“Como el viaje cuesta poco y es fácil recibir el visado de turista, muchos pakistaníes llegan a Tailandia, pero pronto su sueño de paz se desvanece”, dijo la agencia Fides.
Tailandia es uno de los países que no firmó la Convención sobre los Refugiados de 1951 ni el posterior Protocolo de 1967. Así que los que llegan al país y comienzan el camino burocrático complejo en las oficinas de la Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR), muy pronto se ven privados de derechos y protección. La visa de turista caduca en un mes y se necesita dinero para extenderla más tiempo y los procedimientos previstos para los solicitantes de asilo pueden tomar de 3 a 5 años.
“En este punto, el refugiado, que oficialmente no es tal, se convierte en un ilegal y un criminal -continúa diciendo Fides-. No puede tener un trabajo legal y no tiene derecho a la asistencia sanitaria. Se ve obligado a situaciones de clandestinidad, y se convierte frecuentemente en víctima de tráficos oscuros y de trabajos serviles.
Las ONG que trabajan en este sector están en contacto con muchos paquistaníes encarcelados acusados de delitos comunes. Las mujeres y los niños son encarcelados sin distinción. Las parroquias, la gente común, algunas organizaciones, les ayudan como pueden, violando casi siempre las disposiciones de la policía”.+
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