaron esforzadamente los caminos de la Patria, despertemos a nuestra común condición de peregrinos en esta vida. Asístenos en nuestro caminar para que, por tu presencia y protección, se alejen de nosotros los males que ponen en peligro nuestra alma y nuestro cuerpo, y gocemos de paz en la fraterna convivencia humana”.


Jóvenes. “Te agradecemos, Madre, la protección que has dispensado a nuestros jóvenes en este Año de la Juventud de nuestra Iglesia de Catamarca, que ha significado una renovación de nuestro espíritu y un recordatorio de la acción de Jesús, quien hace nuevas todas las cosas. Continúa velando por nuestros muchachos y nuestras chicas, para que nunca les falte la luz de tu consejo y el calor de tu amor de Madre y Maestra”.


Año de la Fe. “Te agradecemos por habernos ayudado a renovar nuestra vida religiosa en el Año de la Fe que vivió toda la Iglesia. Tú que eres modelo de Mujer creyente, muéstranos tu corazón para que aprendamos a adherirnos más hondamente a Jesús y para que nos dejemos empapar por su Palabra que ilumina, sana y salva”.


Año de la Niñez y la Adolescencia. “Pedimos tu asistencia para que el Año de la Niñez y de la Adolescencia, que ahora comienza en nuestra Iglesia de Catamarca, promueva en cada fiel cristiano los mismos sentimientos de cuidado, protección y promoción de los niños y adolescentes que embargaban el corazón de tu amado Hijo Jesús, y ayúdanos para que, teniendo alma e inocencia de niños, nos hagamos dignos del reino celestial”.


Drogadicción. “Queremos pedir tu ayuda para que en nuestra patria se encare con seriedad, decisión y eficacia la problemática que plantean la drogadicción y el narcotráfico, se procure una total erradicación de este inicuo mal que aflige a toda nuestra sociedad y se proteja con especial esmero a nuestros niños, adolescentes y jóvenes, para que no sean víctimas inermes de quienes lucran con la vida, la seguridad y la paz del pueblo”.


Lluvia. “Acudimos a tu poderosa intercesión de Reina de los cielos y de la tierra, para que el Señor de la vida haga caer sobre nuestro sediento suelo la gracia esperada de la lluvia. Haz que nuestros ríos y arroyos sean cauces que conduzcan caudalosamente el agua necesaria para la vida del hombre, de los animales y de las plantas”.


Paz social. “Ante los últimos disturbios sociales, los hechos de violencia y los saqueos que han teñido los días pasados con la oscuridad de la angustia, te pedimos, Madre, que obtengas para el pueblo argentino la gracia de la paz social y un pronto restablecimiento de los vínculos sociales. Interviene en nuestra vida pública con tu amor y paciencia de Madre para que todos, en especial los cristianos, seamos promotores del respeto por el prójimo y sus bienes, de una sana convivencia basada en la justicia y la solidaridad, y de una auténtica fraternidad que nazca del amor”.


Devoción. “Dirige, Madre del Valle, tu invitación final a estos queridos peregrinos que han acudido a tu presencia para expresarte su devoción, para que el año próximo estén otra vez aquí para decirte que te aman como Tú los amas y que quieren imitarte en la sincera entrega a Dios y al prójimo”.







“Que María proteja a nuestros jóvenes de tantos males”


Por la mañana, el monseñor Urbanc había presidido la solemne misa en honor de la Inmaculada Concepción, con la que dio por finalizado el Año Diocesano de la Juventud. Lo acompañaron en la misa el arzobispo emérito de Resistencia, monseñor Fabriciano Sigampa, y sacerdotes del clero local.

Tomando los textos bíblicos, el obispo centró su homilía en el dogma de la Inmaculada Concepción, que fue matizada con vivas y aplausos de los participantes del oficio religioso. “Cuando los aborígenes descubrieron la imagen de la Pura y Limpia Concepción del Valle en las estribaciones de Choya, no sabían que representaba a Aquélla que, elegida en los planes de Dios y amada eternamente por Él”, recordó.


“María fue elegida para ser Madre del Hijo Encarnado y para ser depositaria de inéditos dones celestiales –continuó-: la liberación del pecado y de la muerte eterna, el triunfo sobre el demonio y la perfecta santidad para quienes creyeran en Él y vivieran según Él. En efecto, ya desde tiempos muy antiguos los fieles cristianos sintieron en lo profundo de su corazón que el alma de la Virgen, en el primer instante de su creación e infusión en el cuerpo, había sido preservada inmune de la mancha del pecado original, por singular gracia y privilegio de Dios, en atención a los méritos futuros de su hijo Jesucristo”.


En otro tramo, agregó: “A nuestra Virgen del Valle, cuya imagen representa la Inmaculada Concepción, volvemos la mirada del alma para alabarla por su grandeza y humildad, para darle gracias por su materna protección, para invocar su poderosa intercesión y renovar nuestra filial veneración”.


El obispo también pidió a la Virgen especialmente por los jóvenes: “A Ella, que venció al demonio por su amor fiel a Dios, elevamos nuestras oraciones para que proteja a nuestros jóvenes de tantos males que los acechan y los libre de la drogadicción, de la mundanidad, de la desidia, del alcohol, de la violencia, del desorden, de la insubordinación a las leyes, de la corrupción de las costumbres, de la indiferencia ante quien sufre, de la exclusión, de la desesperanza y del desamor. A Ella, que es templo santo del Dios tres veces santo, recurrimos para implorar en favor de nuestros jóvenes la gracia de vivir y testimoniar con toda fidelidad el Evangelio, haciendo de sus cuerpos y de sus almas morada noble y pura del Señor”.+








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