El prelado afirmó que “en general la ceguera e incomprensión del reinado de Jesús o bien de la misión de la Iglesia, está ligado al alejamiento de Dios y a la necesidad de tener una cierta mirada de fe. Es clave recordar que como Iglesia y como cristianos debemos seguir apostando en la cotidianidad, no al éxito, ni a triunfalismos pastorales, sino a la fidelidad, al seguimiento de Cristo, el Señor, que siempre implica el tomar la cruz de cada día, considerando que el discipulado debe ser siempre pascual”.
“Para cumplir nuestra misión evangelizadora siempre deberemos ubicarnos en la pequeñez y en la humildad, desde donde podemos servir en la construcción del Reino, la justicia, la paz y el bien común: ‘Bienaventurados los pobres de espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos’”, subrayó.
El obispo sostuvo que “si bien este código de la pequeñez es parte de la fe del discipulado cristiano, e implica a todos los bautizados, especialmente es necesario que aquellos que tenemos distintas responsabilidades públicas y sociales tengamos una especial captación de esta dimensión esencial de la vida cristiana, por las consecuencias que esto debe tener en el sociedad, traducidas en actitudes que hacen al servicio y al bien común”.
Por último, monseñor Martínez consideró que “nosotros también necesitamos desde la fe y la pequeñez captar y comprometernos con este reino que nos hace discípulos y testigos de Jesucristo, promotores de algunos valores como la vida, la familia, la justicia, la verdad, que nos permiten tener un horizonte de esperanza”.+
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