Hablaron el ministro de Cultura de la Nación, Pablo Avelluto; el presidente de la Conferencia Episcopal Argentina, monseñor José María Arancedo, arzobispo de Santa Fe; el rector del Seminario Rabínico Latinoamericano Marshall T. Meyer, rabino Abraham Skorka, y el presidente del Instituto Islam para la Paz, doctor Sumer Noufouri.
Al comenzar el acto, este último estimó que cuestiones “de público conocimiento” hacen cada vez más necesarios encuentros de este tipo. Especificó que se trata de un momento muy particular, cuando actos criminales se realizan bajo la fachada religiosa y consiguen más cobertura en los medios de comunicación que la convivencia pacífica de muchas comunidades. Y simultáneamente se advierten candidatos a altos cargos políticos que hacen de la discriminación y la xenofobia una parte central de sus campañas.
“Eso nos preocupa y nos ocupa”, dijo el dirigente musulmán argentino. Dijo que el diálogo quiere significar convivencia "Queremos que este congreso trascienda el diálogo, que se le sume el trabajo interreligioso (hacia fuera de nuestras comunidades pero también adentro) para poder avanzar en un mundo que a veces va a contramano del diálogo, donde parecen estar enfrentadas culturas que históricamente convivieron”.
Francisco: “Hay que apuntar alto”
El rabino Skorka adhirió a esos conceptos y señaló que hace muchos años que cultiva el diálogo interreligioso con el Islam y con el cristianismo. “Y por estas cosas de Dios, con aquel que hoy es –como le gusta que lo llamen- el obispo de Roma”.
“Le conté que estábamos preparando este encuentro”, dijo. Y le preguntó al Papa con qué palabra les daría su bendición. “Beneplácito”, fue lo primero que le respondió Francisco.
Skorka señaló que hace unos días le envió al Papa el programa y leyó lo que él le respondió por correo electrónico: “El programa es denso y ambicioso: hay que apuntar alto”. Estimó el rabino que Jorge Bergoglio ha sido siempre de pocas palabras, pero cada palabra tiene peso. “Deseo que todo salga bien –escribió- y sobre todo que resulte una buena siembra”. Al comenzar la Semana Santa, Francisco le pidió “que me acompañe con su oración”.
El rabino recordó una visita del entonces arzobispo de Buenos Aires a su comunidad, Benei Tikvá, hace más de una década, y dijo que la idea es tal vez replicar este congreso “en otros lados del mundo para que el hombre dignifique su condición humana a través del diálogo”.
Una buena noticia
Monseñor Arancedo estimó que este congreso es una “buena noticia” desde la Argentina para un mundo hoy herido por enfrentamientos. Lo consideró un testimonio de que la fe en Dios Padre, Creador, no es un obstáculo para la paz; es la mejor escuela. “Nos hace ver a cada hombre como hermano, con todo lo que implica de respeto, de derechos humanos”.
Señaló que la paz es posible, la podemos construir, no es una ilusión mágica sino un trabajo, nace de un corazón que se va sanando. "Vamos a tratar de poner la vara lo más alto posible, porque el título “Una senda hacia la paz”, esta frase es muy seductora para el mundo en este momento tan especial como el que vivimos. Que la Argentina sea la sede de este primer congreso es algo que nos congratula profundamente”.
Finalmente, el ministro Avelluto reflexionó: " La experiencia del diálogo es una experiencia rara para los argentinos. Requiere pensar en el otro, requiere entender qué significa ser el otro, y ser el otro no es fácil. Cuando nos enteramos de este congreso no podíamos dejar de participar, porque la etapa que comenzó en la Argentina es una etapa de diálogo y además porque pertenezco a una generación que es constructora de diálogo”. Recordó que hace poco se reunieron en Córdoba autoridades de cultura de todas las provincias, de distintos signos políticos, con el lema “De la confrontación al diálogo”.
“Tenemos que construir una sociedad con los que piensan como yo, pero sobre todo con los que no piensan como yo; tienen que estar todos incluidos”, concluyó.
Numerosa concurrencia
El secretario de Culto de la Nación, Santiago de Estrada, se hizo presente para saludar antes del acto. Hubo una numerosa concurrencia que casi llenó el amplio salón central del Palacio Errázuriz. Entre otros, se hallaban el subsecretario de Culto de la Nación, Alfredo Abriani; ex secretario de Culto de la Nación Norberto Padilla, y su esposa, Gloria Williams de Padilla, del área de ecumenismo y diálogo interreligioso del Episcopado; el diplomático español Carmelo Angulo Barturen, que como representante del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) contribuyó a impulsar en 2002 el Diálogo Argentino; el embajador del Líbano, Antonio Andary; el licenciado Marcelo Figueroa, evangélico; Marco Gallo y Andrea Poretti, de la Comunidad San Egidio; Aldo Donzis, ex presidente de la Delegación Argentina de Entidades Israelitas (DAIA); el rabino Arieh Sztokman; Ricardo Simes, presidente de la Asociación de Beneficencia Hospital Sirio Libanés; Daniel Attar, dirigente druso; José Ignacio López, Norma Morandini, Roberto Bosca, Boris Kalnicki, Vilma Alí, Florencia Uriburu e integrantes de distintas entidades de diversos cultos.
“Temas socialmente problematizados”
El Congreso se desarrollará los días 12 y 13 de abril en el Auditorio San Agustín de la Universidad Católica Argentina (UCA), en Puerto Madero, y se clausurará el 14 en el Teatro Nacional Cervantes. Fue presentado como “un encuentro social, político, académico y diplomático en pos de configurar una agenda de diálogo con eje en la Argentina que abarque los principales temas socialmente problematizados”.
Algunos de los temas que se tratarán son: “Fanatismo y religión”, “Religión, educación y tecnología”, “Convivencia: vida, familia y sociedad”, “Desplazados y Refugiados por religión, hambre y guerra”, ”Trata de personas y Narcotráfico: esclavos en el siglo XXI”, “Trabajo, Desarrollo y crecimiento como fuente de Paz” y “Jóvenes: nuevos códigos para el diálogo”, entre otros. (Jorge Rouillon)
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