Mons. Lozano: “El tiempo vuela, pero lo que permanece es el amor”

Mons. Lozano: “El tiempo vuela, pero lo que permanece es el amor”

Gualeguachú (Entre Ríos) (AICA): “Ya se nos fue el primer mes de 2016. Y me planteo sobre otros modos de expresarlo: se pasó, se voló, terminó. Me puse a pensar un poco en el tiempo, la vida que transcurre, y en las cosas que nos van quedando en el corazón, y aquellas que ‘ya fueron’ y de las cuales ni recuerdo guardamos”. Con este pensamiento inicia su reflexión mensual el presidente de la Comisión Episcopal de Pastoral Social, Mons. Jorge Lozano, obispo de Gualeguaychú.
“Ya se nos fue el primer mes de 2016. Y me planteo sobre otros modos de expresarlo: se pasó, se voló, terminó. Me puse a pensar un poco en el tiempo, la vida que transcurre, y en las cosas que nos van quedando en el corazón, y aquellas otras que ‘ya fueron’ y de las cuales ni recuerdo guardamos. De los caminos que quisimos recorrer sin lograrlo y de los senderitos por los cuales nos dio el cuero para andar. En un mes pueden acontecer muchas cosas: personas, afectos, trabajo, salud, fiesta, alegría; todo lo que tiene que ver con la vida misma. Pero yendo más al fondo de la cuestión, todos quisiéramos que se prolonguen más los momentos felices y sean breves o inexistentes los de sufrimiento. Anhelarlo no es una ilusión vana. Podemos intentar esa búsqueda. Lo que permanece para siempre es el amor”.

Con esta reflexión comienza su columna mensual, titulada esta vez: “Chau, enero; hola, febrero”, el presidente de la Comisión Episcopal de Pastoral Social, monseñor Jorge Eduardo Lozano, obispo de Gualeguaychú.

Tras citar el documento de convocatoria al Jubileo de la Misericordia del papa Francisco, continúa reflexionando: “Así va a ir pasando el calendario de mes en mes, de día en día, sin detenerse ni un segundo. Este dato cronológico puede hundirnos en la monotonía, o alentarnos a ‘aprovechar el tiempo’ para crecer en el amor y en todas las dimensiones de la existencia”. “En estos días de verano el ritmo de vida parece ser algo más distendido y tranquilo; y hasta el mismo calor nos obliga a andar más despacio”.

Seguidamente, monseñor Lozano aconseja aprovechar las vacaciones “para leer un buen libro, visitar amigos o familiares que hace tiempo no se ven, disfrutar de algún paseo por el parque, junto al río, en contacto con la naturaleza, realizar alguna obra de misericordia...”

Encuentro Latinoamericano y Caribeño de Pastoral Social
En la parte final de su columna, monseñor Lozano informa de su participación en una reunión en el ámbito latinoamericano. “Esta semana que pasó -cuenta- tuve la alegría de participar de un Encuentro Latinoamericano y Caribeño en Bogotá. Entre obispos, sacerdotes, diáconos y laicos éramos cerca de cien, representando a Pastoral Social y Cáritas de unos 20 países del continente. El lema que nos motivaba está tomado de enseñanzas de Francisco: ‘Una Iglesia en salida, pobre para los pobres’. Fueron más de tres días de intenso trabajo. Pudimos intercambiar experiencias, esperanzas, anhelos, preocupaciones, sufrimientos.

“Momentos de oración, conferencias, talleres, diálogos, nos ayudaron a compartir la vida y buscar algunos objetivos en común. Reflexionamos acerca de la dimensión social de la evangelización en la exhortación apostólica Evangelii Gaudium, ya que una auténtica fe ─que nunca es cómoda e individualista─ siempre implica un profundo deseo de cambiar el mundo, de transmitir valores, de dejar algo mejor detrás de nuestro paso por la tierra".

“También analizamos las enseñanzas del Papa en las predicaciones y discursos de sus viajes por América Latina, que nos dan un sabor particular en nuestro camino misionero cerca de los pobres. Evocamos sus visitas a las favelas y las villas, las comunidades de recuperación de adictos, los encarcelados, su encuentro con los movimientos populares.

“El momento más emotivo (y conclusivo de este encuentro) fue el homenaje que hicimos a monseñor Oscar Romero, mártir, asesinado el 24 de marzo de 1980 y beatificado el 23 de mayo de 2015 en El Salvador. Nos proyectaron algunas imágenes de la misa del día de su beatificación. Luego hicimos una procesión hacia la capilla en la cual cada delegación llevaba la bandera del propio país, una imagen de su patrona ─nosotros, la Virgen de Luján─ y una foto del beato Romero. Durante la misa recordamos su amor a Jesús, su pasión por la verdad, su entrega generosa por los pobres y excluidos. Al final escuchamos una grabación con su voz. Emoción, algunas lágrimas y ganas de ser santos”, concluye monseñor Lozano.+

Texto completo de la editorial

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