Un secuestro “anómalo”, al cual no siguieron reivindicaciones ni tratativas concretas para obtener su liberación.
Monseñor Yohanna Ibrahim, obispo de la diócesis sirio-ortodoxa de Alepo, y monseñor Boulos Yaziji, arzobispo de la diócesis ortodoxa griega de la ciudad, fueron raptados poco antes de las 6 de la tarde en la localidad de Kafr Dael, a aproximadamente 10 km de Alepo. Según algunos testigos, los dos prelados estaban tratando de obtener la liberación de dos sacerdotes, Michel Kayyal (católico armenio) y Maher Mahfouz (ortodoxo griego), secuestrados en febrero del mismo año.
Al llegar ellos a un puesto de bloqueo de las milicias rebeldes, se acercaron al auto en que viajaban los dos obispos algunos hombres armados, quizás yihadistas chechenos, que dispararon contra el vehículo, matando al diácono que conducía y secuestrando a los prelados.
A partir de los testimonios recogidos en las horas posteriores al secuestro, surgió que el grupo estaba compuesto por extranjeros que no hablaban árabe. Sin embargo, desde aquél momento hubo un silencio total sobre el caso, ningún grupo reivindicó el gesto, y hasta hoy no fue posible saber siquiera si los dos obispos metropolitas de Alepo siguen aún con vida.
Por eso, la Iglesia sirio ortodoxa y la Iglesia ortodoxa griega organizaron un encuentro de oración titulado “Nosotros no olvidamos”, que se llevó a cabo el 19 de abril pasado en Beirut, con el objetivo de mantener vivo su recuerdo. En la celebración participaron personalidades políticas y religiosas del Líbano y Medio Oriente.
El patriarca de Antioquía y de todo Oriente, confirmó que “hace tres años que no se sabe nada de ellos”, y exhortó a seguir rezando y pidió que haya una movilización general, internacional por la paz en Siria. “Que estos dos mártires sean un signo de lo que advendrá, una cruz en el camino del pueblo sirio”, expresó.+
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