Mons. Frassia: “La Pascua debe repercutir de manera única y original”


Mons. Frassia: “La Pascua debe repercutir de manera única y original”




Avellaneda (Buenos Aires) (AICA): El obispo de Avellaneda-Lanús, monseñor Rubén Frassia, aseguró que “la Pascua del Señor es nuestra Pascua. Debe repercutir de una manera única y original” y destacó que “el triunfo de Cristo es definitivo. Él derrotó y disolvió dos terribles flagelos: el pecado y la muerte. El pecado ha sido quitado, para vivir con dignidad toda nuestra existencia humana y cristiana. Y la muerte tiene un sabor irreductible e implacable, y la misma ciencia, tan desarrollada hoy día, puede postergarla pero no destruirla. Pero ésta, la muerte, ha sido vencida por Cristo. Él ha sido constituido Señor. Y nuestra fe objetiva en el Señor Resucitado debe constituirse en nuestro primer anuncio: ‘¡Cristo ha Resucitado! ¡Verdaderamente ha resucitado!’”.

El obispo de Avellaneda-Lanús, monseñor Rubén Frassia, aseguró que “la Pascua del Señor es nuestra Pascua. Debe repercutir de una manera única y original. Debemos saber que esta Pascua es para nosotros la vida nueva. La Pascua es la liberación definitiva. Su alegría, su amor y su triunfo nos lo comparte definitivamente. Él lo significa y lo realiza”.

En su mensaje de Pascua, el prelado señaló que” es imposible celebrar la resurrección sin recordar el sacrificio en el calvario. En su sangre nos ha sido dada una nueva alianza. Nos llama a vivir como pueblo cristiano: es decir sufrir con Cristo, a morir con Él y a resucitar con Él. Esta acción se debe repetir como pueblo de Dios en nosotros”.


“Renovar el bautismo es hacer presente el señorío de Cristo en cada uno de nosotros. El bautismo no es un rito anacrónico y algo que debe quedar en el pasado y allá a lo lejos. Debe actualizar esta alianza y ‘a partir de este momento tú serás mi pueblo y yo seré tu Dios’”, recordó.


El obispo indicó que “en el corazón de la resurrección universal está el hombre. No solo el espíritu sino también el cuerpo. El cuerpo ya no es una tumba, es una morada. El espíritu deber venir a barrer todos los demonios, barrerlos y limpiarlos hasta el último de los rincones”.


“Antes se decía que existía la ‘patología del remordimiento’: todo era pecado. Después apareció la ‘patología de la inocencia’, nadie se hace cargo de sus responsabilidades personales. Y en estos últimos tiempos, hay un cierto pesimismo que se trata de disimular, yo lo llamaría la ‘patología de lo inevitable’: las cosas son así, para que me voy a preocupar, ya nada se puede cambiar. Esto es así y no hay otra salida”, graficó.


Monseñor Frassia afirmó que “la historia de la salvación se vuelve a repetir, hay que ‘salir’, ‘pasar el Mar Rojo’; asumir el desafío de una cultura superficial y vacía y debemos, como cristianos, afrontar la marcha a través del desierto de la soledad, de la incomprensión, de la banalidad, de la envidia, del desinterés y de la falta de responsabilidad, volviendo a comer nuestro pan recibido de la mano misma de Dios”.


“El triunfo de Cristo es definitivo. Él derrotó y disolvió dos terribles flagelos: el pecado y la muerte. El pecado ha sido quitado, para vivir con dignidad toda nuestra existencia humana y cristiana. Y la muerte tiene un sabor irreductible e implacable, y la misma ciencia, tan desarrollada hoy día, puede postergarla pero no destruirla. Pero ésta, la muerte, ha sido vencida por Cristo. Él ha sido constituido Señor. Y nuestra fe objetiva en el Señor Resucitado debe constituirse en nuestro primer anuncio: ‘¡Cristo ha resucitado! ¡Verdaderamente ha resucitado!’ Como responde en la liturgia la Iglesia en Oriente. De aquí, de esta Pascua, si la experimentamos debemos tener y testimoniar una vida diferente a la que tenemos ahora”, concluyó.+


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