Francisco a jóvenes ugandeses: ¿Están dispuestos a transformar el odio en amor?
El encuentro se caracterizó por la música y los bailes, y contó con la participación de autoridades civiles responsables de la educación y el deporte. Estaban presentes el arzobispo de Kampala, monseñor Cyprian Kizito Lwanga, y el obispo encargado de la Pastoral de los Laicos, monseñor Paul Ssemogerere. También acompañaron al papa en el escenario jóvenes de todas las diócesis de Uganda y un grupo de huérfanos. Un sector especial estaba reservado a jóvenes sordos, refugiados y capellanes de la Pastoral Juvenil.
Monseñor Ssemogerere presentó al papa la realidad de la juventud en este país y algunos de los desafíos que viven: violencia, la crisis de identidad, la decadencia moral, el consumismo y el materialismo, el sida, el matrimonio y embarazo precoz, el aislamiento tecnológico, el alcoholismo o las drogas.
Luego una joven de 24 años, nacida con VIH, dio su testimonio: “Cuando era pequeña, siempre me pareció difícil enamorarse porque pensé que no tenía derecho a amar y ser amado. Siempre tuve miedo de explicar mi vida”. Pero aseguró que gracias a Dios mantiene una actitud positiva en su vida. También dio su testimonio Emmanuel Odokonyero, secuestrado y torturado por los rebeldes cuando era pequeño.
Improvisando su discurso en español, ayudado por un traductor al inglés, el Papa dijo haber escuchado con mucho dolor en el corazón el testimonio de los dos jóvenes y se ha preguntado “¿una experiencia negativa puede servir para algo en la vida?”. Sí, fue la respuesta.
A la joven con sida, de nombre Winnie, el Papa le explicó: “Jesús le fue haciendo entender que en la vida se puede hacer un gran milagro. Transformar una pared en horizonte. Un horizonte que me abra el futuro”. Delante de una experiencia negativa -sostuvo- siempre está la posibilidad de abrir un horizonte. De abrirlo con la puerta de Jesús.
El Papa afirmó que “esto no es magia, es obra de Jesús” porque Jesús es el Señor, Jesús puede todo y Jesús sufrió la experiencia más negativa de la historia. “Fue insultado, fue rechazado y fue asesinado. Y Jesús, por el poder de Dios, resucitó”, precisó.
A propósito de la historia de Emmanuel, el pontífice subrayó que “fue valiente”, porque sabía que “que si lo encontraban el día que se escapaba, lo mataban”. Pero “arriesgó. Se confió en Jesús. Y se escapó”.
Francisco indicó que “nuestra vida es como una semilla, para vivir hay que morir”. Tras señalar que a través de esa muerte hay una vida, dijo que “si yo transformo lo negativo en positivo soy un triunfador. Pero eso solamente se puede hacer con la gracia de Jesús”.
“¿Están dispuestos a transformar en la vida todas las cosas negativas en positivo? ¿Están dispuestos a transformar el odio en amor? ¿Están dispuestos a transformar, a querer transformar la guerra en la paz? Por otro lado, les ha recordado que “son un pueblo de mártires” y que por sus venas “corre sangre de mártires”.
El Papa exhortó a los jóvenes a que abran la puerta de su corazón a Jesús y le dejen entrar. “Y cuando Jesús entra en tu vida, te ayuda a luchar”.
Francisco llamó la atención sobre el papel de la Virgen María y observó: “Cuando un chico se cae, se lastima, se pone a llorar y va a buscar a la mamá. Cuando nosotros tenemos un problema lo mejor que podemos hacer es ir donde nuestra Madre. Y rezarle a María Nuestra Madre”, y concluyó con su pedido habitual para que recen por él.+
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