La nueva comisión se presentó ante la prensa incompleta, debido a que el secretario ejecutivo electo, monseñor Carlos Malfa, obispo de Chascomús, partió a Roma para participar de un congreso sobre la Pastoral Migrante y comenzar a preparar la visita ad limina que los obispos realizarán al Santo Padre en 2015.
Al inicio del encuentro con los periodistas, el arzobispo de Santa Fe de la Vera Cruz y presidente del episcopado, monseñor José María Arancedo, confirmó que el papa Francisco no vendrá a la Argentina en junio de 2016, como se prevía, para participar del Congreso Eucarístico Nacional en Tucumán, ni para celebrar el bicentenario de la Independencia.
“No puede ser por problemas de fecha”, lamentó el prelado santafesino, quien reveló que el pontífice le hizo llegar una carta en la que lamentaba, por cuestiones de agenda, ausentarse del trascendental acontecimiento que prepara la arquidiócesis de Tucumán para toda la Iglesia en la Argentina.
Según detalló monseñor Arancedo, la fecha del Congreso se encima con la celebración de la Jornada Mundial de la Juventud en Cracovia, Polonia, y con otros compromisos pendientes que el obispo de Roma tiene en Asia y en Europa. De todos modos, no descartó que el Papa venga a la Argentina como parte de una gira más extensa por el cono sur, aunque sin fecha probable al momento.
Los temas tratados en asamblea
Monseñor Arancedo pasó revista de los temas tratados en la asamblea. Secundado por el vicepresidente primero, el cardenal Mario Aurelio Poli, arzobispo de Buenos Aires, y el vicepresidente segundo, monseñor Mario Cargnello, arzobispo de Salta, habló del marco que dará lugar a las Orientaciones Pastorales para el trienio 2014-207, y luego se refirió a la situación del país.
El presidente del episcopado hizo hincapié en el tema de la renovación pastoral para una Iglesia en salida, un tema que el Papa expuso en su exhortación apostólica Evangelii gaudium. El prelado habló de uina “Iglesia misionera, pobre y evangelizadora”.
“La opción por los pobres es una página del Evangelio. La palabra pobre, evidentemente, nos lleva a preocuparnos por una serie de delitos que nuestra sociedad está viviendo: la trata de personas, el narcotráfico, la corrupción y la miseria”, enumeró monseñor Arancedo.
Además de la cercanía con los pobres, monseñor Arancedo detalló la preocupación pastoral por los vínculos y el amor en la familia, la dignidad y la belleza de toda vida humana y la preparación pastoral para vivir el Congreso Eucarístico Nacional, de Tucumán, como un modo de renovación de las comunidades.
El presidente del episcopado también detalló que los obispos hablaron, en el tiempo de intercambio pastoral, sobre la necesidad de impulsar la “reconciliación nacional”, en tiempos de gran conflictividad social. “No hemos logrado proyectarnos como comunidad”, sentenció el arzobispo, que adelantó que la Iglesia continuará promoviendo la reconciliación, la amistad social y la concordia.
“Tenemos que favorecer en nuestros pueblos el camino de reconciliación y de amistad social”, insistió monseñor Arancedo.
Consultado por AICA acerca de posibles gestos concretos para mostrar una Iglesia en renovación, monseñor Arancedo reconoció que el ejemplo de los obispos de la Región Pastoral Buenos Aires fue un tema elogiado y digno de imitar.
El arzobispo porteño, cardenal Mario Poli, tomó el micrófono y detalló la buena repercusión que tuvo en la asamblea el gesto “Obispos en misión”, que se realiza desde hace siete años por iniciativa de monseñor Luis Stöckler, obispo emérito de Quilmas, y que llevó a los más de 20 prelados de la capital federal y el conurbano bonaerense a misionar en la Universidad Nacional de la Matanza a comienzos de octubre.
La situación del país
Monseñor Arancedo también advirtió que los obispos se preocupan por el rápido trámite que se le da en el Congreso de la Nación a proyectos que requieren un debate serio y prolongado, por la afectación que podrían tener en las instituciones.
Al respecto, el prelado afirmó: “Tenemos que crecer en el diálogo. Hemos perdido, también en los estamentos políticos, capacidad de diálogo”.
El arzobispo también lamentó la maniobra que se quiso realizar en la Comisión de Legislación Penal de la Cámara de Diputados para avanzar en la despenalización del aborto. “Lo lamenté como argentino, porque el aborto nunca es solución. A veces se alaba un concepto de libertad que no tiene referencias objetivas. La Iglesia siempre va a tener esta postura”, agregó.
Con respecto al narcotráfico, un tema de mucha preocupación entre los obispos, monseñor Mario Cargnello, vicepresidente segundo del episcopado, fue taxativo: “Podemos abordar el problema desde la sociología o desde el pobre que está consumiendo paco en el basural, pero ambas perspectivas se tiene que complementar”.
“Hay chicos de 12 años que drogándose, y eso lo he visto yo. Son los que en el norte llamamos ‘paqueros’”, relató el prelado, que consideró que es momento de comenzar una lucha ardua y prolongada para revertir una cultura que excluye a los pobres.
“El trabajo es de toda la comunidad para gestar una cultura inclusiva, que empieza por la familia y se extienda a todos los sectores sociales”, detalló.
Cerca del mediodía, el vocero saliente del episcopado, el presbítero Jorge Oesterheld, dio por terminada la conferencia, que también acompañaron el obispo de Cruz del Eje y presidente de la Comisión Episcopal de Medios, monseñor Santiago Olivera, y el arzobispo de San Juan de Cuyo, monseñor Alfonso Delgado, miembro de dicha comisión.+
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