Ciudad del Vaticano (AICA): ¿Cómo preparar una buena homilía? ¿De dónde tomar el contenido? ¿Cómo estructurarla? A estas y otras preguntas da respuesta el “Directorio Homilético”, redactado por la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos y presentado hoy en una conferencia de prensa por el cardenal Robert Sarah, prefecto de la mencionada Congregación. El Directorio consta de dos partes. La primera está dedicada a la homilía en el ámbito litúrgico y la segunda ofrece al sacerdote las coordenadas metodológicas y de contenido para tener en cuenta a la hora de preparar y pronunciar la homilía. Al final del documento hay dos Apéndices, el primero hace referencia al Catecismo de la Iglesia Católica y el segundo a documentos del Magisterio sobre la homilía.
El Directorio Homilético, se abre con un decreto del cardenal Antonio Cañizares Llovera, prefecto de ese dicasterio en la fecha de su firma, el 29 de junio de 2014, Solemnidad de los santos apóstoles Pedro y Pablo.
El Directorio consta de dos partes. En la primera, titulada La homilía y el ámbito litúrgico, se describe la naturaleza, la función y el contexto, así como algunos aspectos que la caracterizan, es decir el ministro ordenado al que le compete, la referencia a la Palabra de Dios, su preparación próxima y remota, los destinatarios.
En la segunda parte, Ars praedicandi, vienen ejemplificadas las coordenadas metodológicas y de contenido que el homileta tiene que conocer y tener en cuenta cuando prepara y cuando pronuncia la homilía. Se proponen claves de lectura, en modo indicativo y no exhaustivo, para el ciclo dominical-festivo de la Misa a partir del centro del año litúrgico (Triduo y Tiempo Pascual, Cuaresma, Adviento, Navidad, Tiempo durante el año), con alusiones también a las Misas feriales, de matrimonio y exequial; en estos ejemplos se aplican los criterios evidenciados en la primera parte del Directorio, es decir la tipología entre el Antiguo y el Nuevo Testamento, la importancia del pasaje evangélico, el orden de las lecturas, los nexos entre la liturgia de la Palabra y la liturgia eucarística, el mensaje bíblico y el eucológico, entre la celebración y la vida, entre la escucha de Dios y de la asamblea concreta.
Siguen dos Apéndices. En el primero, con el fin de mostrar la relación entre la homilía y la doctrina de la Iglesia Católica, se señalan las referencias del Catecismo en relación con algunas alusiones temáticas de las lecturas dominicales de los tres ciclos anuales. En el segundo Apéndice vienen indicadas las referencias a los textos de documentos del Magisterio sobre la homilía.
El texto, sometido a la aprobación de los Padres de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, después de haber sido valorado y aprobado en las Reuniones Ordinarias del 7 de febrero y del 20 de mayo del 2014, fue presentado al Santo Padre que aprobó su publicación.
Las traducciones a las lenguas principales serán supervisadas por el Dicasterio, mientras que en las demás lenguas la responsabilidad de la traducción será de las Conferencias Episcopales interesadas.
El proyecto de un documento sobre la homilía comenzó a partir de la exhortación apostólica "Verbum Domini” de Benedicto XVI, que en el punto 60 decía: “Predicar de modo apropiado ateniéndose al Leccionario es realmente un arte en el que hay que ejercitarse. Por tanto, en continuidad con lo requerido en el Sínodo anterior, pido a las autoridades competentes que se piense también en instrumentos y subsidios adecuados para ayudar a los ministros a desempeñar del mejor modo su tarea, como, por ejemplo, con un Directorio sobre la homilía, de manera que los predicadores puedan encontrar en él una ayuda útil para prepararse en el ejercicio del ministerio”.
Un impulso decisivo para la conclusión del texto llegó con el Papa Francisco, quien en su exhortación apostólica “Evangelii gaudium” ( n. 135-159) dedica una atención específica al tema de la homilía y la preparación de la predicación.
Card. Sarah: La homilía no es un discurso cualquiera
“A menudo, para muchos fieles -explicó el cardenal Robert Sarah durante la presentación del Directorio homilético- el momento de la homilía, considerada buena o mala, interesante o aburrida, decide la importancia de la celebración. Efectivamente, la misa no es la homilía, pero ésta constituye un momento importante para la participación en los santos misterios, es decir la escucha de la Palabra de Dios y la comunión con el Cuerpo y la Sangre del Señor”.
“La homilía -recalcó- es un servicio litúrgico reservado al ministro ordenado, que está llamado por vocación a servir a la Palabra de Dios según la fe de la Iglesia y no de forma personalista. No es un discurso cualquiera, sino un hablar inspirado en la Palabra de Dios que resuena en una asamblea de creyentes, en el contexto de una acción litúrgica, con el fin de aprender a practicar el Evangelio de Jesucristo”.
“Entre los criterios mencionados en el Directorio, indico algunos: La homilía está suscitada por las Escrituras dispuestas por la Iglesia en el Leccionario, que es el libro que contiene para los días del año las lecturas bíblicas de la Misa. La homilía está suscitada por la celebración en la que se insertan "estas" lecturas, es decir, por las oraciones y los ritos que conforman "esta" liturgia, cuyo principal protagonista es Dios, por Cristo, su Hijo, en la potencia del Espíritu Santo.
“Obviamente -concluyó- la homilía llama en conciencia a quien la pronuncia. De ahí la importancia de su preparación que requiere estudio y oración, experiencia de Dios y conocimiento de la comunidad a la que se dirige, amor por los santos misterios y amor por el Cuerpo vivo de Cristo que es la Iglesia”.+
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