Recordaron a las monjas de la Madre Teresa asesinadas en Adén y a otros testigos de la fe
El obispo auxiliar de Buenos Aires y vicario de la zona Belgrano, monseñor Alejandro Giorgi, presidió la oración por quienes en los últimos años han ofrecido su vida por el Evangelio en los cinco continentes, acompañado por autoridades de otras iglesias y comunidades cristianas.
Las monjas misioneras de la Caridad eran las últimas cristianas que permanecieron en Adén, “país atormentado por el terror, por el conflicto y por la miseria”, se dijo al evocarlas.
Eran las religiosas Anselm, india; Judith, kenyana; Marguerite y Reginette, ruandesas. Fueron asesinadas en la mañana del 4 de marzo de 2016, junto con otras 12 personas, en su casa que acogía a ancianos y minusválidos. Los atacantes secuestraron a un sacerdote salesiano, Tom Uzhunnalil, que rezaba en la capilla del convento cuando sucedió la masacre y de quien aún se desconoce su destino.
Asistieron al rezo seis misioneras de la Caridad, que llegaron en una camioneta. El 6 de marzo último, el papa Francisco había dicho sobre sus compañeras de congregación asesinadas: “Expreso mi cercanía a las Misioneras de la Caridad por el grave luto que las ha golpeados hace dos días con el asesinato de cuatro religiosas en Adén, en Yemen, donde asistían a los ancianos. Rezo por ellas y por las otras personas asesinadas en el ataque, y por los familiares"
¡Éstos son los mártires de hoy! -agregó Francisco-. Y no son portada de los periódicos, no son noticia: éstos dan su sangre por la Iglesia. Estas personas son víctimas del ataque de aquellos que las han matado y también de la indiferencia, de esta globalización de la indiferencia, que no importa… Que la Madre Teresa acompañe en el paraíso a estas hijas suyas mártires de la caridad, e interceda por la paz y el sagrado respeto de la vida humana”.
En el acto se evocó a muchos cristianos asesinados en 2015 y otros años recientes en los cinco continentes y se rezó por la liberación de obispos, sacerdotes y laicos secuestrados en Siria. Se pidió por la salvación de los cristianos asirios secuestrados el año pasado en la ciudad siria de Hassaké, aún en manos de Isis. Se rezó también por “los centenares de cristianos de todas las confesiones asesinados en Irak durante los años precedentes por el terrorismo islámico”.
Un martirio que hermana
Ante cada invocación se cantaba Kyrie Eleison. Compartieron el estrado los obispos de la Iglesia Ortodoxa Griega, monseñor Tarasios; de la Iglesia Católica Apostólica Ortodoxa del Patriarcado de Antioquía, monseñor Siluan, y de la Iglesia Siriana Ortodoxa, Chrisostomo; el pastor metodista Hugo Urcola; el pastor David Calvo, de la Iglesia Evangélica Luterana Unida (IELU), el licenciado Marcelo Figueroa, evangélico que fue director de la Sociedad Bíblica, y el pastor Hernán Dei Castillo, de la Iglesia Anglicana. Por la Comunidad de San Egidio, que organiza cada año esta vigilia de oración, Marco Gallo leyó los nombres de las personas evocadas.
“Sentimos que la fuerza del Evangelio es una luz que nace de la cruz de Cristo”, dijo monseñor Siluan. “Dios escucha nuestra oración por todos los cristianos del mundo que están sufriendo persecución, por los verdaderos mártires del Evangelio de hoy”, dijo a su vez monseñor Tarasios. “Este es el martirio que hoy nos hermana –expresó monseñor Giorgi-: muchas veces, a fuego lento y a veces duramente cruento”.
También se recordó a quienes escapan de la guerra en Medio Oriente y en África y se rezó para que “delante de la impotencia irresponsable de la comunidad internacional la sangre de los mártires cristianos y de las víctimas musulmanas convenza a Europa a la acogida y al socorro de los refugiados.
El genocidio armenio y las víctimas de los regímenes nazi y comunista
Asimismo se evocó a los que murieron por la fe cristiana en otras décadas. “Se recordó a los hermanas y a las hermanas armenios, siro-ortodoxos y siro católicos, caldeos (católicos) y asirios bárbaramente asesinados en el genocidio de los años 1915 a 1918”, en Turquía. Y se recordó a todos los cristianos que en México, en los años 20 “fueron asesinados por odio a la fe”, sin olvidar al cardenal mexicano Juan Jesús Posadas Ocampo, asesinado en 1993, así como al arzobispo de Cali, Colombia, monseñor Isaías Duarte Caucino, y “a todos los pastores que han muerto por su oposición al narcotráfico”.
De Europa se recordó a los cristianos que en España durante la Guerra Civil fueron asesinados por odio a la fe, a todos los que opusieron a la barbarie nazi en nombre de la fe y a los cristianos de todas las confesiones que, bajo los régimenes comunistas en Europa oriental, dieron testimonio de unidad en la prueba: ortodoxos, católicos latinos y orientales, evangélicos. Se mencionó a los “centenares de miles de sacerdotes, monjes , fieles y obispos de la Iglesia ortodoxa rusa que fueron perseguidos durante el totalitarismo soviético”.
Se rezó por acoger la cruz que ha sido plantada en América y orar para que sea iluminada por la resurrección. “Con monseñor Enrique Angelelli, obispo argentino probablemente asesinado por los militares, recordamos todos los que en este continente han defendido las razones del Evangelio del hombre en contextos de violencia de Estado”.
Los fieles siguieron en silencio la ceremonia, acompañando en algunos momentos los cantos y oraciones. Entre otros, estuvo presente el ex secretario de Culto Norberto Padilla (Jorge Rouillon)
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