Francisco se encontró con los pobres en la basílica de la Santísima Anunciación. Desde allí, se dirigió al comedor de san Francisco, donde almorzó, se interesó por sus vidas y contó alguna que otra anécdota. En la basílica, el Papa rezó delante de la imagen de la Virgen y dejó a sus pies una rosa blanca. Luego saludó a los enfermos.
En el comedor San Francisco, gestionado por Cáritas, fue recibido entre aplausos y grandes muestras de afecto. Uno de los presentes le regaló un chullo, el tradicional gorro peruano, y otra señora le obsequió una planta. Sentado a la mesa con 60 personas, comió ribollita toscana con guiso de carne, servido en un plato de plástico.
Este comedor es punto de referencia para muchos que no se pueden permitir más que esta comida al día. En el servicio se alternan unos 50 voluntarios. En 2014 recibieron a 1.079 huéspedes de 59 nacionalidades diferentes y dieron aproximadamente unas 44.000 comidas.
Entre los presentes en este momento estaba Giuseppe Giangrande, un carabinero que fue gravemente herido en un tiroteo delante del Palazzo Chigi en Roma, en 2013. Francisco pidió a los presentes que recen por él y les aseguró su cercanía espiritual, indica una nota de Radio Vaticana.+
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