La Iglesia en Catamarca despidió a monseñor Elmer Miani

Cientos de fieles venidos de diversas partes de Catamarca se congregaron en la catedral basílica de Nuestra Señora del Valle para darle el último adiós al difunto obispo emérito, monseñor Elmer Osmar Ramón Miani, fallecido el domingo 25 de mayo.

La feligresía rezó esperanzada en la resurrección y agradecida por el servicio pastoral que brindó durante los 17 años de su episcopado en la provincia. Sus restos fueron depositados a los pies de la imagen de santo Toribio de Mogrovejo, cerca de la imagen sagrada de la Virgen del Valle, tal como era su deseo.


La ceremonia de exequias dejó al templo con pocos espacios por los que circular, debido a la gran afluencia. Entre las autoridades presentes, estuvieron gobernadora Lucía Corpacci, el intendente capitalino Raúl Jalil, miembros del Poder Legislativo y del Poder Judicial, de las fuerzas de seguridad, de la Universidad Nacional de Catamarca y delegaciones de colegios confesionales, congregaciones, parroquias y personas allegadas al difunto prelado.


La Eucaristía fue presidida por el arzobispo de Salta, monseñor Mario Antonio Cargnello, catamarqueño de nacimiento y muy vinculado a monseñor Miani, a quien acompañó como vicario general hasta su elección como obispo de Orán. Concelebraron junto con el arzobispo metropolitano el obispo diocesano de Catamarca, monseñor Luis Urbanc, y sacerdotes diocesanos y religiosos.


“Un hombre que le dio lo mejor de sí a Catamarca”


Monseñor Mario Cargnello pronunció una emotiva homilía. Destacó la figura de quien fue el séptimo obispo de Catamarca: “Conversando con los hermanos sacerdotes sobre cómo descubrir el legado que nos ha dejado Dios a través de los 17 años de servicio pastoral de monseñor Miani y de su tiempo como obispo emérito, siempre cercano a la diócesis, pensábamos que don Elmer como un hombre que quiso amar a Catamarca e intentó darle lo mejor de sí”.

El prelado recordó una escena de un viaje a Andalgalá al poco tiempo de su llegada a la diócesis: "Él me compartía el hecho de sentirse como los viejos obispos que visitaban a los pueblos y a la gente estuvieran donde estuvieran. En ese marco de querer amar desde la altura de Dios, como se puede experimentar cuando uno se trepa a nuestras montañas, y al mismo tiempo con la cercanía que sólo Dios puede tener y que Jesús nos manifiesta en la cruz, Monseñor intentó todo lo que pudo para Catamarca".


Monseñor Cargnello recordó cuando, en un gesto inédito, la Conferencia Episcopal Argentina decidió celebrar una asamblea plenaria en Catamarca, con ocasión del centenario de la coronación de la Virgen del Valle. El arzobispo dijo que “intentó, empujándonos, para vencer nuestra inercia que muchas veces nos detiene, que nos preguntáramos y asumiéramos desafíos pastorales que él supo intuir con especial clarividencia".


"Y eso le costó -recordó-. No siempre lo aceptamos, y tuvo que vivir la experiencia del estar solo, y amar desde el lugar que tiene que querer a todos. Hubo amor por esta diócesis, por este pueblo, por esta provincia. Y creo que vivió así, con su personalidad, pero con una gran fidelidad este amor a Catamarca”.


La gracia del Valle


En otro tramo de su reflexión, Mons. Cargnello se explayó en algo que Monseñor Miani siempre se preguntaba desde que llegó a esta tierra, refiriéndose a que había que descubrir “la gracia del Valle”, es decir, “qué significa la presencia de María en este, que el gran poeta Ponferrada llamó valle de luz”. Y explicó que “el valle es un llamado a la comunión, es un llamado a la fe y tiene una fuerte impronta de esperanza. Catamarca siempre atrae como espacio de comunión. Para el catamarqueño también es un desafío y una llamada para hacer de este lugar un lugar de familia y de comunión”. En este sentido, exhortó a que “tenemos que ser artífices de comunión y en el norte argentino ofrecer espacios de comunión a una Patria que busca aceleradamente ejemplos, testimonios y espacios de diálogo. Es parte de la gracia del valle, esa gracia maternal, una gracia de comunión, de fe”.

Su amor por los sacerdotes


Otro de los aspectos de la persona de monseñor Miani que destacó el metropolitano fye "su amor por los sacerdotes". Destacó que durante su tiempo en la provincia ordenó 23 presbíteros, y valoró la confianza depositada en ellos. "Ustedes, como curas -dijo-, y yo como obispo, hemos recibido la gracia a través de sus manos".

Por último, agregó que la familia fue una obsesión en él: "Trabajó en la Comisión Episcopal de Familia mucho tiempo y quiso hacer esos gestos institucionales fuertes como fue el Sínodo de la Familia, para que Catamarca se descubriera incluso como Iglesia desde el corazón de cada familia y de cada hogar. Esa es una tarea que nos toca a todos los cristianos, y ojalá despierte desde la entrega definitiva de don Elmer, que ya es una semilla que volverá a la tierra para hacerse fruto en cada uno de nosotros”.


Agradecimiento de Mons.Urbanc


A su momento, Mons. Luis Urbanc expresó un sentido “gracias a todos” por haber acompañado a su antecesor en esta ceremonia de despedida. “A todo el pueblo de Catamarca, a creyentes y no creyentes; al presbiterio de Catamarca, especialmente a todos los que han sido ordenados por nuestro hermano Elmer; a todos los religiosos y religiosas, que con su oración y testimonio acompañan la tarea pastoral; a los seminaristas, que son la esperanza viva para la diócesis; a todas las autoridades que siempre ponen el hombro para que la tarea pastoral se pueda llevar adelante”.

“Quiero agradecer a muchos médicos porque la salud de monseñor Miani ha sido muy débil en los últimos años; a las personas que han sabido estar muy cerca de él, sacerdotes y laicos, que han sabido acompañarlo cuando ya era Obispo Emérito; a las Hermanas del Hogar San Camilo que han venido desde Córdoba, les agradezco este gesto tan grande, ya que durante dos años han sabido acompañar a Monseñor en Argüello, que han sido tan delicadas en el trato y han sabido ganarse el corazón de Monseñor Miani. Agradezco a todos los que lo han acompañado en esta cruz que le tocó vivir junto a Jesús, como es la enfermedad”, expresó.


Monseñor Urbanc afirmó que los restos de monseñor Miani “descansarán a los pies de santo Toribio de Mogrovejo y de su amigo san Juan Pablo II, como era su deseo".


“Nos supo escuchar y amar a la Virgen”


Por su parte, el presbítero Sergio Chumbita despidió al obispo emérito en nombre de todos los sacerdotes, evocándolo como un padre cercano, que “se interesaba en saber cómo éramos, y nos daba ánimos en nuestro ministerio sacerdotal. Doy gracias porque nos supo escuchar y respetar en nuestras decisiones, siempre atento a nuestras propuestas y sugerencias. Nos enseñó a amar a la Virgen y se esforzó por amar a Catamarca. Que el Señor premie lo que hizo por nosotros y por Catamarca”.

Antes de la bendición final, el féretro con los restos mortales de quien pastoreó la diócesis de la Virgen del Valle entre 1990 y 2007 realizó su último recorrido por el lugar que fue su cátedra mientras ejerció su gobierno eclesiástico. Fueron los sacerdotes quienes lo llevaron en andas por la nave central de la Catedral Basílica hasta el Paseo de la Fe, ante el aplauso y las expresiones de emoción de todos los presentes.


Luego de ser colocado en el sepulcro, los presbíteros junto con los fieles arrojaron tierra sobre el féretro, cerrando este homenaje a un pastor que sirvió desde su ministerio episcopal con entrañable amor a la Patrona del Valle. Mientras se realizaba este gesto, en el recinto sagrado sonaba la canción cuya letra dice: [c]“Más allá del sol, más allá del sol, yo tengo un hogar, hogar, bello hogar, más allá del sol”[c].+



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