Este bello templo fue edificado íntegramente por la piedad y generosidad de Doña Mercedes A. Castellanos de Anchorena. Ella, a fines del siglo XIX, durante sus estadías en París, frecuentaba la Capilla de Adoración Eucarística, atendida por los Padres de la Congregación del Santísimo Sacramento (sacramentinos), fundada por san Pedro Julián Eymard. Pensó, entonces, en establecer algo similar en Buenos Aires. Al obtener el consentimiento del arzobispo, monseñor Mariano Antonio Espinosa, se comprometió a realizar esta obra, donando terrenos y construcciones e invitó a los sacerdotes de la mencionada Congregación a hacerse cargo de la nueva fundación.
Los primeros religiosos llegaron a Buenos Aires el 3 de julio de 1903 y comenzaron su tarea apostólica eucarística, especialmente en el Culto de la Adoración, en una capilla provisoria. En 1911 se inaugura el culto en la cripta (iglesia inferior), y el 3 de julio de 1915 se inauguró y bendijo el templo superior.
Los planos, confeccionados en París, se ejecutaron aquí bajo la dirección del sacerdote y arquitecto salesiano padre Ernesto Vespignani, quien los modificó e interpretó según su genialidad.
El 15 de julio de 1916, en ocasión del Primer Congreso Eucarístico Nacional, el templo fue consagrado por el arzobispo Espinosa. El 25 de noviembre del mismo año el papa Benedicto XV le concedió el título de basílica.
En el interior, en el centro de un imponente templete de mármol blanco, una gran custodia presenta el Pan Consagrado de la Eucaristía para su contemplación y adoración.
Además de los valiosos elementos arquitectónicos simbólicos e inscripciones, la basílica está dotada de un gran órgano de 4.983 tubos sonoros de excelente calidad, fabricado por la prestigiosa firma Cavaillé-Coll-Mutin.
Desde 1928 esta iglesia es sede de la parroquia del Santísimo Sacramento, atendida por la comunidad de los sacerdotes sacramentinos.
“Este centenario -comentó a AICA el padre José Bevilacqua SSS-, más que celebrar el aniversario del edificio nos invita a agradecer los inmensos torrentes de gracia recibida en este espacio sagrado durante tanto tiempo, por tantas personas. Particularmente por las acciones del Señor Jesús en la Eucaristía, en el perdón de los pecados y en el sacramento del Matrimonio, tantas veces celebrado en este templo”.+
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