Mons. García animó a los matanceros a arraigar la esperanza en los corazones

Mons. García animó a los matanceros a arraigar la esperanza en los corazones

San Justo (Buenos Aires) (AICA): “Queremos como hijos suyos en San Justo cantar su canto de fiesta, vida, lucha y esperanza porque también nos reconocemos mirados en nuestra pobreza, pero con el corazón con ganas de arraigarse en la esperanza que al final ésta ganará. Creemos que ganará la promesa de Dios, ganará, en definitiva, el amor en gestos de misericordia, ganará el que apuesta por construir y unir, no bajar los brazos aunque el entorno claudique porque la verdadera confianza está puesta en el Dios de la Vida que quiere hacer por nosotros grandes cosas”, aseguró el obispo de San Justo, monseñor Eduardo García, al presidir la fiesta de la Asunción de María Virgen en el atrio de la catedral local.
El obispo de San Justo, monseñor Eduardo García, presidió este lunes la fiesta de la Asunción de María Virgen en el atrio de la catedral de los santos Justo y Pastor, reflexionó sobre la esperanza en tiempos “siempre complicados, cada vez más difíciles y que parecen un apocalipsis adelantado”.

El prelado aseguró que frente a estas situaciones siempre “aparece en el cielo una señal prodigiosa; es que la palabra de Dios, desde el Génesis, con el que comienza la Biblia, hasta el Apocalipsis, con el que se cierra, es promesa y esperanza. El final es luz y claridad, victoria y esperanza para sostener la paciencia”.

“Ante el derrotismo de los escépticos desesperanzados, Dios nos reafirma; esta no es una batalla perdida sino que ha sido ganada ya de antemano”, agregó.

El obispo matancero destacó la figura de la Virgen María, en la que “se han hecho carne todas las esperanzas y luchas de los hijos de Dios, porque de ella nació Jesús, el Mesías, el Salvador y Liberador. Jesús no sólo fue venciendo durante su vida a todos los enemigos del hombre, sino que muriendo y resucitando, venció al último de los enemigos, a la muerte”.

“La resurrección de Jesús, que es lo que celebramos siempre en la Eucaristía y la memoria que nunca podemos olvidar, es el triunfo y la victoria que se anuncia para todos los que creemos”, recordó, y sostuvo: “La victoria está decidida, porque Cristo, el hijo de María, ha vencido la muerte. Y la ha vencido por nosotros y para todos nosotros: "Si por un hombre vino la muerte, por un hombre ha venido la resurrección".

“Cantamos con la Virgen un canto de fiesta, vida, lucha y esperanza”, subrayó ante miles de fieles reunidos en la plaza céntrica de San Justo, y aseguró que “es canto de fiesta, vida, lucha y esperanza porque no es un canto a cualquier Dios, sino a un Dios que pone su poder al servicio de la compasión y al que nada de lo humano le es ajeno, sino que, al contrario, le es tan cercano que se hace hombre como nosotros para compartirlo todo con todos”.

El prelado aseguró que es “canto de fiesta, vida, lucha y esperanza porque Dios ha fijado su mirada en una pobre campesina sin aureola, cultura ni riquezas pero con el corazón abierto a la sorpresa de Dios. María es nuestra madre, pero sobre todo, Madre de esperanza para los más pobres y los más crucificados de este mundo. Si María es grande y bienaventurada para siempre es porque Dios es el Dios de los pobres. Lo que tiene de Reina en el cielo, lo tiene por Madre”.

“Es canto de fiesta, vida, lucha y esperanza porque lo que ha sucedido en María es para todos los hombres. Es el triunfo de todo aquel que sabe abrirse a la palabra que se acerca y no le pone trabas para que obre en su vida. Es canto de esperanza porque su triunfo puede ser nuestro triunfo; y esto está ahora en nuestras manos”, añadió.

Monseñor García afirmó que “como pueblo peregrino en San Justo, queremos decirnos y decirle en este día que es ‘nuestra Madre’, queremos aceptar su herencia, queremos reconocernos en ella y desde ella, en nuestra carne los genes del Dios que quiere hacer nuevas todas las cosas”.

“Queremos como hijos suyos en San Justo cantar su canto de fiesta, vida, lucha y esperanza porque también nos reconocemos mirados en nuestra pobreza, pero con el corazón con ganas de arraigarse en la esperanza que al final ésta ganará. Creemos que ganará la promesa de Dios, ganará, en definitiva, el amor en gestos de misericordia, ganará el que apuesta por construir y unir, no bajar los brazos aunque el entorno claudique porque la verdadera confianza está puesta en el Dios de la Vida que quiere hacer por nosotros grandes cosas”, subrayó.

“Y esto, lo que la Palabra de Dios nos dice hoy en esa especie de visión, es lo que creemos, queremos anunciar y luchar para que sea realidad. No estamos solos, ni desamparados, porque San Justo tiene una Madre”, concluyó.+

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