Buenos Aires (AICA): “La figura del padre junto a la de la madre, que en su complementariedad nos hablan de la vida y nos enriquecen con su diversidad, pertenece al designio creador de Dios. Esto tiene un significado no sólo religioso, sino que pertenece a lo dado, a la misma naturaleza humana, por ello es fuente original de sentido y base de una cultura. Quiero hacer llegar mis felicitaciones en este día a todos los padres, y comprometo por ellos mi oración. Muchos podrán encontrarse con sus padres para testimoniarles su reconocimiento y gratitud, otros elevaremos con emoción y recuerdo una oración, todos nos sentiremos más hijos en este día. Esto nos hace bien”, aseguró el arzobispo de Santa Fe de la Vera Cruz, monseñor José María Arancedo, en un mensaje especial por el Día del Padre.
“Ante todo, decía, es un acto de reconocimiento. No podría estar escribiendo esto si no fuera por él. Su figura pertenece al ámbito de las raíces, de aquello que existe y damos por descontado, ello nos puede llevar, tal vez sin quererlo, al olvido e ingratitud. El reconocimiento es dar a alguien su lugar, y un nivel de presencia afectiva en nuestras relaciones. Lo que recocemos existe. Si bien somos hijos, somos criaturas, creados en última instancia por Dios, también somos ‘creativos’ en nuestro ámbito, cuando con nuestra actitud de reconocimiento damos una vida auténtica a alguien, en este caso, a nuestros padres”, explicó.
Tras exclamar: “¡Cuánta soledad hay en quien no se siente reconocido por los suyos!”, consideró que “hoy es un día de reconocimiento. No dejemos de tener una reflexión y un gesto”.
“La gratitud es una expresión superior del reconocimiento. En ella nos sentimos deudores frente a nuestros padres y valoramos su persona. Hay reconocimientos que son un tanto fríos, porque quedan en el plano de la justicia. No está mal, pero no alcanza. En la gratitud, en cambio, agregamos un valor único que es expresión de nuestro afecto. Con ella mantenemos viva nuestra condición y relación de hijos. El agradecimiento hace bien al que lo recibe, y cuántas veces lo necesita, pero también eleva a quien lo hace. El saber agradecer, sin demagogia ni buscando un provecho personal, habla de excelencia espiritual”, subrayó.
El prelado sostuvo que “la gratitud a una persona tiene que ver también con la verdad, en cuanto se refiere a una realidad que existe no a partir de mis gustos o estados de ánimo, sino de la riqueza de su presencia. Es cierto, también, que cuando la presencia de una persona es acompañada por el testimonio de su vida, adquiere un valor que nos atrapa. En este sentido diría que ser padre no es solo una cuestión biológica, sino que se llega a ser padre. En esto, en llegar a ser padre, es una tarea personal, pero compromete a toda la familia y también a la sociedad”.
Monseñor Arancedo señaló la importancia que el Documento de Aparecida le da al padre, al afirmar que "el varón, desde su especificidad, está llamado a ocupar un lugar original y necesario en la construcción de la sociedad, en la generación de la cultura y en la realización de la historia".
“La figura del padre junto a la de la madre, que en su complementariedad nos hablan de la vida y nos enriquecen con su diversidad, pertenece al designio creador de Dios. Esto tiene un significado no sólo religioso, sino que pertenece a lo dado, a la misma naturaleza humana, por ello es fuente original de sentido y base de una cultura. Quiero hacer llegar mis felicitaciones en este día a todos los padres, y comprometo por ellos mi oración. Muchos podrán encontrarse con sus padres para testimoniarles su reconocimiento y gratitud, otros elevaremos con emoción y recuerdo una oración, todos nos sentiremos más hijos en este día. Esto nos hace bien”, concluyó.+
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