“Vivamos en el amor de Dios”, pide Mons. Frassia
Avellaneda (Buenos Aires) (AICA): El obispo de Avellaneda-Lanús, monseñor Rubén Oscar Frassia, compartió una reflexión por radios del conurbano y la capital federal sobre el evangelio dominical, en el que Jesús promete el envío del Espíritu Santo sobre los apóstoles. El prelado invitó a vivir en el amor de Dios, a practicar “lo esencial del cristianismo”, que empieza por tener amor a uno para luego entregarlo a los demás.
Monseñor Frassia explicó que el Espíritu es amor y los cristianos son testigos de ese amor. “Nuestra vocación y misión es vivir ese amor de Dios”, reiteró.
“Ese amor de Dios tiene que empezar por tener amor a uno mismo porque, si uno no se ama, será difícil amar bien a los demás –agregó-. Hay que pertenecerse como persona y cuando esto se logra uno se da, se entrega, se consagra, se dedica, se ofrece. Pero si uno no tiene integridad o unidad de vida, difícilmente se puedan sostener las relaciones”.
El obispo afirmó que la Iglesia y sus miembros están llamados a dar prueba de Cristo en el amor concreto. Citó a san Juan pablo II, para quien el hombre es el primer y fundamental camino de la Iglesia. “De allí la importancia –añadió- de darnos cuenta que, si queremos vivir en Dios, tenemos que cumplir con los mandamientos. Ellos son obras y no razones; obras y no fotos; obras y cosas concretas donde uno tiene que aprender a buscar el bien concreto y objetivo de los demás”.
“A veces –dijo- hacemos obras que nos llenan de vanidad, pero tenemos que hacer el bien y no sentirnos bien; hacer el bien a los demás, procurar el bien a los otros; querer a los otros; respetar a los otros; ayudar a la gente a encontrar su dignidad. El espíritu es una presencia viva de Dios que moviliza, actualiza, convierte, potencia e ilumina, creando comunión. «Si ustedes me aman, cumplirán mis mandamientos», dice Jesús”.
Monseñor Frassia concluyó su alocución convocando a “amar en serio a nuestros hermanos”, porque así se comienza a vivir el verdadero gozo que Dios quiere compartir a sus hijos: “Ya estamos entrando en lo eterno aquí en la tierra y aquí se amasa lo que viviremos eternamente. No perdamos este encuentro, esta gracia y esta posibilidad”.+
Texto completo de la alocución
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