“¡En este Año jubilar, comenzó diciendo el Pontífice, estamos llamados a redescubrir y recibir con especial intensidad el consolador anuncio de la resurrección: ‘Cristo, mi esperanza ha resucitado!’”.
Con “Cristo resucitado, podemos mirar con ojos y corazón nuevos todo evento de nuestra vida, también los más negativos. Los momentos de oscuridad, de fracaso y de pecado pueden transformase y anunciar un camino nuevo. Cuando hemos tocado el fondo de nuestra miseria y de nuestra debilidad, Cristo resucitado nos da la fuerza para volvernos a levantar. ¡Si nos encomendamos a Él, su gracia nos salva!”, reiteró el Santo Padre a los miles de peregrinos que colmaban la plaza de San Pedro, que acudieron a Roma para las celebraciones de la Semana Santa y que hoy, “lunes del Ángel” o “Pasquetta”, como se lo llama, rezaron con el Pontífice la oración a la Madre de Dios.
“El Señor Crucificado y resucitado es la revelación plena de la misericordia, presente y activa en la historia. He aquí el mensaje pascual, que resuena aún hoy y que resonará durante todo el tiempo de Pentecostés”, subrayó el Papa.
Finalmente el Obispo de Roma alentó a pedirle a María, que permaneció de pie junto a la cruz, que nos ayude a “acoger en plenitud el anuncio pascual de la resurrección, para encarnarlo en lo concreto de nuestra vida cotidiana”. Con el anhelo que la Madre de Dios y Madre nuestra “nos done la certeza de fe, para que cada paso sufrido de nuestro camino, iluminado por la luz de la Pascua, sea bendición y alegría para nosotros y para los demás, en especial para los que sufren a causa del egoísmo y de la indiferencia”.+
Antes de despedirse de los fieles y peregrinos les sugirió leer durante esta Semana de la alegría Pascual el pasaje del Evangelio sobre la Resurrección de Cristo.+
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