En Corpus: El cardenal Poli convocó a evangelizar para compartir el pan de la misericordia

En Corpus: El cardenal Poli convocó a evangelizar para compartir el pan de la misericordia




Buenos Aires (AICA): El arzobispo de Buenos Aires y primado de la Argentina, cardenal Mario Aurelio Poli, exhortó a los católicos porteños a evangelizar para ¨compartir el pan de misericordia¨ y llamó ¨dar testimonio¨ como verdaderos discípulos misioneros, al presidir la misa y procesión del Corpus Christi en Plaza de Mayo. El purpurado recordó que ¨el Pan de la misericordia no puede quedarse en manos de unos pocos. Después de tener un verdadero encuentro con el Resucitado, en cada misa, en cada reconciliación, no podemos guardarnos la alegría solo para nosotros mismos¨ y sostuvo que ¨el encuentro con Cristo eucaristía, suscita en la Iglesia y en cada cristiano la exigencia de evangelizar y dar testimonio. Saca afuera lo mejor de nuestro bautismo: nuestra condición de discípulos misioneros¨.

El arzobispo de Buenos Aires y primado de la Argentina, cardenal Mario Aurelio Poli, exhortó a los católicos porteños a evangelizar para "compartir el pan de misericordia" y llamó "dar testimonio" como verdaderos discípulos misioneros, al presidir la misa y procesión del Corpus Christi en Plaza de Mayo.

"Cada vez que comemos su carne y bebemos su sangre, renovamos el deseo de servirlo como Él se merece en nuestros hermanos. Así, en toda Eucaristía, Jesús se hace prójimo, Buen Samaritano de nuestras debilidades, y en la comunión de su Cuerpo y de su Sangre, renovando su fiel amistad, vuelve a infundirnos la vida de Dios, y con ella, su amor misericordioso, el que nos identifica como sus discípulos. En cada Eucaristía el amor misericordioso del Padre desborda todo lo previsible, y se hace virtud que vence a nuestro egoísmo, vuelve nuestro corazón hacia los pobres, nos hace más sensibles al dolor de los demás y nos abre al perdón de los hermanos", recordó.


El purpurado porteño afirmó que "el Pan de la misericordia no puede quedarse en manos de unos pocos. Después de tener un verdadero encuentro con el Resucitado, en cada misa, en cada reconciliación, no podemos guardarnos la alegría solo para nosotros mismos" y sostuvo que "el encuentro con Cristo eucaristía, suscita en la Iglesia y en cada cristiano la exigencia de evangelizar y dar testimonio. Saca afuera lo mejor de nuestro bautismo: nuestra condición de discípulos misioneros".


"La Eucaristía no sólo proporciona la fuerza interior y el entusiasmo para dicha misión, sino también, en cierto sentido, su ideario", subrayó.


El primado pidió que al adorar al Santísimo "hagamos silencio para orar, agradecer, pedir, darle gloria e interceder por tantos hermanos necesitados de su amor, ante este misterio grande, misterio de misericordia, pensemos: ¿qué más podía hacer Jesús por nosotros? Verdaderamente, en la Eucaristía nos muestra un amor que llega 'hasta el extremo'), un amor que no conoce medida. No se guardó nada: todo lo ofreció sobre el altar de la Cruz, para la salvación del género humano", por eso insistió: "A nosotros, nos queda el desafío de comprometernos y anunciar el verdadero amor que perdona, consuela y salva".


Antes de terminar la homilía, el cardenal Poli los interpeló sobre si estaban dispuestos a "evangelizar para compartir el pan de la misericordia", la feligresía respondió que sí y el arzobispo replicó: "Entonces que viva la Iglesia".


La expresión de fe pública comenzó por la mañana con una marcha juvenil desde la plaza Miserere, en el barrio de Once, hacia la Plaza de Mayo. Al llegar a plaza Lorea, frente al Congreso, los jóvenes fueron recibidos por el cardenal Poli, quien los alentó a la misión permanente y a llevar el "pan de misericordia" a los más necesitados de la Ciudad.


Al concluir la misa concelebrada por el nuncio apostólico, monseñor Emil Paul Tscherrig, los obispos auxiliares porteños Eduardo García, Enrique Eguía Seguí, Alejandro Giorgi y Ernesto Giobando, además del obispo emérito de Quilmes, monseñor Luis Stöckler y unos 200 sacerdotes, el cardenal Poli renovó la consagración de la ciudad y de la arquidiócesis a Nuestra Señora de Luján, para luego encabezar la procesión tradicional con el Santísimo Sacramento alrededor de la Plaza de Mayo.


La hostia consagrada fue llevada en una custodia, seguida por el purpurado, los demás prelados, sacerdotes, la Archicofradía del Santísimo Sacramento, los abanderados de los colegios católicos, los seminaristas, los jóvenes y el resto de la feligresía.


La pública expresión de fe, que este año llevó por lema la frase evangélica "Pan de los hijos, pan de la misericordia", finalizó con la multitud entonando el Himno Nacional Argentino y Poli impartiendo la bendición eucarística.


En un lugar con asientos estaban el director de Cultos de la Ciudad, doctor Alfredo Abriani; el doctor Jorge Enríquez, del Consejo de la Magistratura local, y el doctor Santiago de Estrada (no sé qué cargo tiene ahora en el orden local).+



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