Posadas (Misiones) (AICA): El obispo de Posadas, monseñor Juan Rubén Martínez, reconoció que “no es fácil captar el núcleo del cristianismo. Comprender que la centralidad de la caridad, la justicia y la misericordia son las ‘credenciales de ingreso’ a este Reino que nos propone el Señor. El prelado alentó a los líderes de las organizaciones de la sociedad a participar en “la reorientación y consiguiente rehabilitación ética de la política” y les pidió que “se esfuercen por ser nuevos dirigentes, más aptos, más sensibles al bien común, y capacitados para la renovación de nuestras instituciones”.
El prelado sostuvo que “debemos acentuar que estas ‘credenciales de ingreso’ al Reino que son importantes para todos, lo son especialmente para aquellos que tenemos responsabilidades en la conducción ya sea como pastores, o bien como dirigentes sociales, políticos, económicos. Todos aquellos que debemos dar cuentas del bien o de los daños que provocamos desde nuestras tareas y compromisos”.
Tras recordar lo que dijo la Conferencia Episcopal en relación con el tema de los dirigentes y del poder como servicio, sostuvo que “el verdadero fundamento de todo poder y de toda autoridad: servir a Cristo, sirviendo a nuestros hermanos”.
“En un cambio de época, caracterizado por la carencia de nuevos estilos de liderazgo, tanto sociales y políticos, como religiosos y culturales, es bueno tener presente esta concepción del poder como servicio. Como Iglesia, este déficit nos cuestiona. En un continente de bautizados, advertimos la notable ausencia, en el ámbito político, comunicacional y universitario, de voces e iniciativas de líderes católicos, con fuerte personalidad y abnegada vocación, que sean coherentes con sus convicciones éticas y religiosas”, aseveró.
Por eso, monseñor Martínez consideró “fundamental generar y alentar un estilo de liderazgo centrado en el servicio al prójimo y al bien común. Todo líder, para llegar a ser un verdadero dirigente ha de ser ante todo un testigo. El testimonio personal, como expresión de coherencia y ejemplaridad hace al crecimiento de una comunidad. Necesitamos generar un liderazgo con capacidad de promover el desarrollo integral de la persona y de la sociedad”.
“No habrá cambios profundos si no renace, en todos los ambientes y sectores, una intensa mística del servicio, que ayude a despertar nuevas vocaciones de compromiso social y político. El verdadero liderazgo supera la omnipotencia del poder y no se conforma con la mera gestión de las urgencias”, advirtió y recordó “algunos valores propios de los auténticos líderes: la integridad moral, la amplitud de miras, el compromiso concreto por el bien de todos, la capacidad de escucha, el interés por proyectar más allá de lo inmediato, el respeto de la ley, el discernimiento atento de los nuevos signos de los tiempos y, sobre todo, la coherencia de vida”.
El obispo alentó a los líderes de las organizaciones de la sociedad a participar en “la reorientación y consiguiente rehabilitación ética de la política” y les pidió que “se esfuercen por ser nuevos dirigentes, más aptos, más sensibles al bien común, y capacitados para la renovación de nuestras instituciones”.
“Es cierto que no es fácil esto que el Señor nos enseña este domingo, que la credencial de ingreso al Reino de Dios es la caridad, la justicia y la misericordia. Hoy, los argentinos y los misioneros necesitamos pedir el don de la fe y tener un corazón simple para entender este maravilloso llamado del Señor, invitándonos a todos, sobre todo a los que tenemos más responsabilidades a formar parte de este Reino de Dios”, concluyó.+
Texto completo de la homilía
Publicar un comentario