Acompañaron al Papa el cardenal Sean O'Malley, arzobispo de Boston y presidente de la Comisión instituida por el Santo Padre para la defensa de los menores; el arzobispo de Filadelfia, monseñor Charles Chaput, y su obispo auxiliar monseñor Michael Joseph Fitzgerald, responsable de la oficina de esa diócesis para la defensa de los menores.
Durante el encuentro, que duró una media hora, Francisco escuchó a las víctimas de abusos, habló con ellos en grupo y después les dedicó un momento a solas. El Papa rezó con todos, manifestándoles su participación en el sufrimiento que padecían, así como su pena particular y la vergüenza por las heridas que les habían causado los miembros del clero o los colaboradores eclesiales.
"Gracias por venir -dijo-. Las palabras no pueden expresar plenamente mi dolor por el abuso que han sufrido. Ustedes son preciosos hijos de Dios, que siempre deberían esperar nuestra protección, nuestra atención y nuestro amor. Estoy profundamente dolido porque su inocencia fue violada por aquellos en quienes confiaban".
"En algunos casos -añadió-, la confianza fue traicionada por miembros de su propia familia; en otros casos, por miembros de la Iglesia, sacerdotes que tienen una responsabilidad sagrada para el cuidado de las almas. En todas las circunstancias, la traición fue una terrible violación de la dignidad humana".
Para aquellos que fueron abusados por un miembro del clero, el Papa les manifestó su pesar y el dolor sufrido ante el descrédito de sus denuncias. "Sepan que el Santo Padre los escucha y les cree. Lamento profundamente que algunos obispos no cumplieran con su responsabilidad de proteger a los menores. Es muy inquietante saber que en algunos casos incluso los obispos eran ellos mismos los abusadores. Me comprometo a seguir el camino de la verdad, dondequiera que nos pueda llevar. El clero y los obispos tendrán que rendir cuentas de sus acciones cuando abusen o no protejan a los menores", sentenció el Papa.
Francisco también pidió que los pecados y crímenes de abuso sexual no sean mantenidos en secreto. Recordando la inminente apertura del Año Jubilar de la Misericordia, consideró que la presencia de las víctimas en ese encuentro "revela el corazón misericordioso de Cristo", y aseguró que sus historias "son señales potentes de la esperanza que nos llega por la promesa de que el Señor estará con nosotros siempre".
El obispo de Roma también celebró que muchos hayan asistido con amigos o familiares: "Estoy muy agradecido por el apoyo compasivo y rezo para que muchas personas de la Iglesia respondan a la llamada de acompañar a los que han sufrido abusos. Que la puerta de la misericordia se abra por completo en nuestras diócesis, nuestras parroquias, nuestros hogares y nuestros corazones, para recibir a los que fueron abusados y buscar el camino del perdón confiando en el Señor".
Recordando el pasaje del Evangelio en el que Jesús sale al encuentro de los discípulos de Emaús, y estos le piden que se quede, Francisco pidió humildemente a las víctimas y a los familiares que permanezcan en la Iglesia, y que juntos, "como peregrinos en el camino de fe, puedan encontrar el camino hacia el Padre".
Tras la cita en privado, Francisco mantuvo un encuentro público con los obispos, en el que dio a conocer este encuentro.+
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