Mons. Arancedo: “El obrar del Espíritu Santo no tiene límites”

Mons. Arancedo: “El obrar del Espíritu Santo no tiene límites”

Santa Fe (AICA): “El obrar del Espíritu Santo no tiene límites, no lo podemos circunscribir a un ámbito que conocemos, sino que actúa libremente para despertar y orientar el camino de los hombres hacia el bien y la verdad. ¡Cuántas veces nos sorprende actuando desde afuera de la Iglesia! Por ello a Él le rezamos, por ejemplo, para que vayamos logrando la unidad de los cristianos tal cual ha pedido Jesucristo: ‘Padre, que sean uno’. Debemos saber escucharlo y ser dóciles a sus mociones interiores. En esto nos muestran un testimonio ejemplar los santos que se han dejado guiar por el Espíritu de Dios”, recordó el arzobispo de Santa Fe de la Vera Cruz, monseñor José María Arancedo.
El arzobispo de Santa Fe de la Vera Cruz, monseñor José María Arancedo, recordó que “el camino pascual de Jesucristo, su misión, concluye con el envío del Espíritu Santo. Pentecostés es la coronación de la Pascua. El mismo Jesús le da toda su importancia a la obra del Espíritu, cuando nos dice: ‘les conviene que yo me vaya, porque si no me voy, el Espíritu Santo no vendrá a ustedes, pero si me voy, se los enviaré’. El Espíritu Santo no es un agregado a la obra de Jesucristo, es su misma obra que continúa actuando en nosotros”.

El prelado explicó que “Jesucristo ha realizado la obra objetiva de la redención con su palabra y en su vida, y el Espíritu Santo es quien la confirma e interioriza en nosotros. El actuar del Espíritu es una gracia interior que mueve a nuestra libertad a abrirnos a la obra de Dios”.

“Jesucristo en su vida terrena ha instituido la Iglesia, pero es el Espíritu Santo quien la anima, Él es el alma de la Iglesia. Como vemos, tanto la vida cristiana como la Iglesia no son obra de una decisión o voluntarismo humano, sino fruto de la presencia del Espíritu quien las anima, renueva y confirma”, subrayó y señaló que “siempre que en la Iglesia iniciamos una tarea, sea una simple reunión o la realización de un Concilio, comenzamos pidiendo la asistencia del Espíritu Santo: ‘Ven, Espíritu Santo, llena los corazones de tus fieles y enciende en ellos el fuego de tu amor’”.

“No se trata de un agregado piadoso, sino de un acto de fe en la presencia y misión de una Persona Divina que Jesucristo nos ha revelado y enviado, para que cumpla una misión propia en nuestra historia”, aclaró.

El arzobispo santafesino aseguró que “los cristianos tenemos en la Palabra del Señor y la vida sacramental de la Iglesia una certeza objetiva del actuar del Espíritu Santo, que nos permite alcanzar la gracia de ‘una vida nueva’”, y destacó que “el obrar del Espíritu Santo no tiene límites, no lo podemos circunscribir a un ámbito que conocemos, sino que actúa libremente para despertar y orientar el camino de los hombres hacia el bien y la verdad”.

“¡Cuántas veces nos sorprende actuando desde afuera de la Iglesia! Por ello a Él le rezamos, por ejemplo, para que vayamos logrando la unidad de los cristianos tal cual ha pedido Jesucristo: ‘Padre, que sean uno’. Debemos saber escucharlo y ser dóciles a sus mociones interiores. En esto nos muestran un testimonio ejemplar los santos que se han dejado guiar por el Espíritu de Dios”, concluyó.+

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