Mons. Arancedo: “La oración es un acto de fe y de confianza”

Mons. Arancedo: “La oración es un acto de fe y de confianza”

Santa Fe (AICA): El arzobispo de Santa Fe de la Vera Cruz, monseñor José María Arancedo, advirtió sobre la “tentación de curar todo”, al destacar el poder de la oración y pedir que se evite “todo lo que lleve a confundir”. “Ponernos en manos de Dios y asumir con una verdadera y sana resignación los límites de nuestra vida, es un acto de fe y de confianza que nos dispone y eleva espiritualmente. Si la fe no está abierta en la esperanza a la salvación última, escatológica, la vida religiosa se convierte en un recetario para dar respuestas a todos los problemas”, sostuvo.
El arzobispo de Santa Fe de la Vera Cruz, monseñor José María Arancedo, advirtió sobre la “tentación de curar todo”, al explicar que “no se trata de negar el mal, el demonio y la necesidad de romper toda atadura que nos ata y esclaviza, pero desde el evangelio el camino no es un protagonismo milagrero frente al mal, sino una actitud de fe, de conversión y esperanza”.

“Cuántas veces se busca lo mágico frente a lo que no podemos manejar, y dejamos de lado el camino de la fe que nos introduce en la verdad profunda del hombre, que es ser alguien creado y amado por Dios, salvado por Jesucristo y con destino de eternidad”, indicó y agregó: “Este marco de creación, redención y eternidad da el sentido pleno que debe orientar la vida y el camino del hombre”.

El prelado precisó que “esto significa que a la misma enfermedad la debemos asumir sin un fatalismo que es ajeno a la fe. Por el contrario, la debemos vivir con la confianza en un Dios que no nos abandona en este camino único y personal, por ello le rezamos y le pedimos la gracia de la salud. Pero cuando la fe pierde este horizonte de eternidad, no es la fe que recibimos de Jesucristo”.

El arzobispo santafesino afirmó que “si el poder es de Dios, lo primero que debe tener en cuenta quién hace una oración de sanación es la humildad de no sentirse protagonista o dueño de una fuerza especial. Es más, diría que debe evitar todo lo que lleve a confundir, pienso en lo extraordinario o en actos llamativos con todo lo que tiene de sugestión colectiva y que desvía la mirada hacia Dios”.

Monseñor llamó a “ponernos en manos de Dios y asumir con una verdadera y sana resignación los límites de nuestra vida, es un acto de fe y de confianza que nos dispone y eleva espiritualmente. Si la fe no está abierta en la esperanza a la salvación última, escatológica, la vida religiosa se convierte en un recetario para dar respuestas a todos los problemas”.

“Un signo de esta fe en el poder del Señor es vivir en la Iglesia en el marco de su comunión. ¡Qué triste la imagen de predicadores que buscan un lugar en la Iglesia sin reparar en su vida de comunión! Me atrevería a decir que no es el Espíritu de Cristo el que los mueve. En cambio, ¡cuánta riqueza y testimonio de comunión vemos en aquellos hermanos que cumplen un ministerio de oración por quienes sufren y a quienes ayudan en su camino de fe!”, diferenció.+

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